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Karla de Fernández

Realicemos juntas un devocional.

March 1, 2019 By lifewaymujeres 1 Comment

Por Karla de Fernández

Una de las formas que más ayuda a la hora de realizar un estudio, es el de “hacerle” preguntas al texto. Funciona también cuando nos “hacemos preguntas de acuerdo con el texto que estamos leyendo” cuando estudiamos la Biblia, por supuesto. Gracias a Dios por los devocionales y estudios que otros han hecho y publicado, pues nos ayudan y guían en nuestro caminar devocional, pero quizás no haya alguno disponible del libro o pasaje bíblico que deseas escudriñar.

Aprendamos a hacer un devocional nosotras mismas y enseñemos a nuestros hijos a hacer el suyo también; incluso, puede servirnos como guía para enseñar a otras mujeres a realizar el suyo.

¿Qué necesitamos?

Siempre ayuda un cuaderno destinado exclusivamente al devocional. Plumas, y si quieres decorarlo, lápices de colores o acuarelas. En lo personal me gusta mucho, y me ha sido de mucha bendición el hacer devocional en orden; es decir, de un libro de la Biblia entero, solo que voy dividiendo por secciones o por capítulo. También puede ser un Salmo o un Proverbio, tú decides qué porción de la Escritura es en la que deseas meditar y estudiar detalladamente.

El hacer tu propio devocional es excelente herramienta cuando eres nueva creyente, pues puedes ir estudiando, haciendo preguntas y respondiéndolas. Con el paso del tiempo tú misma te percatarás de tu crecimiento espiritual y podrás regresar y leer cuáles fueron “tus primeros pasos en la fe”.

Y si eres una mujer que ya tiene tiempo en el Evangelio y estás acostumbrada a estudiar la Biblia y tener un tiempo devocional, también puede servirte para compartir con otras mujeres, con tus hijos o en la iglesia con aquellas mujeres que aún no saben cómo estudiar la Biblia.

Realizar devocionales es de gran bendición, incluso, puedes compartir lo que vas aprendiendo con más personas a través de tus redes sociales, por WhatsApp o en reuniones con tus amigas.

Hagamos juntas el devocional del Salmo 34.

Primero: oremos, pidamos a Dios que nos ayude a entender el texto, que su Santo Espíritu nos ilumine y muestre dónde y cómo podemos aplicarlo a nuestra vida.

Segundo: leamos varias veces el texto. Puedes subrayar lo que más llame tu atención, buscar las palabras que no entiendas, anotar lo que más te ha gustado y hablado de manera puntual.

¿Comenzamos?

SALMO 34
Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo;
continuamente estará su alabanza en mi boca.
2 En el SEÑOR se gloriará mi alma;
lo oirán los humildes y se regocijarán.
3 Engrandeced al SEÑOR conmigo,
y exaltemos a una su nombre.

Realicemos preguntas al texto.

¿Qué nos deja ver acerca del autor? ¿Qué nos instruye a hacer? ¿Es la alabanza parte de mi vida? ¿Qué tan mansa soy? ¿Engrandezco a Dios y lo exalto? El salmista deja ver su gozo y la forma en la que bendice y exalta a Dios, ¿de qué manera puedo bendecir a Dios todo el tiempo?

4 Busqué al SEÑOR, y El me respondió, y me libró de todos mis temores.

¿Qué me dice este versículo? ¿Qué necesito hacer cuando temo? ¿Cómo estoy segura de que Dios me oye?

5 Los que a Él miraron, fueron iluminados; sus rostros jamás serán avergonzados.
6 Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, y lo salvó de todas sus angustias.

¿Qué me dice respecto a buscar el rostro de Dios? ¿Qué beneficios obtengo si mi confianza la deposito en Dios? ¿A quién acudes cuando estás en angustia?

7 El ángel del SEÑOR acampa alrededor de los que le temen, y los rescata.
8 Probad y ved que el SEÑOR es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia!

¿Quién es el ángel de Jehová? ¿Qué entiendo por “acampa alrededor de los que le temen? ¿Qué me instruye acerca de la bondad de Dios? ¿Por qué son dichosos quienes confían en Él?

9 Temed al SEÑOR, vosotros sus santos,
pues nada les falta a aquellos que le temen.
10 Los leoncillos pasan necesidad y tienen hambre,
mas los que buscan al SEÑOR no carecerán de bien alguno.

¿Qué aprendes del carácter de Dios en estos versículos? ¿A qué se refiere “nada falta”? Lee también Mateo 6:33. ¿De qué manera Dios te ha mostrado Su Bondad en cuanto a lo que te ha dado diariamente?

11 Venid, hijos, escuchadme;
os enseñaré el temor del SEÑOR.
12 ¿Quién es el hombre que desea vida
y quiere muchos días para ver el bien?
13 Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
14 Apártate del mal y haz el bien,
busca la paz y síguela.

¿Cómo defino el temor a Dios? ¿Puedo enseñar a otros acerca de eso? Lee también Proverbios 1:7, Salmo 3:7 y 9:10. Si deseo vivir para ver el bien, ¿estoy guardando mis palabras? Lee Salmo 17:1, 36:3 y Santiago 3:2. ¿De qué mal o males debo apartarme? ¿Estoy buscando la paz? De no ser así, ¿cómo puedo cambiar para poder estar en paz con todos? ¿Cómo respondo a esta instrucción de Dios?

15 Los ojos del SEÑOR están sobre los justos,
y sus oídos atentos a su clamor.
16 El rostro del SEÑOR está contra los que hacen mal,
para cortar de la tierra su memoria.
17 Claman los justos, y el SEÑOR los oye,
y los libra de todas sus angustias.
18 Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón,
y salva a los abatidos de espíritu.

¿Cómo puedo saber si soy justa delante de Dios? Lee Job 36:7, Salmo 33:18. ¿Qué entiendo cuando dice que sus ojos están sobre los justos? ¿Tengo dudas sobre si Dios escucha mi clamor? ¿Cómo puedo cambiar eso? ¿Qué entiendo acerca de la ira de Dios? Lee 1 Pedro 3:10-12. ¿Cuándo clamo a Dios, puedo entregarle todas mis cargas? De no ser así, ¿qué es lo que me impide hacerlo? ¿Me acerco a Dios solo para pedir o también para agradecer, alabar y entregar mi corazón? ¿Mi corazón está continuamente reconociendo que necesito de Dios? ¿De qué manera cambia mi corazón al orar y leer la Palabra? ¿De qué formas puedo buscar más de Dios? Lee salmo 27:8.

19 Muchas son las aflicciones del justo,
pero de todas ellas lo libra el SEÑOR.
20 El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos es quebrantado.
21 La maldad dará muerte al impío, y los que aborrecen al justo serán condenados.
22 El SEÑOR redime el alma de sus siervos;
y no será condenado ninguno de los que en Él se refugian.

¿De cuántas aflicciones me libra Dios? ¿Puedo confiar en esa promesa? ¿Por qué entonces vivo con temor, aflicción o preocupación? ¿Será acaso que no he aprendido a descansar en Dios? ¿Puedo dar testimonio del cuidado y protección de Dios en mí? ¿Confío en que la maldad será juzgada? ¿Cómo respondo a ello? ¿He confesado mi
maldad? ¿Me he puesto a cuentas con Dios totalmente o aún tengo cosas pendientes o pecados ocultos? Lee 1 Juan 1:9, 2:1-2. ¿Puedo decir confiada lo mismo que Pablo escribió en Romanos 8:1?

Responde las preguntas y anota los cambios que sean necesarios realizar, ora que Dios te fortalezca en Él y en el poder de Su fuerza y te guíe a Su voluntad para que puedas cumplir el propósito por el cual has sido creada, glorificar a Dios todos los días de tu vida. Recuerda que son cambios un día a la vez, no todo en un minuto, Dios es quien nos va perfeccionando día a día hasta algún día llegar a la meta.

¿Viste cuán sencillo es hacer un devocional y con él profundizar en tu lectura? Es recomendable también elegir al menos un versículo y memorizarlo. Verás que con el tiempo irás perfeccionando tu vida devocional y con ello podrás enseñar a otros a hacerlo también.

Leamos la Biblia, estudiémosla, pero, sobre todo, ¡vivámosla! [Read more…] about Realicemos juntas un devocional.

Viviendo en una cultura hostil

January 17, 2019 By lifewaymujeres Leave a Comment

Y nuestra misión en la instrucción

Karla de Fernández

Uno de los libros de la Biblia que me ha gustado mucho estudiar es el del profeta Daniel. Este varón nos enseña de carácter, confianza y dependencia de Dios desde el capítulo uno hasta su vejez.

“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las escrituras, tengamos esperanza.” (Romanos 15:4)

Vivimos en una cultura tan contraria a la Palabra de Dios, una forma de vida tan liberal, con valores y enfoques diferentes a los que la Palabra de Dios nos instruye a seguir. Busca envolvernos, atraparnos, hacernos a su imagen, cambiar nuestra forma de pensar, nuestros principios y hasta nuestra forma de confiar en Dios. Intenta hacerlo de manera muy sutil en algunos casos, y en otros, de manera agresiva, para imponerlo en nosotros.

¿Es posible sobrevivir en una cultura contraria a la Palabra, sin temor a ser transformadas a su imagen? Sí, es posible. El jovencito Daniel y sus amigos nos enseñan que esto es posible. El capítulo 1 del libro de Daniel nos da un panorama de lo que ellos viven, lo cual no es tan alejado de nuestra realidad, leemos dicho capítulo y nos muestra la providencia de Dios al permitir que Joacim, rey de Judá, cayera en manos de Nabucodonosor, un rey pagano que gobernaba en la gran Babilonia y quien emprendió la primera invasión de Jerusalén.

De pronto, en la vida de Daniel todo cambió. Se presume que era jovencito, adolescente quizás, pertenecía al linaje real y de esta porción hay varios puntos en los que podemos aprender y aplicar a nuestro diario vivir:

“jóvenes en quienes no hubiera defecto alguno, de buen parecer, inteligentes en toda rama del saber, dotados de entendimiento y habilidad para discernir y que tuvieran la capacidad para servir en el palacio del rey; y le mandó que les enseñara la escritura y la lengua de los caldeos.” (Daniel 1:4)

Jóvenes bien parecidos, capacitados en todo conocimiento, con cualidades para estar en el palacio del rey. Aquí podemos aprender que el mundo busca cautivarnos desde jóvenes, y así mismo con nuestros hijos.

A Daniel y sus amigos, Aspenaz debía enseñarles la escritura y la lengua de los caldeos, debían ser como ellos, su lengua, su cultura, su alimentación, su educación, su doctrina, todo. Buscaban que, aun siendo judíos, su identidad fuera de babilónicos. Y el mundo, la cultura postmoderna es lo que busca y en algunos casos, logra hacer con nuestras niñas y jóvenes; podría decir con dolor que pareciera una guerra que nos está siendo ganada.

El mundo, así como el enemigo de nuestra alma, buscará cautivar a nuestros niños y jóvenes por cualquier medio. Buscará jóvenes que sean influencia a otros niños y a sus coetáneos, a sus hermanas menores y aun a otras personas que puedan estar débiles en su fe.

Las preguntas aquí serían: ¿Dónde estamos los padres? ¿Qué estamos haciendo para pastorear el corazón de nuestros hijos? ¿Estamos invirtiendo tiempo suficiente para instruir a nuestros hijos para pastorear y prepararlos para vivir en un mundo hostil?

“No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno” (Juan 17:15)

Y es que desde pequeños debemos instruir a nuestros hijos en la disciplina y amonestación del Señor. A los padres de la familia antiguo-testamentaria se les encargó la tarea de formar a los hijos en la Palabra de Dios (Deut. 6:4-9), y esa instrucción es vigente hoy en día también, de hecho, como complemento que somos al varón podemos participar activamente en esa formación.

Hoy en día podemos y debemos conocer la cultura que busca envolver a nuestros hijos, pero, sobre todo, necesitamos conocer los principios de la Palabra de Dios para instruirlos en ella y que no sea tan sencillo que la cultura los arrastre en pos de sus encantos malévolos.

Nos encontraremos con situaciones tan desagradables y contrarias a la Palabra de Dios en cada etapa de nuestra vida, y gloria de Dios por ello, porque entonces ahora podremos instruir y edificar a otros, principalmente a nuestros hijos en cómo sobrevivir y comportarse en una “Babilonia” hostil, en un mundo que grita ¡No hay Dios! Necesitamos encaminar a nuestros hijos a la verdad del Evangelio. ¿Lista para continuar instruyendo? [Read more…] about Viviendo en una cultura hostil

Instrucción valiosa

July 30, 2018 By lifewaymujeres Leave a Comment

[Guiando a otros con el ejemplo]

Karla de Fernández

Basándonos en el libro del profeta Daniel podemos ver cómo la cultura posmoderna querrá envolver de tal forma la mente, el corazón de nuestros hijos para alejarlos del propósito de Dios.

Daniel, quien era un jovencito cuando fue llevado cautivo a Babilonia, nos deja ver que sus convicciones, los fundamentos de su fe estaban firmes. Él no dudó, siendo joven estaba dispuesto a arriesgarse por defender sus convicciones y su fe, aun cuando los babilonios estaban empecinados en darle una nueva identidad.

El rey les asignó una ración diaria de los manjares del rey y del vino que él bebía, y mandó que los educaran por tres años, al cabo de los cuales entrarían al servicio del rey. Entre estos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. Y el jefe de los oficiales les puso nuevos nombres: a Daniel le puso Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego. (Daniel 1:5-7)

Las familias del antiguo testamento acostumbraban nombrar a sus hijos de acuerdo con alguna característica que los niños tuvieran o en referencia al favor de Dios. Sus nombres originales fueron cambiados como intentando borrar o aniquilar su identidad como pueblo de Dios, su identidad con Dios.

Daniel significa Dios es mi juez, lo cambiaron por Beltsasar, que significa príncipe de Bel. Ananías significa Amado por el Señor, y fue cambiado por Sadrac, que significa iluminado por dios sol. Misael significa ¿Quién es como Dios? lo cambiaron por Mesac, que significa ¿quién como Venus? Azarías significa El Señor es mi ayuda, y fue cambiado a Abed-Nego, que significa siervo de Nego.

Tres jovencitos, descendientes reales, con educación judía, inteligentes, estaban destinados a ser adoctrinados durante 3 años por los babilonios, una cultura sangrienta y pagana.

Su adoctrinamiento incluía 3 aspectos:

  1. Comida especial.
  2. Cambio de nombres.
  3. Educación babilónica.

¿Con qué fin? Con el fin de que estos jóvenes hebreos dejaran atrás a Dios, su confianza en Él y sus enseñanzas hebreas, para entrar de lleno en la corriente babilónica. ¿No es acaso esa misma estrategia la que Satanás usa para adoctrinar al creyente? ¿A nuestros hijos? ¿A nosotras mismas? Él quiere que nos olvidemos de nuestro Dios para ser adoctrinados en el sistema que rige este mundo posmoderno. Busca que nuestra identidad ya no sea en Cristo, sino en la identidad que presenta el mundo y que olvidemos el valor que tenemos en Dios.

Busca que seamos alimentados con lo que el mundo ofrece, cuando Cristo nos dice: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Alimenta nuestra mente y corazón con filosofías, creencias y doctrinas de este mundo, les enseña a nuestros hijos también a que, si todo el mundo lo hace, no debe estar tan mal.

Por eso es por lo que, cada vez es más común en las escuelas donde estudian nuestros hijos el que sean instruidos en los caminos del mundo y les presentan enseñanzas contrarias a los principios de la Palabra de Dios haciéndolas pasar como naturales y normales.

Pero Daniel, este jovencito nos da una gran enseñanza:

Se propuso Daniel en su corazón no contaminarse con los manjares del rey ni con el vino que él bebía, y pidió al jefe de los oficiales que le permitiera no contaminarse. (Daniel 1:8)

A pesar de todo, Daniel dispuso seguir siendo fiel a Dios, a las enseñanzas que muy probablemente recibió de sus padres. Él decide no mancharse y pide no ser contaminado con las raciones del rey, su firmeza, así como la valentía para solicitarlo aún a su corta edad, nos habla de lo bien que fue instruido en cuanto al valor que tenía por ser hijo de Dios, y sin duda, vemos la gracia de Dios en su vida.

Probablemente explicó el porqué estaba solicitándolo, Daniel siguió fiel aun en las pequeñas cosas. Y así debiera ser en nuestra forma de vida y, por ende, en la instrucción a nuestros hijos. Nuestra relación con Dios toca cada área de nuestra vida, no podemos sectorizarla y pensar que algún área, por pequeña que parezca, no necesita depender de Dios o estar en sujeción a Dios.

Nuestro diario vivir es diferente al que teníamos cuando vivíamos lejos de Dios y nuestros hijos también deben recibir ese ejemplo y vivirlo. Y parte de esa nueva manera de vivir debemos modelarla a nuestros hijos todo el tiempo, la instrucción que Dios da en Deuteronomio 6:6-8 nos dice: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos.”

No es únicamente el hablarles específicamente de los versículos bíblicos durante el día, sino de en verdad amar, abrazar el evangelio y que sea real en nosotras para así poder vivirlo todo el tiempo. Vivamos de forma tal que el evangelio sea evidente en nuestra vida diaria y poder vivir para la gloria de Dios, en toda área dentro y fuera de casa.

Cuando eso suceda, entonces modelaremos a nuestros hijos el evangelio, ellos crecerán viendo una congruencia en nuestro modo de vivir, sus bases serán firmes y aunque vengan vientos impetuosos, filosofías, corrientes modernas, creencias contrarias a la Palabra de Dios, esas bases, esos fundamentos que les modelamos estarán en su vida, en su corazón y difícilmente los harán tambalear de su fe.

El ejemplo arrasa, vivamos la vida que glorifique a Dios en lo ordinario y en lo extraordinario. [Read more…] about Instrucción valiosa

Amor en la sujeción

May 28, 2018 By lifewaymujeres Leave a Comment

[La sumisión en el matrimonio]

Karla de Fernández

Hablemos de la sumisión en el matrimonio. Hay una idea errónea en cuanto a la sumisión de la mujer, se ha dado mal uso a la Palabra aun dentro de la misma iglesia. Presentan la sumisión como sinónimo de desprecio, desvalorización y esclavitud de la mujer, y no es así.

Cultiven entre ustedes la mutua sumisión, en el temor de Dios. (Efesios 5:21)

Para empezar, como miembros del cuerpo de Cristo tenemos que estar sujetos a Dios, porque Él es mayor que todo, es el líder y el que sabe cómo dirigirnos. Estamos bajo su mando y le obedecemos por amor. Estar en mutua sumisión es decir: Ninguno trate de controlar al otro.

Anhelo y oro que al leer conmigo esta porción de la Escritura y al compartir contigo este devocional, nuestro dulce Dios hable a ti de la manera tierna con que me ayudó a entender el mensaje.

Ustedes, las casadas, honren a sus propios esposos, como honran al Señor (Efesios 5:22)

Nos habla a ti y a mí. “Honren a sus propios esposos”, “estén sujetas a sus propios maridos”. No quiere decir que estemos por debajo de ellos, sobajadas, sin valor o pisoteadas; eso no dice la Palabra. Nos instruye a honrarlos, a estar sujetas a ellos porque es una forma de darle honra a Dios.

Es reaccionar con ellos de la manera en que lo hacemos con Dios, no porque ellos sean superiores a nosotras, sino porque eso le agrada al Señor. No porque tengan más valor que nosotras, sino porque es una manera de amar a Dios.

Honramos a nuestro propio esposo, no al vecino, no al maestro, no al esposo de nuestra amiga. ¿Qué tanta demostración de amor le damos?  Mira lo que continúa diciendo el pasaje: Porque el esposo es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, La cual es su cuerpo, y él es su Salvador. (Efesios 5:23)

Cuando leí esto con la mirada “feminista” que tenía, no me gustó. Con el paso del tiempo y entendiendo un poco más el corazón de Dios, agradecí el lugar que me dio. ¿Te imaginas la gran responsabilidad que le ha dado al varón? Es una cuestión de orden, un acto de amor y de cuidado a nosotras de parte de Dios. ¿Cuánto nos amará que nos ha dado el lugar para ser cuidadas y protegidas?

Quiero explicarme un poco más. Decir que Cristo es la cabeza del varón, es que nuestro esposo es directamente responsable de quien tiene a su cargo, en este caso, nosotras, su esposa, después sus hijos.

La sumisión es un acto de amor. Es aceptar el lugar que tenemos, el lugar que se nos ha dado por Aquél que amamos y nos ama. Si en esa relación de sumisión lo hacemos por obligación y no por amor, la sumisión ya no tiene valor.

Cristo es el Salvador de su iglesia; la cuida, la guarda, la protege, vela por ella, la ama, la dignifica, le ayuda a florecer… Porque el esposo es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia… es una forma de exigirle al varón (de parte de Dios) que actúe de la misma forma con nosotras. Es una mutua sumisión, aceptar el lugar que tenemos, dar lo mejor de nosotras para cumplir con lo que Dios pide, por amor a Él y florecer juntos.

Si leemos detenidamente estos 3 versículos, podemos ver que a nosotras se nos pide que honremos el lugar del varón ¡y ya! El mandato mayor, o la mayor responsabilidad es de parte de ellos. Por eso mujer, ¡gracias Padre, porque cuidas de nosotras y nos amas!  Porque es el lugar que nos ha dado para ser protegidas.

Nos repite el Señor: “Así como la iglesia honra a Cristo, así también las casadas deben honrar a sus esposos en todo.” (Efesios 5:24) ¿Qué hacemos como iglesia hacia Cristo? Lo amamos, damos lo mejor de nosotras para Él, esperamos su regreso, guardamos sus mandamientos.

¿Qué tanta honra le damos a nuestro esposo? Una pregunta que retumba mi mente ahora mismo es ¿El trato que doy a mi esposo es mejor, igual o peor que cuando recién nos casamos? ¿Lo he honrado desde el primer día, hasta hoy? Eso es lo que Dios nos pide, honra. Y amiga, en ocasiones honramos más a desconocidos que a aquél que es nuestra carne. 2 versículos que se resumen a una palabra dada a la mujer. Honra, honra al varón que nos ama. Y 8 versículos con diferentes mandatos al varón.

Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia, Y se entregó a sí mismo por ella. (Efesios 5:25)

¿Qué tan grande amor es este, que Dios lo compara con la relación de Cristo con su iglesia? Es un mandato al varón: Amen a sus esposas como Cristo a su iglesia. Se entregó por ella “para santificarla. Él la purificó en el lavamiento del agua por la palabra” (Efesios 5:26) ¿Qué tanto nos dignifica nuestro varón? Ellos necesitan entender que su mujer florece a su lado, que su cuidado, paciencia, amor y dedicación nos fortalece y crecemos.

Cristo se dio por su iglesia, la santificó, es decir, la separó para Él, la purifica con su Palabra, la cuida, la ama “a fin de presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, santa e intachable, sin mancha ni arruga ni nada semejante.” (Efesios 5:27).

Nuestro esposo, que ha sido instruido a amarnos de la misma forma, necesita comprender que cada día hay acciones que realizar para dignificarnos como esposa.

Para florecer y reflejar la luz y el amor de Cristo en nuestro matrimonio, él necesita indudablemente ser guiado por el Espíritu Santo a través de la Palabra y la oración para saber someterse a Cristo.

Nuestro matrimonio necesita estar lleno del Espíritu Santo. De reconocer que somos uno. “Así también los esposos deben amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa, se ama a sí mismo.” (Efesios 5:28)

Amarnos como a su propio cuerpo. El matrimonio, la relación marital nos convierte a nosotras en alguien tan unida al varón, que nos hacemos uno; es como si fuéramos el mismo cuerpo. Cuando el varón ha entendido el papel que le ha sido dado por Dios, él ha de amarnos tan fuertemente como a su propio cuerpo, pues “Nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, como lo hace Cristo con la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”.  (Efesios 5:29-30).

Esto implica todo el cuidado que necesita un cuerpo. Alimento, cuidar su salud, descanso, amor, vivificarlo, etc. Ese tipo de cuidado lo recibimos cuando nuestro esposo reconoce y acepta su lugar y responsabilidad como esposo.

Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, Y los dos serán un solo ser. (Efesios 5:31)

Un solo ser, para edificarse, amarse, vivir de acuerdo con el diseño original para el matrimonio. Siendo el compañero ideal uno al otro, sometiéndose mutuamente y creciendo juntos. Dejar todo lo que conlleva una vida solos, para decidir vivir unidos y ser un solo ser. Amándonos, dando todo el uno por el otro.

¿Lista para vivir en sujeción?

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