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Confortará mi alma; me guiará por sendas
de justicia por amor de su nombre.
S A L M O S 23 :3

Cuando pensamos en tiendas grandes, usualmente pensamos en todas las cosas que podemos comprar: artículos de oficina, muebles, alimentos, dispositivos electrónicos y diversos artículos exclusivos dentro de sus paredes enormes. Algo que todas estas tiendas tienen en común es su entrada. Pueden vender productos similares, pero hay suficientes variaciones en estas tiendas para diferenciarlas unas de otras. Algo que sobresale de estas tiendas es el potente ruido y la brisa intensa del ártico que les da a los compradores al pasar por las puertas automáticas de entrada.

Algunos las consideran una molestia. Después de todo, ¿qué necesidad hay de tener ese nivel de aire acondicionado cuando la temperatura afuera está bastante agradable? Pero nunca parece haber una sola queja cuando las personas entran a las tiendas en un día caluroso. Cuando la temperatura se eleva y se advierte a las personas que tomen precauciones al estar afuera en el calor, algunas veces la entrada de estas tiendas es lo más parecido que tienen a tomar aire fresco. Nunca hay quejas sobre el aire helado que reciben las personas al entrar acaloradas. Hay un gozo que parece llenar cada rostro de las personas que entran a estos edificios.

Si lo pensamos, nuestras vidas cristianas no son tan diferentes. Seamos realistas. Vivimos en un mundo lleno de dificultades y descontentamiento. Espiritualmente sentimos como si estuviéramos vagando en un desierto. Las personas se enojan al ver las noticias. Están insatisfechas con sus relaciones o sus carreras profesionales. Incluso puede ser que batallen con la idea de encontrar gozo en su iglesia. Por esto, podemos sentirnos deshidratados y exhaustos al tener que lidiar con este nivel de negatividad. Entonces, ¿qué hacemos? Bueno, es un poco obvio, pero ¿qué tan seguido consideramos ir a Dios en oración?

Como en esas tiendas gigantes, el momento en el que entramos a un tiempo intencional de oración podemos encontrar un sentido inmediato de paz y gozo porque nos hemos tomado el tiempo de escapar del «calor» del mundo exterior. Cuando el drama y las frustraciones del mundo parecen llegar al punto de ebullición, en lugar de entrar de lleno a ese calor, tómate el tiempo para ir a Dios en oración y encontrar el gozo que elimina la noción de ese calor y te permite enfocarte en entrar a un lugar intencional de oración.

SEÑOR, ALGUNAS VECES ME ENVUELVO EN TODAS
LAS FRUSTRACIONES DEL MUNDO Y OLVIDO
QUÉ TAN REFRESCANTE PUEDE SER UN TIEMPO
CONTIGO. RECUÉRDAME ESE GOZO CADA VEZ QUE
ORO A TI Y DAME MÁS Y MÁS OPORTUNIDADES
DE PASAR TIEMPO CONTIGO. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H Español)

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