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Ansiedad

May 2, 2023 By lifewaymujeres Leave a Comment

Ansiedad

Por: Scarlet Hiltibidal $14.99

Vivimos en un mundo caído, triste y aterrador. No tenemos que ver los desastres naturales y el caos político en las noticias para entender lo que nuestros cuerpos ya saben. Nuestros cuerpos se enferman. Nuestras mentes son frágiles. La tasa de mortalidad para los seres humanos es demasiado alta. Hay mucho de qué preocuparse, y el mundo está lleno de soluciones defectuosas para nuestras ansiedades.

La verdadera paz viene cuando aprendemos a someter nuestras preocupaciones a la Palabra de Dios. Allí, aprendemos que no podemos arreglarnos a nosotros mismos; no podemos protegernos a nosotros mismos. La Biblia en cambio nos dice que podemos descansar, sabiendo que Jesús caminó en los lugares caídos, tristes y aterradores para rescatarnos y amarnos. Él es el Único que lo arregla. Suya es la única protección que prevalece.

Únete a Scarlet Hiltibidal en este estudio de 8 sesiones para aprender practicas para tomar la perfecta paz que está solo disponible por medio de Dios mientras profundizas en Su Palabra, cultivas la práctica de la oración y vives auténticamente con el apoyo de nuestras comunidades de fe.

Incluye:

  • Ayudas para que el líder guie las preguntas y el diálogo dentro de grupos pequeños.
  • Segmentos de estudio personal para completar entre 8 sesiones en grupo semanales.
  • Ocho videos enriquecedores, aproximadamente de 10-15 minutos por sesión.

Beneficios:

  • Aprender a luchar con tu ansiedad con la Palabra de Dios para que puedas tomar la vida abundante Jesús compró para ti.
  • Darte cuenta de que no estás sola en tu lucha con la ansiedad al darle prioridad a la vida en comunidad y a la confesión en cambio del aislamiento.
  • Practica llevar tus ansiedades a Dios y a conocer la oración como el camino hacia la paz.

Descarga AQUĺ un extracto GRATIS de Ansiedad

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Estoy orando por ti

May 2, 2023 By lifewaymujeres Leave a Comment

Estoy orando por ti

Por: Nancy Guthrie $7.99

Cuando escuchamos que un amigo está luchando, puede ser fácil decir: <<Estoy orando por ti>>, pero más difícil es saber por qué orar realmente. A través de cuarenta pasajes de las Escrituras cuidadosamente escogidos, Nancy Guthrie abre la riqueza de las Escrituras para enseñarnos cómo orar por aquellos que están sufriendo. Ella nos muestra cómo la Biblia nos proporciona un vocabulario para la oración que nos permite pedirle a Dios que logre lo que pretende en y a través del sufrimiento. Nancy nos muestra cómo los propósitos de Dios se revelan incluso en nuestros días más oscuros y nos anima a orar para que Su voluntad se haga en situaciones difíciles.
Cada capítulo incluye:

  • Un pasaje
  • Una breve explicación
  • Una oración por tu amigo

Descarga AQUÍ un extracto GRATIS de Estoy orando por ti

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Plan de Oración Familiar [Mayo]

May 1, 2023 By lifewaymujeres 4 Comments

Comencemos este mes de mayo juntas, en Lifeway Mujeres anhelamos que sea un mes para crecer en tu vida de oración, no solo de forma personal, sino también junto a tu familia. La forma es muy fácil, y te lo explicaremos en tres sencillos pasos:

  1. Lee el pasaje señalado diariamente.
  2. Medita en él o dialoga sobre su contenido con tu familia. En ocasiones te ayudaremos con preguntas que puedes plantear.
  3. Ora con la dirección que el texto te dé, que sea la Escritura la que nutra tus palabras hacia Dios

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¿Cómo reconocer mi insuficiencia?

April 26, 2023 By lifewaymujeres 1 Comment

Por María Renée Pappa de Cattousse

Todo inició en el Edén

«A la vida de Adán y Eva no le faltaba nada; tenían todas las razones para estar perfectamente contentos. Sin embargo, cuando la serpiente le sugirió a Eva que había algo que ella no tenía, algo que necesitaba para ser feliz (la sabiduría que obtendría al comer del árbol prohibido y la experiencia deliciosa de probar su fruto), Eva permitió que la perspectiva de la serpiente le diera forma a la de ella. En vez de contentarse con todas las cosas buenas que había recibido y que la rodeaban, Eva empezó a ver un lugar vacío en su vida, en su dieta, en su conocimiento y experiencia. Su deseo de algo más, algo distinto que la provisión de Dios, junto con sus crecientes dudas sobre la bondad del Señor, la llevaron a buscar algo que pensó que la haría feliz y la satisfaría.
Ah, cómo se le debe haber vuelto amargo aquel bocado en el estómago a medida que caía en la cuenta de la realidad de lo que había hecho».

Después de leer estas líneas en el libro Mejor que el Edén de Nancy Guthrie, el repasar esta porción en mi mente, me ha llevado a pensar en nuestra insuficiencia y reacción humana a necesitar algo más, siempre hay algo más. Adán y Eva tenían lo suficiente, mucho más que eso, tenían lo mejor, la presencia de Dios constante, eso no bastó; hubo algo más que sedujo su corazón. Te recomiendo este libro.

Somos insuficientes

Sé autosuficiente, una invitación que escuchamos muchas veces, pero esa voz también viene de nuestro interior. ¡Tener la capacidad de arreglárnoslas por nosotras mismas! ¿Por qué no intentarlo? La idea es tan seductora cómo quizás para Eva fue comer del fruto prohibido.

De pronto, nos vemos en la necesidad de tomar decisiones, resolver asuntos, cubrir necesidades. Luchamos con nuestras fuerzas «motivándonos» con un: ¡Sí se puede!
Algunas veces parece que lo logramos (espejismos) y la sensación de autosuficiencia se convierte en gasolina para dejar que de manera desmedida confiemos en nosotras mismas ¿verdad? El resultado, arrogancia y orgullo. Cuando nos enfrentamos a la realidad y vemos el límite de nuestras capacidades, entonces enfrentamos insatisfacción, afanes interminables, frustración.

¿Alguna vez imaginaste vivir una pandemia? Hace tres años fuimos informados que estábamos por atravesar una. Independientemente de que nuestra reacción fuera incredulidad o miedo extremo, algo fue evidente: nuestra insuficiencia. No podíamos resolver el problema o impedir que la enfermedad tocara la puerta de nuestros hogares.

El mundo entero estaba expectante, vulnerable, paralizado, pendientes de las medidas de protección recomendadas. Restricciones en horarios, reuniones, dolor, enfermedad angustia y muerte eran las noticias diarias. Incapaces de entender lo que estaba pasando, mucho menos de ser parte de la solución.

Iniciamos con un vistazo en el Edén (pudimos ver la insuficiencia de Eva en estar satisfecha con lo que tenía), luego la pandemia (el mundo entero vulnerable, incapaz de poder impedir que los casos de contagios aumentaran). Reduzcamos el perímetro de nuestra visión y basta un vistazo a un día en nuestra vida cotidiana. Veamos quizás la maternidad, salud, nuestras relaciones interpersonales, trabajo, estudios. ¿Acaso podemos lograr siempre que nuestros planes se lleven a cabo tal como lo tenemos pensado? Necesitamos reconocer nuestra insuficiencia, ¿cómo? Reconociendo nuestros límites pero dando oportunidad a entender que hay algo más.

Dios es suficiente

Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí? (Jer. 32:27 NVI).
¡Esto es suficiencia! Sólo Dios tiene autoridad para decir que no existe algo que no Él pueda hacer. Solamente Él puede respaldar Sus palabras con fidelidad y poder absoluto.

En el Huerto del Edén no había algo que hiciera falta, la mayor provisión: Dios mismo.
El trago amargo se había experimentado, vino la caída, Eva no confió en lo que su Creador dijo que era bueno para ellos. Dios interviene ofreciendo Su plan redentor para restablecer lo que la creación rompió (Gén. 3:15). Muchos creyeron y esperaron en esa promesa. Nosotros podemos ver hacia atrás y maravillarnos de su cumplimiento en Cristo con Su venida, muerte y resurrección. Él es suficiente, lo fue y lo será.

Resulta fácil hacer conjeturas sobre Eva por no confiar en Dios y comer del fruto prohibido. Nosotros tampoco confiamos cuando respondemos insatisfechos a lo que nos ha dado o ha permitido, obramos de manera independiente a lo que ha dicho que nos es bueno. Comemos el fruto prohibido de la autosuficiencia, haciendo según nos parece.

Hemos sido diseñados para estar arraigados en Él y disfrutar de Su presencia, pero ponemos oído a otros ofrecimientos que nos alejan de Su voluntad.

Respecto a nuestra insuficiencia y la suficiencia de Dios hay un tema de trascendencia para los creyentes: la salvación que Dios otorga por gracia. Es necesario que conozcamos las Escrituras porque ellas nos revelan el carácter y los atributos de Dios, nos muestra que de Él es la salvación.

Creer para nuestra salvación, entender que no nos salvamos a nosotros mismos ni podemos salvar a quienes amamos resulta ser una batalla mental y espiritual. Gracias a Dios por Su Palabra que nos enseña y transforma nuestra manera de pensar. Nos hace saber que en ningún lugar hay salvación fuera de la obra de Dios en Cristo (Sal. 62:1; Hech. 2:21; 4:12; Heb. 9:28; 2 Tim. 1:9; Ef. 2:4-10).

¡Que nuestra insuficiencia lejos de producirnos sabor amargo nos haga ver la realidad de nuestra condición, permitiéndonos confiar en Aquel que es suficiente para llamarnos, salvarnos, sostenernos y transformarnos. Experimentando nuestra alma el dulce sabor de Su presencia, cada día en cada circunstancia!


María Renée de Cattousse, pecadora, salvada por gracia, justificada por la fe en la obra de Cristo, redimida por la misericordia de Dios. Es miembro de la Iglesia Reforma en la ciudad de Guatemala. Esposa de Carlton, mamá de Mario René y Valeria. Odontóloga.

Descansa en la obra redentora de Jesús

April 19, 2023 By lifewaymujeres 2 Comments

Nuestro deseo late al querer ganar por nuestro esfuerzo, entrenamos para ganar triatlones, estudiamos para obtener títulos, trabajamos para ser remunerados. Esta vida constantemente nos enseña que solo podemos obtener algo si nos esforzamos lo suficiente, nada llega fácil, nada es gratis.

Y entonces sucede, como un carro a toda velocidad que se estrella contra una pared, nos estrellamos con una lista de obras realizadas y aquellas por hacer, pero frente a nosotras se encuentra un camino libre de acciones y lleno de regalos. Regalos por los cuales no hicimos nada para recibir, ni siquiera amamos a la persona que con ojos amorosos nos espera para poderlos abrir.

¿Por qué nos cuesta tanto descansar?

Porque es tan difícil para nosotros soltar y solo confiar. Porque es demasiado bueno para ser cierto, que se nos ofrezca una vida plena y salir del desierto sin haber pagado un precio abultado tras haber constantemente fracasado. Nos resulta imposible que Alguien desee dar un regalo tan maravilloso sin esperar algo a cambio que sea ostentoso. El humano da algo esperando recibir, el humano es diferente de Aquel que hizo su corazón latir.

La quinta definición que muestra la RAE al referirse a la palabra «descansar» es:
«estar tranquilo y sin cuidado por tener la confianza puesta en algo o alguien».

Y de qué gran Alguien estamos hablando, ¿te has puesto a pensar que quien sostiene tu vida creó las olas del mar? Las estrellas que brillan en el cielo que a millones de kilómetros están o los peces hasta lo más profundo del mar que existen solamente porque a Él le gusta crear. Y así como le gusta crear también disfruta amar y cuidar.

Sus manos clavadas lo hicieron todo

Su voz, suave como una brisa salada nos recuerda una y otra vez que nuestra salvación, el regalo más grande que cualquiera puede obtener, es nuestro y nosotros ni un dedo tuvimos que mover. Qué asombroso amor, nos deja sin palabras. Pero a la vez, en lo profundo de nuestro corazón quebrantado y manchado con el pecado, nos frustra y también nos angustia. ¿Cómo va a ser? No es posible que alguien decida dar sin esperar, amar sin ser amado y buscar para salvar a aquellos que lo crucificaron.

«Él nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según Su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad» (2 Tim. 1:9).

Gracia, un regalo que no merecíamos, no merecemos y nunca vamos a merecer. Eso es lo que Él ha hecho con nosotros. Descansa en el que compró todo porque te ama, el que fue lastimado porque te ama, el que fue rechazado porque te ama, el que murió en el Calvario, adivina porqué, porque te ama. Su Gloriosa vida, muerte y resurrección, que hace unos días celebramos, son evidencia que el Dios glorioso, descendió del cielo para proclamarse como el Dios soberano que puede traer los muertos a la vida si así lo desea, y efectivamente lo deseo, porque nos amó.

Esta vida con dolor está llena de Su amor

Ahora entendiendo este profundo amor, que se nos ha dado por gracia, la preocupación existente en tu vida evidenciada como muerte, falta de recursos, enfermedad, soledad, incertidumbre, traición o cualquier otra complicación, allí en los ríos de lágrimas que brotan de tus ojos, recuerda que Su gracia alcanza. Y no solo alcanza, rebasa eternamente para recordar que Su mano está en control. No se trata de tus habilidades o capacidades sino más bien, de la falta de ellas y tu reconocimiento de soltar las riendas y dejar que Él reine.

Un Rey que sabe qué se siente llorar una muerte, qué se siente el dolor de una traición, qué se siente la frustración. Descansa en que Sus ojos te ven, reconocen tu dolor, permanece contigo y te infunde valor. No desvíes tu mirada porque crees que no mereces Su amor, sino más bien busca Sus ojos reconociendo tu falta de mérito, pero también aceptando Su perfecta relación. Y en medio de la tormentosa tempestad, recuerda que todo esto pronto pasará, que tu futuro no es incierto, que tu corazón ya no deambula por el desierto, que tienes un dueño que te ve con libertad y que Su mano jamás te soltará.

«Miren las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas?» (Mat.6:26).


Mirna Espinoza, guatemalteca con un corazón rebelde que es constantemente corregido por Dios. Salvada por gracia y sin merecerlo. Siempre estudiante y nunca maestra. Sirve al Señor siendo colaboradora para Lifeway Mujeres, en su iglesia local y escribiendo en su blog personal Eufonía, IG: @eufoni.a (para visitarlos solo da clic sobre el nombre del blog y/o sobre nombre de usuario de Instagram)

¿Entiendo realmente que Dios es digno?

April 12, 2023 By lifewaymujeres 1 Comment

¿Entiendo realmente que Dios es digno?
Bendice, alma mía, al Señor,
Y no olvides ninguno de Sus beneficios.
Salmo 103:2

Los seres humanos tenemos un problema de memoria. Nuestro corazón olvidadizo una y otra vez entierra en el pasado las bondades de Dios y tiende a enfocarnos en las carencias y deseos no cumplidos del presente. Creo que por esa razón el rey David, al escribir este salmo, comenzó diciéndose a sí mismo: «No olvides ninguno de los beneficios de Dios». La exhortación sigue en pie para nosotras hoy, y debemos buscar que se convierta en una práctica cotidiana, ¡recordar los beneficios, las bondades del Señor! Justo eso es lo que el autor comienza a hacer a partir del versículo 3 del Salmo 103, enumerar los beneficios, las diferentes formas en que ha experimentado la bondad de Dios.

Dice el Diccionario de la Real Academia Española que bondad es la «cualidad de bueno», y la «inclinación a hacer el bien»; y la Biblia, en reiteradas ocasiones, afirma que Dios es bueno. La bondad de Dios es uno de Sus atributos comunicables. ¿Qué es un atributo comunicable? Algo inherente a la naturaleza de Dios y que nosotras, como criaturas, compartimos con Él. Por ejemplo, podemos manifestar bondad porque Dios es bueno. Sin embargo, no somos inmutables; solo Dios lo es. A esos atributos que solo pueden describirlo a Él se los llama incomunicables.

Entonces, ¿cómo definimos la bondad de Dios? ¿Cómo describirías tú la bondad de Dios?

La bondad de Dios apunta a la perfección de Su naturaleza; Él es bueno en sí mismo, «es el bien supremo».[1] Su bondad se revela en Su amor y en Sus actos. Eso significa que no solo Dios es bueno, siempre, sino que todo lo que hace es bueno. La Escritura declara esta verdad una y otra vez, especialmente en los Salmos (86:5; 105:5; 34:8). Además, nos dice que solo uno es bueno, Dios (Mat. 19:17).

Luego de haber definido la bondad de Dios, y de haber explorado pasajes relacionados de la Escritura, veamos cuál es la primera manifestación de dicha bondad por la que el autor del Salmo 103 expresa su alabanza y gratitud.

Él es el que perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus enfermedades. (v. 3)

¿Qué se dice acerca de Dios en este versículo? El verbo que en este pasaje se tradujo al español como «perdona» viene del hebreo saláj, y quiere decir «absolver». En el Antiguo Testamento, esta palabra solo se utiliza para referirse al perdón que Dios ofrece. Esto es importante porque absolver implica la idea de que la persona queda libre de toda responsabilidad. De modo que, cuando Dios perdona, eso es lo que sucede; quedamos libres de toda responsabilidad por nuestra maldad y pecado gracias a la obra de Cristo.

¿Qué enseña este texto acerca del perdón de Dios? El perdón de Dios abarca todas nuestras iniquidades; no es para unas sí y otras no. Dios no categoriza el pecado para luego otorgar o no Su perdón. Él es Dios perdonador.

¿Has pensado alguna vez en cuán grande e inmerecido es el perdón de Dios? ¡No es de extrañar que esta fuera la primera razón por la que el salmista expresa su alabanza a Dios! No podemos darlo por sentado ni tomarlo a la ligera. El perdón de Dios tuvo un precio, la sangre de Cristo, y es por esa razón que debemos recordarlo a diario. La realidad es que cada día lo necesitamos, porque cada día pecamos, incluso sin ser conscientes de ello.

¿Crees que has hecho algo que Dios no puede perdonar?

Las mujeres a menudo batallan con esa idea, quizá debido a cosas que sucedieron en su pasado como un aborto, una infidelidad, una vida promiscua. Sin embargo, como hemos visto, en Dios encontramos el perdón que nos libera de toda culpa.

Ahora bien, si hay algún pecado que todavía no has confesado al Señor y sientes el peso de la culpa en tu corazón, la Palabra es clara en cuanto al curso a seguir: «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad» (1 Jn. 1:9). Y en el Salmo 51, encontramos un modelo de oración de confesión.

 Ser recipientes de la bondad de Dios, expresada en Su perdón, debe poner en nosotras alabanza, como leemos en el Salmo 103:3. Te invito a hacer una pausa y meditar en estas verdades. Quizá quieras escribir una oración de alabanza y gratitud a Dios por Su perdón.

La segunda parte del versículo 3 es considerada por muchos comentaristas como un paralelo de la primera, donde la frase «sana» es una expresión metafórica para la restauración de la vida en el sentido moral y espiritual. Bien sabemos que, a consecuencia del pecado, sufrimos enfermedades físicas, pero también adversidades y reveses que trastornan nuestra vida, que provocan dolor y tristeza, quebranto. En el Salmo 147:3, encontramos un ejemplo del uso del término «sanar» como un acto de restauración espiritual:

Sana a los quebrantados de corazón
Y venda sus heridas.

Lee el Salmo 41:4. ¿Qué uso se da a la palabra sanar en este ejemplo?
David había experimentado el dolor físico que puede producir el pecado (Sal. 38:1‐8) y también el poder restaurador que trae el perdón (Sal. 32:1‐5).

No obstante, sabemos que nuestro Dios es sanador en el sentido físico y que, si así lo desea, puede sanar también nuestras enfermedades y dolencias de este tipo. En este mundo roto, vivimos expuestos a todo tipo de dolor, físico y emocional; pero, al mismo tiempo, en Cristo, podemos vivir con la mirada puesta en la promesa de una eternidad donde todo eso ya no existirá más.

Nuestro Dios es un Dios bondadoso, que perdona. Es también un Dios que nos regala la esperanza de una vida en plena comunión con Él, sin pecado, sin enfermedad.
¿Cómo habla a tu vida lo que dice el pasaje de hoy acerca de Dios? ¿Cómo puedes identificarte con el mensaje del texto? ¿El pasaje demanda algo de ti?


[1] A. W. Pink, The Attributes of God, (Pensacola, FL: Chapel Library, 2012), pág. 67, edición para Kindle.

La adopción muestra el amor de Dios

April 5, 2023 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Vilma Mata de Méndez

Mi madre quedó huérfana a los 9 años de edad, su madre embarazada, tuvo una caída de un caballo, y murió muy joven dejando a nueve sin madre. Mi abuelo envió a las niñas a vivir con sus hermanas o tías, así vivió mi madre en varios pueblos y provincias con sus tías, ellas la criaron. 

En mi país, República Dominicana, se acostumbraba a que, si a un niño le faltaban o perdía a sus padres, alguien de la familia lo acogía y lo criaba. Por esto es común que todos tengamos hermanos de crianza, así le llamamos. Esto es un tipo de adopción informal.   

Santiago 1:27 
La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. 

Si no estas a favor del aborto, estas en contra, si eres provida estas en contra y debes ser proactiva: adopta un niño. Haz algo. Llegue a mi iglesia donde se promovía que una vez al año se protestara pacíficamente en contra del aborto, cada año en el frío invierno de enero, se contrataban autobuses para ir en caravana a protestar frente al capitolio de San Paul en Minnesota en contra del aborto. El pastor principal era el primero en liderar y acompañarnos, no solo esto, sino que algunos de las familias de los pastores tenían un hijo adoptado en la familia.  

El primer servicio de voluntaria que se me pidió fue ser consejera de madres que querían abortar, y ayudarlas a tomar la decisión de amor de dar a su hijo en adopción. En mi país no entendemos que esto sea un acto de amor, no estaba acostumbrada a esto.  

Dar un hijo en adopción no es un acto de amor, creía yo. 

Adoptar es al mismo tiempo, la tragedia más grande (para la madre biológica) y la más grande misericordia (para el bebé y padres que luchan con la infertilidad): Un niño que no es mi hijo me llama mamá. 

No podía hacer ese trabajo de aconsejar a una joven embarazada que entregue su bebé. No lo entendía. ¿Cómo decirle a esa madre es un acto de amor? Quería convencerla de que se quedara con el bebé, que no lo entregara. Pero si no puede tenerlo, ¿le estoy dando la opción de abortarlo?  

Me gustaría que se quedara con el bebé, pero no es posible. Obviamente, no entendía todo lo que pasaba a mi alrededor.  

Levítico 20:2-3 
Dirás asimismo a los hijos de Israel: Cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a Moloc (en un altar de fuego como sacrificio) de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará.  
Y yo pondré mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo nombre. 

Adopta 

Doy gracias al Señor por mi primera nieta Serenity, adoptada, mi hija Raquel lo ha hecho por mí. Debo abrazar esta decisión, debo gozarme, promover que muchos otros hagan lo mismo, me debo sentir orgullosa de lo que Dios ha hecho en mí. Porque lo que siento por ella es ternura, amor y compasión, ¿cómo no se amaría una bebé así? ¿y si su madre la hubiera abortado?

Ahora veo a mi nieta, y me pregunto, ¿cómo es posible alguien la dejara en ese sistema? ¿Cómo es posible alguien abortara una pequeña así? Doy gracias al Señor por su madre biológica, que sufrió y se enfrentó a todo por traer a esta hermosa niña a la vida.  

Brindémonos para apoyar y ayudar la adopción. 
Si no lo hacemos es como sacrificar a los bebés en el fuego al Dios Moloc.  
Su mamá la amó mucho y escogió darle un lugar en una familia la amara y cuidara. Mi hija y mi yerno están amando en lo que Dios les manda y hacen una obra de amor.  

Dios es padre compasivo del huérfano, del desamparado y de la viuda. Estamos para reflejar la imagen de Dios.  La religión verdadera es cuidar huérfanos y viudas.  

Todos somos adoptados por Dios en Cristo, al recibir a Dios en nuestro corazón, Él nos invita a Su mesa, nos viste de ropas como el hijo prodigo, la mejor, prepara una fiesta. Dios hace fiesta por una oveja, por un alma. No dice hace fiesta por la multitud, sino por uno. 

Quiero apelar, rogar a tu conciencia que te compliques la vida, abras tu corazón a un niño, adopta, aconseja, patrocina, se abuela de muchos, se tía de muchos. En lugar de invertir en un perrito, invierte en un niño. Patrocina, adopta, se padre temporal, abre tu hogar para fines de semana, días feriados, hijos de madres solteras.  

Que ellos vean que es el modelo de un padre, una madre y, hermanos. Que ellos vean lo que significa ser un hombre y una mujer bíblica, que ellos vean el amor de Dios en tus brazos y en tu hogar para con ellos. Haz adopción temporal, abre tu hogar a la hospitalidad.  

Gracias al Señor por las familias que abren su hogar cada vez más. 

Vilma es arquitecta, consejera, coach de mujeres, maestra de estudios bíblicos, esposa de Luis Méndez, madre de cinco: tres hijos y dos yernos. Estudió Fundamentos de Teología en Bethlehem Baptist Church. Es miembro certificado de coach para mujeres de la American Association Christian Counselor. Estudió Consejería Bíblica en Faith Biblical Counseling. Formó parte del liderato de ministerio de mujeres de Bethlehem Baptist Church en Minneapolis, Minnesota donde enseñó estudios bíblicos, bajo el pastor John Piper y Jason Meyer. Actualmente sirve en el Equipamiento y Entrenamiento en Consejería Bíblica junto a su esposo Luis Méndez. Es asesora externa para el Ministerio EZER de la Iglesia Bautista Internacional, bajo su pastor Miguel Núñez.

Plan de Oración Familiar [Abril]

April 1, 2023 By lifewaymujeres 1 Comment

Comencemos este mes de abril juntas, en Lifeway Mujeres anhelamos que sea un mes para crecer en tu vida de oración, no solo de forma personal, sino también junto a tu familia. La forma es muy fácil, y te lo explicaremos en tres sencillos pasos:

  1. Lee el pasaje señalado diariamente.
  2. Medita en él o dialoga sobre su contenido con tu familia. En ocasiones te ayudaremos con preguntas que puedes plantear.
  3. Ora con la dirección que el texto te dé, que sea la Escritura la que nutra tus palabras hacia Dios

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LA VIDA NO HA SIDO NINGUNA ESCALERA DE CRISTAL

March 31, 2023 By lifewaymujeres Leave a Comment

KRISTIE ANYABWILE

Los poemas tienen la capacidad de captar toda una vida en pocas palabras. Comunicar ciertas ideas o historias requeriría volúmenes de prosa, pero pueden comunicarse de forma creativa, sucinta y memorable en un poema. Uno de estos poemas se llama «Mother to Son» [De madre a hijo], escrito por el poeta afroamericano Langston Hughes.

Well, son, I’ll tell you:
Life for me ain’t been no crystal stair.
It’s had tacks in it, and splinters,
And boards torn up,
And places with no carpet on the floor—
Bare.
But all the time
I’se been a-climbin’ on,
And reachin’ landin’s,
And turnin’ corners,

And sometimes goin’ in the dark
Where there ain’t been no light.
So boy, don’t you turn back.
Don’t you set down on the steps
’Cause you finds it’s kinder hard.
Don’t you fall now—
For I’se still goin’, honey,
I’se still climbin’,
And life for me ain’t been no crystal stair.

Bueno, hijo, te diré:
La vida para mí no ha sido ninguna escalera de cristal.
Ha tenido tachuelas y astillas,
Algunos tablones levantados,
Y lugares sin alfombra en el suelo…
vacíos.
Pero en todo momento
Ha sido cuesta arriba,
Llegar a un descanso
Y volver a girar,
y a veces, caminar a oscuras
Donde no hay ninguna luz.
Así que, m’ijo, no te des la vuelta.
No te sientes en los escalones
Porque te resultan un poquito difíciles.
No te caigas, por favor.
Porque la subida sigue, mi amor,

Hay que seguir trepando,
Y la vida para mí no ha sido ninguna escalera de cristal.

Este poema expresa la vida difícil de una madre, pero también ofrece esperanza de que sus tribulaciones no tienen la última palabra. Los descansos a los que se llega, los giros que se dan y el destino final hacen que valgan la pena el dolor y las cicatrices de la subida. ¿Cómo perseveraría un cristiano a través de dificultades como las que ella enfrentó? Este pasaje nos ayudará a responder a esa pregunta. Nos llama a subir la escalera de la vida, hacia el lugar donde el Señor está sentado en el trono y reina para siempre. Demuestra que la perseverancia viene de una perspectiva transformada, la cual nos anima en medio de nuestras pruebas a no darnos la vuelta ni sentarnos en los escalones cuando la vida se ponga difícil, sino a fijar la mirada en Aquel cuya Palabra permanece para siempre.

ESTABLECIDA EN EL CIELO

Tu palabra, Señor, es eterna,
y está firme en los cielos (v. 89).

La Palabra de Dios es el fundamento de todo lo que existe. El Señor estableció la tierra en sus cimientos, para que jamás se mueva (Sal. 104:5). Todos y todo lo que ha existido alguna vez o llegue a existir dependen de la cualidad eterna de la Palabra de Dios. Ningún poder terrenal puede alcanzarla, cambiarla ni torcerla. Sin embargo, la Palabra de Dios no está aislada de Su creación. Tiene un vínculo inseparable con el mundo porque el mundo existe gracias a esa Palabra. Tal como leemos en Génesis 1, Dios habló y fueron creados los cielos y la tierra, mediante Su palabra poderosa y creativa. En Su gracia, Dios ha entretejido Su Palabra y Su mundo.

Su poder, sabiduría y entendimiento se manifiestan en Su Palabra (Isa. 54:10‑11). Las promesas de Dios se manifiestan en Su Palabra, la cual es segura porque Él cumple Su pacto. Es el único que puede prometer con una certeza eterna que Su Palabra es verdad.

PARA TODAS LAS PERSONAS
DE TODOS LOS TIEMPOS

Tu fidelidad permanece para siempre; estableciste la tierra, y quedó firme (v. 90).

En 1 Crónicas 16:1‑7 se nos dice que, cuando el arca de Dios (el lugar de la presencia del Señor entre Su pueblo) se había completado y colocado dentro de la tienda de reunión, y después de que se hicieron las ofrendas y se ofrecieron oraciones por su finalización, el rey David comisionó a los levitas «para que ministraran, dieran gracias y alabaran al Señor, Dios de Israel» (1 Crón. 16:4). El estribillo de la canción que escribió David para esta ocasión festiva y sagrada fue:

¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre! (1 Crón. 16:34).

Por cierto, este se transformó en el estribillo de muchas canciones de David. Era su respuesta a la manera en que Dios se había revelado a Su pueblo y les había mostrado la fidelidada Su pacto y Su bondad. Dios habla fielmente a todas las generaciones porque Su amor permanece por todas las generaciones.

LA PALABRA PERDURA SOBRE
LA AUTORIDAD DE DIOS

Todo subsiste hoy, conforme a tus decretos,
porque todo está a tu servicio (v. 91).

El Señor sustenta el universo por la palabra de Su poder (Heb. 1:3): «Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente» (Col. 1:17). Dios es soberano sobre Su mundo. El cielo y la tierra demuestran Su gobierno y autoridad. Incluso ahora permanecen, pero no por su cuenta y por cierto no gracias a nosotras, sino porque Él gobierna todas las cosas. Ningún propósito humano ni poder de la oscuridad puede quitarle a Dios lo que Él sostiene con el poder de Su Palabra.

EL DELEITE Y LA VIDA

Si tu ley no fuera mi regocijo, la aflicción habría acabado
conmigo. Jamás me olvidaré de tus preceptos, pues con
ellos me has dado vida (vv. 92‑93).

Desde el versículo 92 hasta el final, el salmo adopta una perspectiva más personal. El salmista reflexiona sobre la eficacia de la Palabra de Dios como algo evidente en sus circunstancias personales. Se encuentra en medio de la aflicción. Los malvados complotan para destruirlo. Pero como él medita en la Palabra eterna y perdurable de Dios, sabe que sus tribulaciones son limitadas y temporales. No permanecerán. No tienen ninguna autoridad sobre su vida. La Palabra de Dios sí la tiene. Entonces, él no se concentra en su aflicción, sino en la Palabra de Dios que deleita y da vida.

Sin la Palabra de Dios, es como «caminar a oscuras, donde no hay ninguna luz». Para el creyente que vive en medio de un mundo perverso, no hay deleite. Pero con la Palabra de Dios, podemos entrar al atrio de los malvados armados con la verdad que nos permite pararnos seguras del juicio de Dios más que del juicio del hombre. Por eso, el salmista jamás olvidará la Palabra de Dios. Se apoya en las promesas y los preceptos de Dios y estos son su deleite en la vida en medio de la aflicción, tal como Spurgeon escribió en The Golden Alphabet [El alfabeto dorado]:

¡Qué bendición es tener los preceptos escritos en el corazón
con el bolígrafo dorado de la experiencia y grabados en
la memoria con el estilete divino de la gracia! El olvido es
un gran mal en cuestiones sagradas.

¿Conoces esa sensación satisfactoria que experimentas cuando tuviste algo en la punta de la lengua todo el día y por fin lo recuerdas (en general, a eso de las tres de la mañana)? ¡Cuánto más satisfactorio es recordar la Palabra de Dios! No solo satisface, sino que también nos revive, nos da vida y nos sustenta.

LA PALABRA ES ACCESIBLE

Jamás me olvidaré de tus preceptos, pues con ellos me has dado vida. ¡Sálvame, pues te pertenezco y escudriño tú preceptos! Los impíos me acechan para destruirme, pero yo me esfuerzo por entender tus estatutos (vv. 93‑95).

Estos versículos nos ayudan a meditar en la accesibilidad, la influencia y el poder de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios implantada en nuestro corazón no vuelve vacía. Permanece con nosotras, a veces en forma latente, y Dios la usa para darnos vida. Como lo expresó Spurgeon: «Aquello que estimula el corazón sin duda estimula también la memoria». El salmista ora para que Dios lo salve (v. 94a), y luego proporciona la evidencia de que pertenece a Dios; en concreto, que ha escudriñado Sus preceptos (v. 94b). En otras palabras, apela a Dios con seguridad, apoyado en su relación con Él.

El salmista podría haber considerado su aprieto a la luz de sus enemigos. En cambio, consideró a sus enemigos a la luz de su Señor. Nada podría darle tal confianza para pedir excepto la seguridad de saber que pertenecía a Dios y que Dios escuchaba y respondía. Precisamente porque los cristianos pertenecemos a Dios, sabemos que Él nos escucha y responde a nuestro clamor. Solo esta garantía de la pertenencia inspira la clase de osadía santa que vemos en el salmista. Esta seguridad nos da el valor para seguir trepando, llegar a descansos y volver a girar.

Todas tenemos enemigos… el mundo, la carne y el diablo. Siempre conspiran en nuestra contra. Nuestro enemigo merodea como un león, buscando a quién devorar, y nosotras debemos resistirlo y estar firmes en nuestra fe (1 Ped. 5:8‑9a), al meditar en la Palabra fiel del Señor.

LA PALABRA NO TIENE LÍMITES

He visto que aun la perfección tiene sus límites; ¡solo tus mandamientos son infinitos! (v. 96).

El poder y la autoridad de Dios se extienden a toda nación, lengua y tribu; a todo grupo económico y clase social; a ambos géneros y a cada orientación sexual; a cada ideología política y filosófica; a toda edad y habilidad y a cada pecador y a cada santo. Hasta ahora, hemos hablado de «la Palabra», como si fuera meramente lo que proviene de Dios. La Palabra es más que eso. Tal como Dios nos lo revela en el Nuevo Testamento, la Palabra es una persona. La Palabra es Cristo.

En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. El que es la Palabra existía en el principio con Dios. Dios creó todas las cosas por medio de él, y nada fue creado sin él. La Palabra le dio vida a todo lo creado, y su vida trajo luz a todos
(Juan 1:1‑4, NTV).

Además…

… la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre
nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad.
Y hemos visto su gloria, la gloria del único
Hijo del Padre (Juan 1:14, NTV).

La Palabra que creó el mundo es la misma que lo sustenta hasta hoy. Y es el mismísimo Jesucristo, el cual es tanto Dios como hombre. La perseverancia duradera en la aflicción no viene al alcanzar hitos terrenales, como subir escalones y llegar a un descanso (como los que mencionaba la madre en el poema que vimos antes). La perseverancia que permanece viene solo a través de una relación con Jesucristo, Aquel en quien y por quien vemos «abrirse el cielo, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre» (Juan 1:51).

Jesús sin duda sabía y recitaba el Salmo 119 en canto y en oración porque conocía la necesidad y el valor de la obediencia en medio de las dificultades. Es maravilloso que nuestro Salvador haya rogado que la copa de juicio de Dios pasara de Él pero, aun así, haya cumplido la voluntad de Su Padre con obediencia. Es aleccionador que el Padre haya respondido al ruego de Jesús diciendo: No, esta es tu copa; debes beberla entera, porque esta es mi voluntad para ti. Y Jesús obedeció. Llevó sobre sí todo el peso de la ira de Dios al morir en la cruz por nosotros. Tres días más tarde, se levantó de la tumba, demostró Su poder sobre el pecado y la muerte y garantizó la vida de resurrección para nosotras cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y confiamos en Él. Y ese es solo el principio. A medida que concentramos nuestro corazón y nuestra mente en la Palabra de Dios, Él continúa transformándonos más y más a la semejanza de Su Hijo.

Todos experimentarán problemas, dolor, angustias y aflicción. Tal vez estás buscando trabajo y te preocupan tus finanzas; quizás tienes una relación difícil con tu cónyuge o tu pareja y no estás segura de cómo avanzar; tal vez estás cuidando a padres enfermos, deseas mostrar tu apoyo pero te sientes agotada y abrumada. Quizás estás luchando con una adicción o con algún pecado sexual en secreto y te pone nerviosa hablarlo con el líder de un grupo pequeño o con un pastor; tal vez eres una joven mamá que está pasando un tiempo difícil, te cuesta mantener los ojos y el corazón abiertos a los que tanto te necesitan y te exigen; quizás eres una viuda que está intentando encontrarle sentido a la vida sin su compañero o puede ser que te esté costando perdonar y que no puedas ver más allá de la amargura y el enojo. O quizás, o quizás, o quizás… Sin duda, para todas nosotras, la vida no ha sido ninguna escalera de cristal.

No deberíamos sorprendernos cuando lleguen dificultades a probarnos, como si nos estuviera sucediendo algo extraño. En cambio, podemos (y deberíamos) regocijarnos en nuestras pruebas (1 Ped. 4:12‑13). Esto no es un llamado a anhelar el sufrimiento y sus desafíos. Nadie espera con ansias las dificultades ni le pide a Dios que las apile sobre sí. No. Pero sí nos regocijamos en el fruto espiritual que producen nuestras pruebas en nosotras (Sant. 1:3‑4). Junto con el salmista, recibimos consuelo en la aflicción al deleitarnos en la Palabra de Dios. En el poema «Mother to Son», la madre fue sincera con su hijo respecto a la realidad de las tribulaciones en la vida, pero también fue firme al alentar a su hijo a perseverar tal como ella había perseverado. Los cristianos somos llamados a algo más que soportar en nuestras propias fuerzas. Nuestro sufrimiento y tribulaciones deben hacernos madurar y llevarnos a depender más de Cristo. Perseveramos por Su poder que obra en nosotras. Nuestros problemas son peldaños hacia la perseverancia y un camino al gozo.

A veces, lo último que quieres hacer cuando estás sufriendo o te sientes cansada o preocupada es tomar tu Biblia. Quizás estés exhausta, herida, avergonzada, enojada, amargada, abrumada o preocupada. Pero si estás absorta en la Palabra eterna y perdurable de Dios —y ves tus circunstancias pasajeras a la luz de Su Palabra—, encontrarás luz y vida y la capacidad de perseverar en el peor de los tiempos.

Tu palabra, Señor, es eterna, y está firme
en los cielos (v. 89).


Devocional de Sus testimonios, mi porción (B&H Español)

No desperdicies tus emociones

March 29, 2023 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Ale Sura

Abres las primeras páginas de tu Biblia y te encuentras con el primer libro: Génesis. En la primera página, se presenta a Dios sintiendo complacencia de Su creación. Unos minutos más de lectura y se presenta la historia del primer hombre. Adán refleja a su Creador de muchas maneras, incluida la emocional. Esto se hace evidente cuando conoce a su esposa. Adán se siente tan complacido al conocerla, ¡que del gusto le dedica una serenata!1

Somos emocionales porque somos hechos a la imagen de un Dios emocional. Cuando observamos la forma en que Dios se describe a sí mismo en Su Palabra, descubrimos que conoce todas las emociones de forma perfecta y sin pecado.2 En la Biblia, vemos a Dios sentir compasión (Mat. 20:34); cantar y alegrarse con Su pueblo (Sof. 3:17); tener ira santa (Ezeq. 5:13); expresar enojo (Isa. 63:10); tener celos santos (Ex. 20:5); amar con pasión (Jer. 31:3; Os. 11:1; Mar. 10:21); ¡Dios es amor! (1 Jn. 4:8).

Al leer esta lista, podríamos llegar a imaginar al Dios de la Biblia como a un ser humano. Esa era la forma en que la antigua Grecia imaginaba a sus dioses: seres poderosos pero caprichosos y volátiles. Nada podría estar más lejos de la realidad del verdadero Dios. Aunque nuestras emociones son un reflejo de las de Dios, no debemos cometer el error de pensar que Dios experimenta las emociones de igual manera que nosotros. Vemos pasajes que, por ejemplo, describen la aflicción de Dios; sin embargo, cuando leemos estos pasajes, debemos entenderlos como una expresión de un dolor perfecto y un descontento santo. Es decir, Dios nunca se encierra en su habitación a llorar por la maldad del mundo. Junto con su aflicción también hay omnisciencia, completa paz y completa estabilidad.

La teología sistemática nombra este atributo divino como «la impasibilidad de Dios». Esta señala que Dios no se deja llevar por pasiones ni puede sufrir de la manera en que nosotros sufrimos. Richard Lints detalla los malentendidos que pueden surgir con respecto a este atributo de Dios y Su capacidad de experimentar emociones:

… la impasibilidad de Dios (es decir, que Dios no sufre) ha sido objeto de una crítica considerable, en gran medida porque (se supone erróneamente) que la falta de sufrimiento conlleva la falta de emoción, ya sea de deleite o de tristeza. Sin embargo (así dice la crítica) Dios a menudo se deleita en el bien de su orden creado, y también se entristece por la corrupción de sus criaturas y por lo tanto (aquí va la crítica) Dios no puede ser impasible. En respuesta a este tipo de críticas, se debe decir que la impasibilidad de Dios no ha sido entendida por la iglesia a través de los siglos como que implica que Dios no tiene emociones, sino simplemente que Dios no sufre en su naturaleza divina.3

Entendemos, por consiguiente, que Dios no depende de Su creación en cuanto a Sus emociones. Estas fluyen de Su naturaleza omnisciente y santa. Dios no es inestable, sino inmutable, incluidas

Sus emociones. Comprender esto es importante porque nos revela una realidad fundamental para el desarrollo de nuestra relación personal con Él. Al mismo tiempo, siempre es imperativo proteger nuestro entendimiento de Sus atributos y no confundir Su naturaleza, la cual «no cambia como los astros ni se mueve como las sombras».4

Este atributo en particular nos provee la confianza que necesitamos para acudir con confianza a Él. Lejos de ser indiferente, Dios es profunda y perfectamente emotivo. Dios no tiene «cambios de humor». La misericordia y ternura que nos tiene son perfectas, Su amor es incesante. Es justamente por esta cualidad inigualable que solo podemos descansar en Él. Nadie nos ofrece la misma compasión, fidelidad y paciencia. Aunque nosotros seamos infieles, Dios nunca deja de ser fiel5 en Su obra y amor por nosotros.

A Dios le encanta hablar de emociones

El rey David, Ana, Jeremías, Elías, Job, María la madre de Jesús, el apóstol Juan y Pablo son parte de los muchos ejemplos bíblicos de hombres y mujeres que expresaron sus emociones y derramaron sus corazones ante el Señor sin preocuparse de ser «políticamente correctos». Las muchas ilustraciones de esta realidad nos sirven de ejemplo y de consuelo porque ¡podemos hacer lo mismo! Si tiendes a tener tu vida de fe en un compartimento y tus emociones en otro, ha llegado el momento de sacar ambas y colocarlas sobre la mesa. Tanto tu vida de fe como tus emociones son piezas del mismo rompecabezas y forman una imagen hermosa que refleja al Creador de las emociones.

El Señor nos concedió las emociones para nuestro bien y para Su gloria. La Biblia nos demuestra esto en casi todos los libros que la componen. Tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento vemos personas que ilustran lo que es vivir en este mundo y cómo sería en la práctica lidiar bien o mal con nuestros sentimientos. Esto se evidencia en su actuar, sus discursos y en sus encuentros con Dios. Las Escrituras descubren la intimidad de su corazón en oraciones, poemas y canciones que evidencian emociones básicas como ira, alegría, sorpresa o temor. También toman en cuenta sentimientos y actitudes más complejos, como los celos, el resentimiento, la vergüenza, la decepción, el lamento, el amor, la gratitud y la amargura.

Las emociones no son la única llave para la madurez espiritual, pero al leer las Escrituras descubrimos constantes menciones de la vida emocional de las personas y la influencia que estas tienen en el crecimiento de su relación con Dios y con los demás. Cuando tomamos el área emocional con seriedad, aprenderemos a ser más como Jesús, quien se tomaba mucho tiempo para conversar con Su Padre. Era necesario para mantenerse anclado en la verdad objetiva revelada en las Escrituras y a través de la revelación del Espíritu Santo. Nosotros también estamos llamados a hacer lo mismo.

¡Consideremos detenidamente nuestro corazón!
Es indispensable hacerlo para crecer y parecernos más a Cristo.


1 Gén. 2:23
2 Ex. 34:6‑7
3 Richard Lints, ensayo: Los Atributos de Dios. https://www.coalicionporelevangelio.org/ ensayo/atributos-dios/. Publicado originalmente en The Gospel Coalition.
4 Sant. 1:17
5 2 Tim. 2:13

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