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Karla de Fernández

Madres de hijos rebeldes

May 27, 2020 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por: Karla de Fernández

La historia maternal de la mamá de Sansón es hermosa y también dramática. A ella se le conoce como la esposa de Manoa, la madre de Sansón. (Jueces 13:1-2). 

El Señor eligió a la mujer de Manoa como madre del varón que, durante su tiempo, salvaría a Israel del poder de los filisteos. Ese era el propósito divino para su vida aún desde antes de nacer. Ella acababa de recibir una noticia que no esperaba y que ni imaginaba que el Dios de los cielos le revelaría. Ella le contó a su esposo todo lo sucedido (Jueces 13:6-7).

¿Recuerdas la emoción que tuviste cuando supiste que serías madre? Esos latidos más veloces de lo normal, el temblor en las extremidades y esa sensación extraña en el diafragma. ¡Imagina lo que esa mujer experimentó! Estaba recibiendo la noticia de que contra todo pronóstico (pues era estéril) ella sería madre de un niño, y no solo eso, él había sido elegido desde antes de ser concebido para que fuera usado por el Dios Todopoderoso para librar a Su pueblo. 

¿Puedes imaginar lo que pasó por la mente y corazón de esa mujer? ¿Cuál habría sido tu reacción?  No se registra alguna oración hecha por parte de la esposa de Manoa, pero siendo del pueblo de Israel y habiendo escuchado la Palabra que dice: “él comenzará a salvar a Israel de los filisteos”, era evidente que ellos habían sido elegidos para traer a esta tierra a un varón de Dios.

¿Imaginas las conversaciones que tuvieron durante los meses de gestación?  Dios les dijo que su hijo sería un salvador para el pueblo. De seguro ella meditaba mucho en esas cosas y quizás se preguntaba, ¿Será fuerte? ¿Qué hará Dios a través de él? Mientras tanto, la barriga crecía y crecía, y con ella las expectativas y los sueños para el niño. Y eso pasa con nosotras también ¿no es cierto? Cuando estamos en espera de nuestros hijos y leemos la Palabra de Dios y sus promesas, nuestro amor crece y las expectativas también. No conozco una sola madre que en el tiempo de gestación haya pensado en que su hijo sería rebelde o desobediente a sus padres. Es como si olvidáramos por unos meses la condición caída con la que nacemos todos, e imaginamos a nuestros hijos siendo casi perfectos, idealizando para ellos una vida perfecta. 

Y el día llegó: Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo (Jueces 13:24). La promesa empezaba a cumplirse y lo que Dios había mencionado empezaba a suceder delante de sus ojos: “Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol” (Jueces 13:25). El niño era un milagro. Qué alegría debieron haber experimentado Manoa y su mujer. Sin embargo, el capítulo 14 corta la respiración con una declaración de Sansón: Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer (Jueces 14:1-2).

¿Qué pasó? Se suponía que sería el libertador del pueblo, que él lucharía contra los filisteos, no que debía convertirse en uno de ellos. Sus padres le preguntaron: “¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada.”  (Jueces 14:3) Es probable que Manoa y su mujer experimentaron una profunda angustia y ansiedad. ¿Te has visto en una situación similar?

Aunque todo lo que acontezca con nuestros hijos carezca de sentido a nuestros ojos terrenales, aunque a nuestro parecer esas promesas tardan en cumplirse o no parecen llegar nunca, no olvidemos que Dios tiene el control y que Él cumplirá lo prometido y su propósito divino y natural en nuestros hijos. Eso mismo estaban experimentando los padres de Sansón, y por eso leemos, “Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los filisteos; pues en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel” (Jueces 14:4). 

Nuestros ojos no deben estar en las circunstancias, no debemos dejar de mirar hacia arriba, hacia lo eterno pues es Dios quien de manera providencial actúa en la vida de nuestros hijos para cumplir sus planes y propósitos en ellos y a través de ellos. Aun cuando no entendamos del todo lo que está sucediendo, mantengámonos firmes en nuestra fe, confiando en que “todas las cosas ayudan a bien a quienes aman a Dios, a los que conforme a sus propósitos han sido llamados” (Ro. 8:28, Paráfrasis) y que el que comenzó en nuestros hijos la buena obra, la terminará (Fil 1:6).

Aun cuando pareciera que nuestros hijos están en un lugar que “a nuestros ojos” no es el correcto, no debemos olvidar que si Dios ha prometido algo para ellos, será cumplido a su manera, en su tiempo y de acuerdo a su voluntad. Nuestro deber es seguir adorando y clamando al Señor que tiene control absoluto sobre todas las cosas, incluidos nuestros hijos. Aférrate a las promesas del cuidado y la providencia de Dios aun cuando tus hijos estén errantes, cuando estén en rebelión contra ti y ¡clama por ellos! Que en este tiempo Dios hable a su corazón, que se revele a ellos y les haga saber que separados de Él, nada podrán hacer.

La vida de Sansón no fue sencilla, tuvo un matrimonio fallido, era iracundo, fue promiscuo, débil por las mujeres. Algo que llama mi atención es que, aunque tenía voto nazareo, no tenía comunión con Dios, no se habla de ella como con otros personajes de la Biblia, claro que él sabía y conocía de Dios, pero tenía más debilidad o deseo por las mujeres, que por la presencia de Dios. Todos conocemos lo más conocido de su historia. Se enamoró de Dalila tan perdidamente que le reveló su corazón y el secreto de su fuerza para al final terminar siendo esclavo de los filisteos. 

Sansón clama a Dios (Jue. 16:28) y tiró las columnas del templo en el que se encontraban, mató a los filisteos y murió cumpliendo el propósito que Dios tenía para él. No es un final feliz si lo vemos de manera fría. No es lo que una madre  espera que le suceda a su hijo cuando Dios le dice que en él se cumplirá su propósito. No es lo que una madre anhela cuando desde niño lo instruye para ser un hombre que ame y honre a Dios. 

Es muy probable que si vemos esta historia desde una perspectiva terrenal se nos haga injusto el desenlace al darle la oportunidad a una mujer estéril de concebir a un niño que parecía ser perfecto y al final morir de una manera humillante cuando quizás pudo haberlo hecho de otra forma. Pero en la perspectiva divina, el propósito por el cual nació y creció cumplió con los planes de Dios y salvó a su pueblo.

Como madres tenemos expectativas de nuestros hijos, buscamos siempre darles lo mejor, cubrirlos, protegerlos, amarlos aun cuando su actitud, su conducta y carácter no son lo que pudiéramos desear, pero al final del día, nosotras somos quienes los guían, quienes los instruyen, quienes les daremos identidad, seguridad, formación y quienes lloraremos clamando al Señor día y noche por ellos. Nosotras los instruimos en el temor del Señor y a amarle con todo su corazón. Pero amada amiga, ellos vivirán su propia historia, tendrán sus caídas y sus victorias. Gozarán de las buenas decisiones y sufrirán las consecuencias de las malas, pero, que nada de eso nos aparte la mirada de lo que Dios hará a través de ellos.

La mujer de Manoa fue la elegida para ser madre de Sansón. Tú has sido elegida para ser madre de tus hijos. Más allá de las decisiones de ellos, tú y yo hemos sido llamadas a ser la madre de esos seres humanos que necesitan oración “de por vida”, amor “incondicional” para siempre, oraciones que levanten su vida como probablemente las hacíamos desde antes de que nacieran, tanto o más amor del que teníamos antes de darnos angustias en lugar de alegrías. 

Ellos son nuestros hijos, clamemos a Dios por ellos, para que el propósito divino y natural que Dios tiene para cada uno sea cumplido conforme a su voluntad y aprovechemos las oportunidades que se nos presentan para hablarles acerca del evangelio y que ellos puedan fijar su mirada en lo eterno y no en lo terrenal.

Este es un fragmento del libro Hogar bajo Su gracia, si deseas explorar este u otros temas puedes adquirirlo acá en este enlace.

Karla de Fernández. Nacida en México, es hija y sierva de Dios por gracia, esposa y madre como privilegio. Tiene su blog desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios. Es la coordinadora de Iniciativas para mujeres Soldados de Jesucristo y dirige el podcast “Mujeres en Su Palabra.” Es la autora del libro “Hogar bajo Su gracia.” Puedes seguirla en Blog, Facebook y Twitter.

Mamás ausentes

May 9, 2020 By lifewaymujeres 1 Comment

Por  Karla de Fernández

Durante mucho tiempo fui una mamá ausente. Presente en cuerpo, pero totalmente ausente de mi hogar y de mis hijos. Me mimetizaba con la computadora, con el libro que estu- viera leyendo o simplemente con lo que estuviera haciendo o pensando. 

Debo confesar que en muchísimas ocasiones usé los estudios bíblicos en línea, blogs y videos cristianos para ausentarme emocionalmente de mi hogar. Eran una oportunidad para huir de la rutina diaria. Pasaba horas en el celular y me olvidaba por completo de mis hijos, aunque ellos estuvieran sentados a mi lado. Me excusaba diciendo que no tenía nada de malo porque estaba buscando a Dios. Pero en mi interior sabía que no era correcto, de hecho, luchaba siempre con esa actitud, me arrepentía y planeaba que ya no sería así, mientras lloraba amargamente en las escaleras de mi hogar cuando mis hijos estaban en la escuela. 

Pero por la tarde, cuando los gritos y las rabietas de los niños alteraban mi zona de confort, cuando salía al corredor y me encontraba con una montaña de ropa que lavar, pañales sucios que cambiar por décima vez, tareas escolares con niños que no ponen atención por querer salir a jugar, citatorios al colegio y a eso agrégale que, aunque mi esposo trabajaba diez horas al día, la economía del hogar no iba nada bien, así que terminaba explotando en gritos y llanto. 

Ahora me doy cuenta de que yo era una olla a presión quedándose poco a poco sin agua y me rodeaban unas mini ollitas a presión sonando todas juntas. Su ruido ensordecedor decía algo así como: «¡Mami, mami, mami, mami!». No podía huir a ningún lado físicamente, entonces mi escape rápido lo encontraba en internet y las redes sociales. «No molesten a mami que está muuuuy ocupada». ¡Ah! La presión era tanta que no sabía cómo controlarla, prefería evadirlo todo. Mi problema en realidad no era lo externo sino la necesidad que mi alma tenía de Dios y no sabía cómo reconectarme con Él. ¿Te ha pasado que quieres hacer todo y terminas haciendo nada y sumamente frustrada? Bueno, así estaba yo, y aunque oraba y tenía devocionales diarios, me sentía vacía. Necesitaba de Dios con desesperación. Puedo decir que entendía un poco el sentir del Salmista cuando exclama: 

«Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas». Salmos 63:1 

Me sentía seca, tenía un oasis de agua fresca frente a mí todas las mañanas al abrir mi Biblia. Sin embargo, no llegaba a satisfacer mi sed. Era obvio que esa sequedad estaba afectándome en mi relación con mis niños porque me ausentaba, aunque los tuviera en mis piernas o hasta cuando estaba amamantando a mi bebé. 

… quizás sea la depresión post parto. 

… tal vez es porque no salgo. 

… ¿será que necesito salir con amigas?

Pero no necesitaba eso, no quería eso. Quería conectarme con Dios y eso me tenía mal. Estaba en un desierto, pero no me daba cuenta de que a ese desierto me estaba llevando a mis hijos. Hay veces en que no es intencional el ser mamás ausentes, pero lastimosamente, en la mayoría de los casos, es así. Nos ausentamos pensando en nosotras mismas, sin importarnos mucho los que están a nuestro alrededor, en especial, nuestros hijos. 

Debo recordar que cada día se trata de morir a uno mismo y vivir para agradar a Dios, buscar Su reino y no construir nuestro reinito personal. En mi búsqueda desesperada de Dios, cometí el error de olvidarme de mis hijos. No estaba pensando correctamente en cuanto al evangelio. Quería estar bien con Dios, aunque descuidando el llamado que tengo como mujer que Él creó, como esposa y como mamá que me ha permitido ser. Estaba lejos de hacer Su voluntad y solo buscaba a Dios por razones egoístas, aunque en mi interior lo anhelaba y mi alma le necesitaba, solo lo buscaba para sentirme bien conmigo misma. Para ausentarme de mis responsabilidades y no para hacer Su voluntad, porque era claro que no la estaba haciendo. 

«Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». Mateo 6:33, lbla

Estamos de paso en esta tierra, somos peregrinos, este no es nuestro hogar. No perdamos un tiempo que no volverá. Vivamos aprovechando bien el tiempo con nuestro esposo, con nuestros hijos y con las personas que están a nuestro alrededor, mostrándoles la gracia de Dios, sabiendo que esta es la antesala de la eternidad, esa es nuestra meta, nuestra morada final.

Este es un fragmento del libro Hogar bajo Su gracia. Si deseas nutrirte más en este tema puedes adquirir el libro visitando la pestaña de LIBROS en nuestro blog: www.lifewaymujeres.com. <—

Karla de Fernández. Nacida en México, es hija y sierva de Dios por gracia, esposa y madre como privilegio. Tiene su blog desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios. Es la coordinadora de Iniciativas para mujeres Soldados de Jesucristo y dirige el podcast “Mujeres en Su Palabra.” Es la autora del libro “Hogar bajo Su gracia.” Puedes seguirla en Blog, Facebook y Twitter.

Ya no siento amor por mi pareja.

February 5, 2020 By lifewaymujeres 20 Comments

Por Karla de Fernández.

“Ya no siento amor por mi pareja”. Sí, con pena reconozco que esa frase la usé muchísimas veces, no solo cuando hablaba con mis hermanas, sino en mis oraciones también. Realmente estaba convencida de que ya no amaba más al hombre que delante de Dios había prometido amar hasta que la muerte nos separara.

 ¿Sabes? he conocido a hombres y mujeres que me han expresado que ellos tampoco sienten amor por su pareja. El matrimonio es un reflejo de la unión de Cristo y Su Iglesia, y nuestros matrimonios deben reflejar esa unión, perdón y reconciliación. 

Las mujeres podemos ser tentadas a desear vivir en una película romántica. Pero debemos entender que el matrimonio tiene un fin más poderoso, con implicaciones eternas, una herramienta viva de las buenas noticias de Dios a la humanidad. 

¿Por qué dejamos de amar?

El pecado, el egoísmo y el orgullo matan el amor. Nos centramos tanto en nosotros mismos (hombres y mujeres), en nuestra felicidad, en recibir atenciones y en ser el centro. Pero si cada uno de nosotros se dedicara a hacer feliz al otro, entonces seríamos felices ambos. Si nutriéramos el corazón y los afectos del otro, permaneceríamos enamorados por toda la vida. Pero, estamos acostumbrados a recibir y nos olvidamos de dar.

El pecado lo arruina todo, tristemente cuando pensamos en el pecado en nuestro matrimonio, no pensamos en el nuestro. Nos enfocamos en todo lo que nuestro cónyuge hace o no hace. Cuán lejos está esto del consejo de Dios. Una y otra vez la Biblia nos invita a escarbar nuestro corazón, analizar nuestros motivos y reconocer la viga en nuestros ojos antes de pretender sacar la paja del ojo ajeno.

Nos sorprendería saber cuántas familias cristianas se sienten atrapadas en esta situación.

Sin embargo, siempre que haya vida, hay esperanza. Siempre que haya uno que esté dispuesto a recuperar el amor, se puede lograr porque contrario a lo que muchos creen, el amor es una decisión y no un sentimiento. Así que siempre es posible volver a amar.

¿Qué hacer?

Lo primero que debemos preguntarnos y responder con total sinceridad es, ¿Cómo está mi relación con Dios? ¿Mi tiempo de oración y lectura de la Biblia es constante?

Recordemos que según esté nuestra relación con Dios así estará nuestra relación con otros, es decir, mientras más cerca estamos de Dios se nos hará más sencillo relacionarnos con quienes nos rodean. Saber que Dios nos ama, nos perdona, nos acepta nos hace más sencillo el amar, perdonar y aceptar a otros. Cuando olvidamos eso, nos será difícil expresarlo o vivirlo. 

Con esto no quiero decir que porque hemos dejado de amar a nuestro esposo, también hemos dejado de amar a Dios, no. Pero es probable que hemos olvidado la belleza del amor de Dios para con nosotras, quien nos amó cuando menos lo merecíamos y cuando menos lo esperábamos.

Recuerda

El amor es una decisión, no son sentimientos y emociones. Son acciones que tomamos a favor del bien del otro. Hemos recibido un amor perfecto de parte de Dios que solo por Su gracia y Espíritu podemos dar y reflejar.  

“El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Cor. 13:4-7).

Al final del día, amamos porque Dios nos amó primero.

No camines sola

Dios nos llamó a estar en comunidad, pertenecer a una iglesia local es un regalo del cielo. Es ahí donde podemos encontrar mujeres en quien confiar, mayores en la fe, cimentadas en la Palabra que nos acompañen en oración y consejo. No estás sola. 

¿Recuerdas Tito 2:4? 

“que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos”.

Mujeres con más experiencia, sabiduría y madurez espiritual pueden enseñarte a amar a tu esposo, no pierdas la fe.

No guardes silencio, compartir nuestras cargas y debilidades nos coloca en una posición humilde que nos permite recibir consejo y ayuda. La vida cristiana se vive en comunidad. Somos un cuerpo. 

El fundamento es Cristo

Es solo por el amor de Cristo en y por nosotras, que podemos mostrar gracia, compasión, bondad, mansedumbre y humildad hacia nuestro esposo. Debemos ver a Cristo en nuestras circunstancias y crecer en semejanza a Él. Las emociones y sentimientos surgirán como consecuencia de la obediencia. No al revés. 

Es muy probable que vivamos con anhelos y deseos que nunca lleguen a cumplirse, pero eso no debe detenernos en dar de gracia lo que de gracia hemos recibido. Ya sea que nuestro esposo responda de manera amorosa o no, sea que él siga con nosotras o nos abandone, Dios bendecirá nuestra obediencia, nuestra fidelidad a Él y al pacto que hicimos.

Decidamos mostrar a nuestras familias que estamos llenas del amor de Jesús. Decidamos ser instrumentos de gracia y amor a nuestro esposo. Amemos como lo prometimos, todos los días hasta que la muerte nos separe. Dios nos dé la fuerza e impulso para cumplir ese glorioso llamado. 

No olvides que en Cristo hay esperanza. Él es el fundamento de nuestro matrimonio, nuestra roca fuerte. Siempre es posible volver a amar.

Karla de Fernández, nacida en México, es hija y sierva de Dios por gracia, esposa y madre como privilegio. Tiene su blog desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios. Es la coordinadora de Iniciativas para mujeres Soldados de Jesucristo y dirige el podcast “Mujeres en Su Palabra.” Es la autora del libro “Hogar bajo Su gracia.” Puedes seguirla en Blog, Facebook y Twitter.

Florece a Su tiempo.

September 11, 2019 By lifewaymujeres 2 Comments

Por Karla de Fernández.

Hace unas semanas platicaba con una de mis mejores amigas acerca del crecimiento y la madurez en la vida del creyente. Somos como flores, amiga -le dije-, no todos crecemos al mismo ritmo ni absorbemos de la misma manera los nutrientes que nos harán crecer y florecer, cada una florece en su tiempo.

Nos comparamos

Continuamente nos comparamos unas a otras. Quizá estés de acuerdo conmigo que es común leer y escuchar conversaciones de quién ha leído más veces la Biblia, cuántas han hecho el estudio de tal y tal ministerio, cuántas llevan una carpeta devocional, quien ya es una experta en lettering, quién ha leído todos los libros de tal autor o quién es capaz de leer más de un libro al mes.

Si, yo también fui parte de esa revolución en las que Instagram y Pinterest nos hicieron el favor de llenarnos la cabeza y, por supuesto, el corazón también. Mostrando una vida devocional perfecta, una Biblia con anotaciones impecables, un cuaderno devocional en orden intachable. Esto no es malo per se, pero cuando  es nuestra meta y lo único que nos importa, es necesario frenar, y cuanto antes mejor, evitando  que eso tan hermoso y bueno, se convierta en un ídolo.

Somos como flores

Hay una enorme cantidad de flores, todas  diferentes. Tienen el mismo fin: embellecer los campos, mostrar la belleza de Su creador, producir semillas para las plantas de la próxima generación. Cada una de ellas tiene un tiempo específico para germinar, para crecer, para reproducirse y morir. Cada una florece en Su tiempo.

Nuestra vida cristiana es más o menos similar.

Tenemos un tiempo para todo (Ecl. 3), y si lo olvidamos, podemos caer en el error de querer hacer germinar una semilla para que nazca o de darle abono en exceso para que por fin florezca y dé su propio fruto. Todo eso es dañino. No hay como dejar que cada una nazca, crezca y se desarrolle de acuerdo con el plan de Dios.

Nos pasa también, muy a menudo el querer que nuestros hijos maduren más rápido. Son bebés y queremos que caminen, caminan y queremos que lo hagan a nuestro paso, corren y queremos que también hagan sus tareas por sí mismos, son niños y esperamos que se comporten como adolescentes, están en la adolescencia y les pedimos que sean maduros y actúen como un joven de más edad, son adultos y queremos que sepan las cosas que nosotros ya sabemos con algunas décadas más que ellos. 

Obligar a madurar no es sano

¿Por qué? ¿Por qué esa necesidad de querer que todo madure pronto? ¿Por qué no disfrutar el paso a paso de cada uno? ¿Por qué no congratularnos con aquellos que son nuevos en la fe y que recién comienzan su caminar con Dios? ¿Por qué querer que sepan todo lo que quizás ni nosotras sepamos a la perfección? 

Con esto no quiero decir que no nos interesemos en que estudien la Palabra de Dios, no. Sino que cada uno tiene un tiempo, un momento para madurar y eso no corresponde a nosotras sino al dulce Espíritu Santo. Nosotras oremos por ellos (y por nosotras también) como Pablo lo hizo por nuestros hermanos en Éfeso:

                   “Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre vosotros, y de vuestro amor por todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones; pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él. Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder, el cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre los muertos y le sentó a su diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo sino también en el venidero”. (Ef. 1:15-21)

Disfruta el proceso

No sé en que fase estes ahora, puede ser que seas una recién nacida en la fe, que estés madurando, o bien, que ya seas un adulto. Dios se complace en cada una de nosotras, en el amor que le tengamos, en como es que vivimos de acuerdo con su voluntad y para Su Gloria. No te afanes en querer crecer a la par de alguien más, solo para estar “in” o cumplir con su agenda y no quedarte atrás; mejor, busca crecer en el conocimiento de Dios para poder vivir la vida de acuerdo con su diseño, para agradarle a Él, para glorificarle a Él. 

Conocer a Dios, aplicar y vivir su Palabra es lo que nos debe motivar a estudiar más y más. 

No te afanes. 

No te compares.

Disfruta el tiempo con Dios y florece a Su tiempo.

En Su Gracia

K A R L A 

Karla de Fernández es hija y sierva de Dios por gracia. Esposa y madre. Blogger en www.soymujerdevalor.com desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios, con el fin de saborear y atesorar la belleza del Evangelio en nuestro diario vivir.

¿Maternidad glamorosa?

May 10, 2019 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Karla de Fernández

Hace unos días escuché una frase que me gustó muchísimo: “La maternidad es hermosa, mas no glamorosa”, y es tan cierta. Uno se imagina siendo mamá como las modelos que aparecen en las revistas de maternidad; la mamá impecable con tacones de 12 centímetros, peinado de salón, maquillaje impecable con pestañas postizas y el bebé que parece que nunca sufre de cólicos y que duerme toda la noche desde el primer día.

Y en verdad no dudo que existan mujeres así en alguna parte del mundo, pero no es mi caso. De hecho, la maternidad ha sido dolorosa en muchos aspectos y eso no es de sorpresa pues desde el Génesis se nos advirtió:

“A la mujer dijo: En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto,
con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido,
y él tendrá dominio sobre ti.”
(Génesis 3:16)

Cuando leemos este versículo, solemos pensar que se refiere únicamente al parto, a los dolores por las contracciones y el alumbramiento, pero, la maternidad es dolorosa.

…hay mujeres que sufren por no poder concebir.

    …mujeres con embarazos dolorosos, física y emocionalmente.

    …embarazos que no llegan a su fin.

    …hijos enfermos.

    …duele cuando dejan ver su pecado, su rebeldía.

    …duele cuando se van de casa para estudiar o para formar su propio hogar.

La maternidad duele, es difícil.

Cuando escucho a madres diciendo que todo ha sido miel sobre hojuelas, pienso que no están siendo totalmente honestas porque en algún momento la maternidad, duele. Y esto no es para desanimar a quienes están por ser mamás, ni para decir que es horrible la maternidad, para nada, es hermoso ese llamado que Dios nos ha otorgado por gracia; pero es bueno aclarar o recordar que eventualmente dolerá.

Romanos 8:28 nos dice que, “todas las cosas ayudan a bien a quienes amamos a Dios” (paráfrasis), y aun esos dolores, malos ratos, esas debilidades nos acercan más a Dios, ¿por qué? porque cuando aprendemos a ver más allá de lo evidente, cuando nuestros ojos están puestos en lo eterno, entonces recién es que empezamos a agradecer las pruebas por las que estamos siendo puestas.

Dios nos ha puesto en un lugar hermoso en la creación para dar a luz hijos naturales, espirituales y de corazón para prepararlos en esta vida de tal manera que ellos conozcan la verdad, amen a Dios y deseen servirle y glorificarle toda su vida, aunque sin duda eso traerá dolor a nuestra vida.

Sufriremos luchas y enfrentaremos pruebas que nos mantendrán de rodillas clamando a Dios por su protección, su sabiduría, la guianza del Espíritu Santo para instruir a nuestros hijos; y aunque con dolor, debemos dar gracias a Dios por darnos hijos e hijas que nos mantienen constantemente buscando Su Rostro en oración. (Salmo 27:8)

Hay algunas debilidades con las que las mujeres madres de familia luchamos o batallamos constantemente porque no somos madres perfectas, ni esposas perfectas. Luchamos con la impaciencia, la irritabilidad, la ira, el no mostrar gracia, la pérdida del gozo en nuestro llamado; y es sencillo darnos cuenta si estamos pasando por eso, tan solo necesitamos estar dispuestas a aceptarlo y recibir ayuda para terminar con todo esto y salir victoriosas un día a la vez. Y digo un día a la vez porque esas luchas no terminarán en este lado de la gloria, pues seguimos en proceso de ser perfeccionadas.

Pero ¿entonces, qué podemos hacer? Hay varias respuestas que pueden funcionarnos de acuerdo con nuestra madurez y sobre todo si estamos dispuestas a ver cambios significativos en nuestra vida. Necesitamos primeramente un espíritu enseñable, es decir, en verdad buscar el consejo de Dios y vivir para glorificarle y agradarle a Él.

Todas esas áreas necesitamos traerlas delante de Dios en oración para recibir ayuda. Aquí unos tips que pueden ayudarnos:

  • Busquemos tiempo a solas con Dios.
  • Hablemos a nuestra alma el Evangelio.
  • Leamos la Palabra, llenémonos de ella.
  • Hagamos uso de herramientas para recordar la Palabra, notitas con versículos clave, tarjetas, aplicaciones en el celular.
  • Busquemos consejo con nuestro esposo.
  • Rindamos cuentas a una mentora o una hermana mayor en la fe.
  • Llevar todo pensamiento cautivo al Señor.
  • Orar, orar y orar.
  • No te quieras autoredimir, es decir, no busques hacerlo todo por ti misma porque terminarás exhausta frustrada y quizás con sentimiento de culpa.
  • Recordar la obra de Cristo, Su paciencia, Su amor, Su gracia, Su servicio.
  • Recordar que no somos suficientes en nada, en nada.

Dios nos ha dotado de algo maravilloso que es el dominio propio, mira lo que dice:

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía,
sino de poder, de amor y de dominio propio.”
(2 Timoteo 1:7)

Este versículo es clave para nosotras que somos más emocionales, la maternidad puede darnos temor también, temor a las aflicciones que vienen con la maternidad, temor a perder “nuestra vida propia” y todo eso es un engaño porque en Cristo hemos sido hechas nuevas; y si en verdad aprendemos a vivir el Evangelio reconoceremos que la vida dura, sobre todo la vida cristiana. No temamos a vivir con aflicciones porque se nos revelará esa gracia de la que habla en 2 Timoteo 1:8-9

Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero suyo, sino participa conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios, quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad.

Pasaremos aflicciones amada hermana, ya se nos ha advertido en los Evangelios, en Efesios, en Tesalonicenses. No temamos porque por causa del Evangelio sufriremos, pero Cristo Jesús es nuestra esperanza, en quien está anclada nuestra fe. Dios no ha terminado su obra en nosotras, aún estamos en esa carrera en la que nos va perfeccionando.

Recordemos que es un privilegio ser madres naturales, espirituales y del corazón. Como madres somos parte de una cadena, somos un eslabón de generación en generación que está participando en la redención de un pueblo al compartir con nuestros hijos Su Palabra, Su legado, Sus planes para que ellos a su vez lo transfieran a la siguiente generación y así hasta que Cristo vuelva.

Todo lo que vivimos en esta tierra tiene un propósito, cada lucha, cada deseo incumplido, cada aflicción y frustración en nuestra vida tienen un propósito. Somos parte de esa historia que Dios ha trazado, la que Él escribió, somos parte de su propósito eterno y entre esos propósitos se encuentra… Nuestra maternidad. ¡Gloria a Dios por ello!

Karla de Fernández es hija y sierva de Dios por gracia. Esposa y madre. Blogger en www.soymujerdevalor.com desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios, con el fin de saborear y atesorar la belleza del Evangelio en nuestro diario vivir.

Instrucción efectiva para hijos varones

May 3, 2019 By lifewaymujeres Leave a Comment

Karla de Fernández

Una de las bendiciones más hermosas que tenemos como mujeres, es el ser madres. Es hermosa la maternidad, nos cambia la vida desde el embarazo; sin embargo, aunque es hermosa, también es dolorosa, difícil y con una responsabilidad enorme delante de Dios.

Gracias a Dios por su Palabra y por la enseñanza que tenemos ahora en cuanto a la maternidad, y con recursos que hermanos y hermanas piadosas nos comparten a través de sus dones y talentos, hoy por hoy la maternidad es más centrada en el Evangelio. No que antes no lo haya sido, porque tenemos grandes ejemplos de madres que tomaron muy en serio su rol y llamado a la maternidad Bíblica, que criaron hijos para el Reino de Dios, reconociendo que cada niño es un alma eterna.

Mujeres como Susana Wesley que nos dejan enseñanza abundante acerca de la crianza de los hijos. Y en la Palabra de Dios hay tantas mujeres que sin duda nos muestran cómo ser y también nos enseñan en algunos casos, qué no ser y hacer en nuestra maternidad.

“Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados,
para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la
paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.”
(Romanos 15:4)

Hay una mujer que nos deja una enseñanza rica en cuanto a la crianza tanto de varones, como de mujeres. Ella es la madre de Lemuel, y el día de hoy nos enfocaremos en la enseñanza que nos deja a las madres de varones; en otra ocasión nos tomaremos el tiempo de aprender de ella acerca de la crianza de las mujercitas. (Prov. 31:10-31)

Palabras del rey Lemuel, oráculo que le enseñó su madre.

¿Qué, hijo mío?
¿Qué, hijo de mis entrañas?
¿Qué, hijo de mis votos?
No des tu vigor a las mujeres,
ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.
No es para los reyes, oh Lemuel,
no es para los reyes beber vino,
ni para los gobernantes desear bebida fuerte;
no sea que beban y olviden lo que se ha decretado,
y perviertan los derechos de todos los afligidos.
Dad bebida fuerte al que está pereciendo,
y vino a los amargados de alma.
Que beba y se olvide de su pobreza,
y no recuerde más su aflicción.
Abre tu boca por los mudos,
por los derechos de todos los desdichados.
Abre tu boca, juzga con justicia,
y defiende los derechos del afligido y del necesitado.

(Proverbios 31:1-9)

Hermosa enseñanza de una madre a su hijo. En algunos Proverbios se nos muestra cómo la instrucción de la madre es importante en la vida de los hijos. “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre” (Prov 1:8), y las preguntas que tenemos que formularnos el día de hoy son: ¿Qué tan efectivamente estoy instruyendo a mis hijos? ¿Estoy haciendo de ellos unos caballeros? ¿Su vida da testimonio de tener temor de Dios?

Nuestros hijos algún día serán esposos también, padres, empleados o empresarios, miembros de una sociedad de adultos, y lo más importante, embajadores de Dios en un mundo que lo niega.

Hay áreas específicas en las que la madre de Lemuel nos deja ver que ella se enfocaba, y son:

  • El tener tiempo para conocerlos, examinarlos, saber cuáles son sus luchas, anhelos, triunfos, fracasos, miedos…
  • La importancia de la oración.
  • Cuidado contra la inmoralidad.
  • Presiones juveniles, drogas, alcohol.
  • Nos deja en claro la importancia de mostrarle a nuestros hijos la corrupción moral y que ellos hagan una distinción objetiva de la realidad en esta cultura posmoderna.
  • Formar el carácter, ejercitar el dominio propio.
  • Ser compasivo, enseñarles a ser humanos.

Esta mujer sabía las debilidades de su hijo, conocía su carácter y tomó tiempo para darle unos consejos de acuerdo con ello. La madre de Lemuel nos reta a tomar el tiempo necesario para conversar, ver, escuchar y conocer a nuestros hijos, así como el entorno en el que se desenvuelven.

¿Cuánto debemos orar por nuestros hijos? Durante toda nuestra vida. Nunca es demasiado pronto para hacerlo y jamás será demasiado tarde para comenzar a orar por ellos. ¿Por quién orar sino por tus hijos? ¿Ante quién interceder por ellos sino ante Dios?

La importancia de advertirles contra la inmoralidad, en diversos proverbios se menciona la importancia de la pureza (prov. 5), de alejarse de la mujer ajena (Prov. 7), de alejarse de la mujer insensata y ser sabios (Prov. 9). Una madre de varones sabe la importancia de criar a sus hijos para que sean conscientes de las consecuencias que trae el vivir desenfrenadamente en cuanto a la sexualidad. Madres de varones, debemos criar hombres que amen y respeten a las mujeres, en especial a su esposa tal como indica Dios en su Palabra (Efesios 5:21-22)

Hablemos con ellos acerca de los peligros que corren en cuanto a las drogas y el alcohol. El alcohol hace cometer locuras, saca lo oculto de la personalidad, es un desinhibidor cuando se está bajo sus efectos, se cometen actos que en los 5 sentidos tal vez no se habrían hecho. El alcohol en exceso destruye al hombre, su integridad, su credibilidad, el carácter, destruye familias y se pierde el respeto.

Y, por último, le instruye a ser humano, aun en su posición de liderazgo, aun teniendo el mejor puesto en una de las mejores empresas del mundo, es necesario que sea consciente de que si alguien quiere ser mayor debe comenzar por servir.

“Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos. Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende la causa del pobre y del menesteroso.” (vv 8-9) Sé la voz de quienes nadie escucha, atiende a ellos, presta tus oídos a lo que tienen que decir, oye a los invisibles, a quienes nadie quiere atender. Sé humano, muestra compasión y escúchalos.

Defiende a todos los desvalidos, a las viudas, a los huérfanos… a los que no tienen en quien más apoyarse. Tú eres el rey, ayúdales. Haz justicia, defiende a los pobres y menesterosos, a aquellos que carecen de lo necesario para vivir. Ve por ellos, es más bendecido dar que recibir, no oprimas al pobre porque es pobre, defiéndelos, ayúdalos.

Esta madre describe el carácter de Cristo a su hijo, es una meta que todas como madres buscamos en nuestra vida y por supuesto en la de nuestros hijos.

¿Qué enseñanza te deja? ¿Qué consejos pudieras darles a tus hijos de acuerdo con su carácter? Hagamos algo, escribamos consejos a cada uno de nuestros hijos por separado, de acuerdo con el carácter de cada uno. Anotemos las características individuales de nuestros hijos, conozcámoslos, vamos a darnos a la tarea de tomarnos el tiempo para escucharlos, mirarlos, conocerlos bien a cada uno para lograr instruirlos de acuerdo con su carácter. ¿Te animas? Y veamos cómo eso nos acerca más a su corazón.

Karla de Fernández es hija y sierva de Dios por gracia. Esposa y madre. Blogger en www.soymujerdevalor.com desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios, con el fin de saborear y atesorar la belleza del Evangelio en nuestro diario vivir.

 

Hogar bajo Su gracia

April 5, 2019 By Cesar Custodio Leave a Comment

Hogar bajo Su gracia

Por: Karla de Fernandez $12.99

Este libro busca reflejar la belleza del llamado de Dios a las mujeres; que puedan llegar a amar, abrazar y vivir su papel de tal manera que glorifique a Dios en el hogar que está construyendo y los niños que está criando. En “Hogar bajo Su gracia”, Karla de Fernández observa a las mujeres como madre, esposa y como hacedora de discípulos, y ofrece esperanza en Cristo para todas esas facetas de la vida. Descarga AQUÍ un extracto GRATIS de Hogar bajo Su gracia.

Videos en línea gratuitos:
Introducción    Sesión 1     Sesión 2
Sesión 3           Sesión 4     Sesión 5 

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“Ganando la batalla un día a la vez” Parte IV – Karla de Fernández

March 27, 2019 By lifewaymujeres Leave a Comment

¡Miércoles de video-serie!

“Ganando la batalla un día a la vez” – Karla de Fernández

Parte 4– Para recordar Su bondad – Éxodo 17:14-16

Cada victoria que obtenemos es por la Gracia de Dios. Todo lo que nos acontece Dios siempre está en control total, Él sigue siendo Dios y eso es algo que debemos traer a la memoria siempre.

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“Ganando la batalla un día a la vez” Parte III – Karla de Fernández

March 20, 2019 By lifewaymujeres 2 Comments

¡Miércoles de video-serie!

“Ganando la batalla un día a la vez” – Karla de Fernández

Parte 3– Con las manos en alto – Éxodo 17:12-13

Cuando  otros hermanos en la fe y a nuestra propia familia luchan sus propias batallas podemos levantar sus manos en oración, y así mismo, alguien más levantará las nuestras.

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“Ganando la batalla un día a la vez” Parte II – Karla de Fernández

March 13, 2019 By lifewaymujeres Leave a Comment

¡Miércoles de video-serie!
“Ganando la batalla un día a la vez” – Karla de Fernández

Parte 2 – Obedeciendo la Palabra de Dios – Éxodo 17:10-11

¿Cómo actúas cuando en la Palabra de Dios te pide hacer algo que piensas que es demasiado para ti? Siendo honesta ¿Obedeces al llamado o prefieres esperar y que alguien más lo haga?

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