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Patricia de Namnún

NUESTRA ANCLA Y NUESTRO DELEITE

January 20, 2023 By lifewaymujeres Leave a Comment

PATRICIA NAMNÚN

Las pruebas van a llegar. Esta es la realidad que todos los seguidores de Jesús han experimentado o llegarán a experimentar una y otra vez. Muchas de nosotras hemos aprendido de memoria las palabras de Jesús cuando les dijo a Sus discípulos: «En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo» (Juan 16:33). Sabemos que esto es verdad. Sin embargo, cuando las tribulaciones aparecen en nuestra puerta y nos sacuden el suelo, nos toman por sorpresa y nos hacen titubear.

Todas tenemos momentos especialmente difíciles en la vida, momentos que pueden partirnos el corazón y sacudir nuestra fe. Una llamada inesperada, una enfermedad letal, un hijo rebelde, un esposo que abandona la fe, dificultades financieras sin resolución a la vista, problemas relacionales… ¿Qué podemos hacer cuando llegan las pruebas? ¿Cómo debe responder nuestro corazón? El Salmo 119:17‑24 nos muestra la manera.

ORAR PIDIENDO OBEDIENCIA
En este salmo, encontramos una oración con pedidos específicos de David en medio de la persecución y la difamación que estaba sufriendo por parte de hombres en posición de autoridad.

Cada ruego que hace en estos versículos está en el contexto de pruebas y tribulaciones, y en cada uno el salmista está pensando en su propia fidelidad y obediencia a la Palabra de Dios.

Aunque, sin duda, no estás pasando por las mismas situaciones que David, sus ruegos —y la esperanza que demuestran— se aplican a tus propias pruebas. Necesitamos la Escritura en todo momento; en especial en los difíciles. Por eso nuestro Señor respondió en el momento de la tentación con las palabras: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mat. 4:4). Como sabía esta verdad, el salmista nos muestra adónde debería apuntar nuestro corazón y qué deberíamos pedir en la Palabra.

David ora diciendo: «Trata con bondad a este siervo tuyo; así viviré y obedeceré tu palabra» (v. 17). La petición con la cual inicia esta parte contiene una verdad que necesitamos entender. Poner en práctica y guardar la Palabra de Dios no es algo que podamos hacer en nuestras propias fuerzas… es una bendición que viene de Dios; es algo que el mismo Autor de la Palabra concede.

David se reconoce siervo del Señor. Tal vez era un rey, pero reconoce que solo Dios es digno de ser exaltado, y David no es más que un siervo que busca en el rostro del Señor aquello que solo Él puede dar: vida y obediencia a Su Palabra.

Si hay algo por lo cual deberíamos orar siempre, ¡es esto! No tenemos las herramientas necesarias para vivir y obedecer con nuestras propias fuerzas. David le pide al Señor que le permita vivir y lo ayude a guardar Su Palabra, y la verdad es que la única vida que vale la pena vivir es la de obediencia a la Palabra de Dios y de deleite en ella. El Salmo 1 nos enseña que cualquiera que se deleita en la Palabra de Dios y medita en ella de día y de noche es dichoso, y en 1 Samuel, vemos cómo Samuel le dice a David que el Señor se deleita en la obediencia más que en cualquier sacrificio (1 Sam. 15:22).

Esa obediencia que nos bendice y en la cual el Señor se deleita solo es posible a través del poder del Espíritu Santo, el cual habita en cada creyente mediante la obra redentora de Jesucristo.

En cada momento de tu vida, incluso en medio del dolor más profundo, necesitamos la gracia que nos lleva a obedecer Su Palabra. ¿Cuándo fue la última vez que le pediste al Señor que te diera una vida de obediencia? Al meditar en este pasaje y pensar en mi propia vida, puedo ver que mi falta de oración por esto se refleja en mi sensación pecaminosa de autosuficiencia. Muchas veces, me encuentro luchando con áreas de pecado en mi propia vida —como la impaciencia, el deseo de control o la desconfianza del Señor— e intento superarlas con mis propias fuerzas, sin oración, y olvido que el poder transformador no es mío. Necesito ayuda de afuera; lo necesito a Él.

HAY MARAVILLAS PARA VER
El segundo pedido que David hace en este salmo es «Ábreme los ojos, para que contemple las maravillas de tu ley» (Sal. 119:18). No solo necesitamos la gracia de Dios para una vida de obediencia a la Escritura, sino que también precisamos Su gracia para ver las maravillas de Su Palabra. Necesitamos esa misma gracia para que nuestros ojos sean abiertos y lo atesoremos.

En la Palabra de Dios, hay maravillas para ver y Dios desea mostrárselas a aquellos que lo pidan. Como exclamó el apóstol Pablo, inspirado por Dios:

¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría
y del conocimiento de Dios! ¡Qué indescifrables sus
juicios e impenetrables sus caminos! «¿Quién ha
conocido la mente del Señor, o quién ha sido su
consejero?»

(Rom. 11:33‑34).

Sus caminos son más altos que los míos, y Su sabiduría y Sus riquezas son más profundas. Él es quien abre nuestros ojos para que podamos contemplarlo. David pasó por muchas pruebas, y en medio de ellas, aprendió a pedirle al Señor: Déjame verte; permite que vea las maravillas de tu Palabra. Reconocía su necesidad y su incapacidad para suplirla. Y esta es otra oración que tú y yo debemos hacer constantemente al acercarnos a la Escritura. Necesitamos que Dios abra nuestros ojos para ver, de manera que podamos ser transformadas, alentadas, fortalecidas y podamos resistir la tentación. ¡Necesitamos que nos permita ver las maravillas de Su ley!

PEREGRINAS EN ESTE MUNDO
A continuación, David le dice al Señor:

En esta tierra soy un extranjero; no escondas de mí
tus mandamientos. A toda hora siento un nudo en la
garganta por el deseo de conocer tus juicios (vv. 19‑20).

David siente en su corazón lo mismo que nosotras deberíamos sentir: que no pertenecemos a este mundo porque estamos de paso. En medio de este peregrinaje, reconoce lo que sabe que es inalterable y verdadero: la Palabra de Dios. Esa Palabra es nuestra ancla en medio de un mundo caótico; un mundo lleno de pecado y dificultades. Los mandamientos del Señor son un refugio seguro en nuestro peregrinaje por esta tierra.

El salmo nos muestra que a David lo consumía su deseo de la Palabra y la anhelaba en todo momento. ¿Es esto lo que sucede en tu vida? ¿Te percibes como una peregrina en este mundo y ves la Palabra de Dios como tu refugio en medio de tu peregrinaje por esta tierra? ¿Anhela tu corazón Su Palabra en momentos de dificultad? Pídele al Señor que te dé este deseo. Que nos lleve a anhelar y desear Su Palabra en todo nuestro peregrinaje por esta tierra.

Esa Palabra se vuelve preciosa cuando el peregrinaje nos lleva por lugares difíciles porque, como David, podemos decirle a Dios: «Tú reprendes a los insolentes; ¡malditos los que se apartan de tus mandamientos!», y pedirle que aleje de nosotras «el menosprecio y el desdén, pues yo cumplo tus estatutos». Además, podemos volver a comprometernos para que, como Sus siervas, «[meditemos] en [Sus] decretos» (vv. 21‑23). En estos versículos, vemos cómo David le ruega al Señor que quite de él las calumnias y las acusaciones que se hacen falsamente en su contra. En medio de esta dificultad, él sabe adónde debe ir; sabe que Dios es su defensor y que es el único que juzga a aquellos que se desvían de Sus mandamientos.

David conoce el valor de guardar la Palabra de Dios en medio de la persecución. Tal vez te encuentras en una situación muy similar a la de David. Y tal como David, puedes confiarle tu defensa al Señor. Él conoce todas las cosas y está a favor de ti, no en tu contra. La justicia ya llegará, aun si te parece que tarda. Y mientras sigas el ejemplo de David, también estarás siguiendo el ejemplo supremo del David más grande y mejor, uno que no cometió pecado alguno, en cuya boca no se halló engaño; uno que, cuando lo insultaron, no respondió con insultos, cuando padeció, no amenazó; uno que le confió la justicia a Aquel que sabía que juzgaría con toda justicia (1 Ped. 2:21‑23). Este David más grande es nuestro Señor Jesucristo.

Pídele al Señor que te mantenga anclada en Su Palabra, que confíes en Sus planes incluso en medio de calumnias y desprecio y que medites en Su Palabra para que tu mente se llene de continuo con Sus verdades y no con las mentiras de los hombres. Encomiéndate al Único que juzga con justicia.

LA PALABRA, NUESTRO DELEITE
El último versículo de esta estrofa nos vuelve a recordar dónde está nuestro consejo en medio de las dificultades: «Tus estatutos son mi deleite; son también mis consejeros» (v. 24). Para David, la Palabra no solo era su fuente de meditación, sino también su deleite y su guía. La Palabra es nuestra guía fiel y, si verdaderamente queremos encontrar descanso en ella, debemos someternos a su dirección y transformarla en nuestro deleite. Cuando la vida se vuelve difícil, nuestro corazón anhela consuelo y guía. David sabía que solo podía hallar estas cosas en la Palabra. Cuánto más encontraremos estas cosas en el consejo pleno de Dios que tenemos en nuestras manos, asistidas por el Espíritu Santo de Dios que vive en nuestros corazones y nos guía a toda verdad.

¿En qué circunstancias difíciles te encuentras? ¿Qué injusticias o desilusiones estás enfrentando? Piensa en las cosas hermosas que Dios te ha mostrado en Su Palabra en medio de tu dificultad, las cuales has visto con mayor claridad gracias a la situación que estás atravesando. Piensa en cómo tus dificultades sirven como recordatorio de que solo estás de paso por este mundo y de que te espera una morada celestial y eterna, donde ya no habrá más llanto ni dolor. Mantente alerta en medio de tu dificultad, para que la Palabra de Dios sea tu deleite en todo tiempo. Fija tus ojos en sus verdades y rechaza así toda mentira que puede infiltrarse a tu mente en medio del dolor.

Que nuestras vidas, hoy y siempre, estén llenas de gracia, para guardar la Palabra de Dios. Que Él abra nuestros ojos para ver las maravillas de Su ley. Que la Palabra de Dios sea nuestra ancla en medio de las dificultades y nuestro deleite y consejero en todo momento mientras transitamos hacia nuestro hogar con Él.


Devocional de Sus testimonios, mi porción (B&H Español)

Cómo cultivar nuestro carácter

March 16, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Paty Namnún

Nuestras vidas no paran. Vamos todo el tiempo de una cosa a otra: el servicio en la iglesia, las responsabilidades del hogar, las ocupaciones laborales y los ajetreos del día a día, pero muy poco nos detenemos a prestarle atención a lo más importante, aquello que impactará todas las esferas de nuestra vida: nuestro carácter.  

El carácter representa la esencia misma de nuestro ser manifestada a través de nuestros pensamientos, deseos, intenciones y acciones. Eso que somos en los momentos de oscuridad, aquello que sale de nosotras cuando somos presionadas.  

A Dios le importa lo que somos por encima de lo que hacemos. En 1 Samuel 16:7, encontramos las conocidas palabras de Dios al profeta Samuel en el momento en que él debía identificar a aquel que Dios designaría como rey: «Pero el SEÑOR dijo a Samuel: “No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; porque Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el SEÑOR mira el corazón”».  

Notemos que en este pasaje, Dios le está diciendo esto a un profeta. ¿Acaso un profeta necesitaba un recordatorio de algo tan básico? Así es, él lo necesitaba en ese momento y tú y yo lo necesitamos hoy porque todos tenemos la tendencia de enfocarnos en lo de afuera y descuidar lo que hay en el corazón. Enfocarnos en el hacer y descuidar el ser siempre terminará llevándonos a terrenos peligrosos.  

Podemos cometer el error de pensar que nuestra mucha actividad es igual a bienestar espiritual. Pero lucir bien externamente no necesariamente implica que estamos espiritualmente saludables. Participar del servicio poniendo en práctica nuestros muchos talentos no necesariamente implica que tenemos un carácter piadoso.  

El talento que podemos poner al servicio de otros es un don, pero el carácter, que es lo que genuinamente somos, es una decisión, y una de gran importancia, porque lo que somos influirá en cada área de nuestra vida.  

El libro de Proverbios nos enseña que, como pensamos dentro de nosotras, así somos (Proverbios 23:7). Dada la importancia de nuestro carácter, necesitamos entender de qué manera influye en diferentes aspectos vitales de nuestro caminar como mujeres creyentes.  

Nuestras dificultades ponen en evidencia lo que hay dentro de nosotras y nos muestran cuáles son los ídolos de nuestro corazón y las grietas en nuestro carácter. Con cada adversidad, vendrán diferentes decisiones que terminarán llevándonos hacia un lugar u otro: el fortalecimiento de un carácter piadoso a través de la toma de decisiones que contribuyan a nuestra semejanza a Cristo, o el camino de la transgresión en el que elegimos depositar nuestra confianza y someter nuestra voluntad a cualquier otra cosa que no es Dios.  

La adversidad revela lo que genuinamente somos. «Nadie ha atravesado una crisis mayor que nuestro Señor Jesucristo en la cruz, donde estuvo clavado y abandonado por el Padre. Y allí en su peor momento exclamó: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen (Lucas 23:34). La cruz fue carácter santo en despliegue o exhibición total»1 

Un carácter piadoso, semejante a la imagen de Cristo, es lo que determinará la manera en la que vemos y enfrentamos nuestras circunstancias. Un carácter piadoso que ha sido intencionalmente cultivado tendrá una perspectiva apropiada de las circunstancias y reaccionará a ellas conforme a las verdades de las Escrituras.  

En medio de una crisis económica, una mujer con un carácter piadoso confiará en Aquel que la sustenta y es su proveedor (Salmos 37:25). Pero aquella que tiene grandes grietas en su carácter podría responder buscando suplir su necesidad de maneras ilegítimas.  

En medio de las heridas de una relación, una mujer con un carácter piadoso tomará la decisión de perdonar y mostrar gracia aun cuando el otro no lo merezca, porque reconoce lo mucho que ella ha recibido de Cristo. Mientras que una mujer con un carácter no cultivado podría buscar la manera de hacer justicia por mano propia y hacer pagar a aquellos que la han herido.  Nuestro carácter determina nuestra perspectiva ante las diferentes circunstancias, y revela lo que genuinamente hay en nuestro interior.  

¿La buena noticia? En Cristo hay redención.

1Núñez Miguel. Vivir con integridad y sabiduría, Nashville: TN, B&H Español, 2016, pág. 142. 

Este es un extracto del libro, Mujeres de influencia, Cathy Scheraldi de Núñez, editora general. Adquiere el libro en todas las plataformas digitales o en tu librería de preferencia. Para más detalles de este recurso, visita: https://mujeres.lifeway.com/category/libros/ 


Patricia Namnúm, nacida en la República Dominicana, es la coordinadora de iniciativas para mujeres en Coalición para el Evangelio. Es autora de los estudios bíblicos “Luz en las Tinieblas,” “Completas en Él” y “Una fe viva.” Está casada con su esposo Jairo Namnún con quien tienen 3 hijos. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.

La lucha por el dominio propio

August 11, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Patricia Namnúm

“Esta será la última.” “Una vez más no le hará daño a nadie.” “Solo necesito un poco más…” Frases como estas pueden encontrarse en medio de cosas sencillas como ese pedazo extra de pastel que no me debería comer, esa hora más de TV o esa alarma que dice que debemos levantarnos. También pueden ser parte de cosas con mayores consecuencias como compras compulsivas o inmoralidad sexual.

Una concesión tras otra. Otro deseo más de nuestra carne al que no logramos decir no. La falta de dominio propio es un pecado del que todas padecemos de alguna manera y no le prestamos la atención que deberíamos.

La Biblia nos enseña que si estamos en Cristo somos nuevas criaturas (2 Corintios 5:17) pero el haber sido hechas nuevas no quita todavía la realidad del veneno del pecado en nosotras. El pecado sigue presente y los deseos de nuestra carne se levantan y se oponen a los deseos del Espíritu (Gálatas 5:17). El mismo apóstol Pablo nos deja ver esta lucha al decir que el bien que quiere hacer no lo hace y el mal que no quiere es lo que termina haciendo (Romanos 7:15). La lucha es real, pero es una lucha con esperanza.

La Biblia, yo y el dominio propio

El dominio propio es completamente necesario para una vida que agrada al Señor.

La Biblia nos enseña que el dominio propio es la manera en la que debemos conducirnos (2 Timoteo 1:7; Tito 2:12 ; 1 Pedro 4:7; 2 Pedro 1:6) y es parte del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23).También nos dice que aquel que no domina su espíritu es como una ciudad invadida y sin murallas (Proverbios 25:28), una que está en derrota y a merced de cualquiera que quiera entrar y saquear.

Como creyentes no nos cabe la menor duda de que el dominio propio es algo que Dios quiere, pero en muchas ocasiones no invertimos nuestros esfuerzos en ello.

Quisiéramos el dominio propio:

  •  Como una pastilla, tomarla y ¡listo!, sin ningún tipo de esfuerzo ahí lo tenemos.
  •  Pero nos cuesta decirle no a ese pecado que tanto amamos.
  •  Pero siempre para la próxima ocasión.
  •  Pero estamos esperando que Dios quite nuestros deseos pecaminosos para poder actuar.

Queremos las libras menos sin la dieta, la productividad en medio de la pereza o la pureza sexual sin tener límites.

La realidad es que no funciona de esa manera. Si la Biblia le da tanta importancia al dominio propio nosotras también debiéramos.

Cultivar el dominio propio requiere que entendamos que es un regalo de Dios, producido por Su Espíritu. Lo recibimos de manera activa y no pasiva. No somos la fuente de ese regalo, pero sí quienes deben recibirlo, abrirlo y vivirlo.

De adentro hacia afuera

Aunque el dominio propio requiere acción no se trata solamente de aquello que hacemos o dejamos de hacer, involucra nuestra mente y corazón.

Las simples normas externas no tienen poder contra los apetitos de la carne. (Colosenses 2:23). Si luchas con las compras compulsivas veras frutos de transformación si solo te limitas a cancelar tus tarjetas de crédito sin un entendimiento bíblico de que todas tus ansiedades deben ser llevadas delante de Dios porque tiene cuidado de ti.

Si luchas con la pureza sexual solamente con límites externos (no me malinterpretes, son completamente necesarios) pero tu mente y corazón no han sido impactados con la realidad de la santidad de Dios y Su llamado a la tuya, esos límites no tienen donde apoyarse.

No levantemos una mesa sin patas que las sostenga. Las normas externas necesitan estar sostenidas por la verdad que nos transforma y nos hace libres. El obrar de la gracia de Cristo en nosotros es lo que hace posible que podamos decir no a nuestros deseos contrarios a Dios y sí a una vida digna de Él:

Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente. 
Tito 2:11-14

El camino hacia el dominio propio

Cultivar una vida de dominio propio no es algo que ocurrirá de la noche a la mañana. Dios fielmente nos ha provisto de medios de gracia de los que necesitamos en el poder de Su Espíritu:

  • La Palabra

Las Escrituras, son la fuente de nuestra santificación y transformación. Cultivar dominio propio requiere que podamos ir a la Palabra y contemplemos a Cristo para que nuestras vidas puedan ser conformadas a Su imagen (2 Corintios 3:18).

  • La oración

La Biblia nos llama a orar sin cesar y a llevar todas nuestras peticiones delante de Él. Si el dominio propio es un regalo que viene de Dios debemos ir con insistencia al Dador para poder recibirlo. ¡Oremos sin cesar pidiendo dominio propio! (1 Tesalonicenses 5:17).

  • Nuestra mente

El camino hacia el dominio propio involucra el uso de nuestras mentes, el detenernos a meditar y evaluar nuestro caminar en sabiduría. Requiere tener una mente bíblicamente informada y que considere las instrucciones del Señor antes de seguir adelante (Proverbios 4).  Pensar antes de actuar. El sabio considera las consecuencias de sus acciones, mientras que el necio “no piensa en el camino de la vida” (Proverbios 5:6). La sabiduría es recordar lo que el Señor odia y elegir odiar esas cosas (Proverbios 6: 16-19, 8:13). Considera las lecciones del pasado y medita en la buena instrucción que hemos recibido (Proverbios 16:20). El camino hacia el dominio propio requerirá que sospechemos de nuestra propia capacidad para justificar nuestros planes y deseos.

  • La familia de la fe

Si la falta de dominio propio es una lucha constante en nuestras vidas necesitamos apoyarnos de otros que puedan caminar con nosotros y a los que podamos rendir cuentas (Hebreos 3:13).

  • Un plan de acción

Cultivar el dominio propio requiere también que actuemos. La Biblia nos enseña que Dios es quien da la victoria, pero el caballo se prepara para la batalla (Proverbios 21:31). 

Cultivar el dominio propio es mucho más que una simple resolución que hacemos en un momento. Es un mover continuo hacia la obediencia. ¿Qué límites? ¿A quiénes rendiremos cuenta? ¿Qué haremos cuando hayamos caído? ¿Qué verdades de la Palabra voy a recordar continuamente en medio de la tentación?

Bajo el control de Cristo, no el nuestro

No podemos perder de vista que nuestras consecutivas derrotas nos enseñan que necesitamos murallas mejores que las nuestras. Debemos buscar mejores fuerzas que las nuestras. La clave del dominio propio no está adentro sino hacia arriba porque el dominio propio no es auto-dependencia. 

Nuestro esfuerzo es requerido pero tiene su raíz en la Palabra de Dios y en el poder del Espíritu Santo.

La verdadera fuente de poder para cultivar el dominio propio está en Cristo y no en nosotros. 

El dominio propio bíblico no lleva nuestras pasiones a nuestro control sino al control de Cristo en el poder de Su Espíritu. Aprende a decir no, pero no en tus propias fuerzas sino en las de Él. Reconoce tu gran debilidad y corre a Jesús por ayuda con la total certeza de que todo el que se acerque a Él no lo echará fuera (Juan 6:37).

Jesús es la fuente y la imagen perfecta del dominio propio que necesitamos:

Él es el que fue tentado en todo, pero jamás cometió pecado alguno (Hebreos 4:15). Cuando era calumniado nunca se defendió (Lucas 23:9). En cada prueba y tentación aprendió obediencia a través del sufrimiento (Hebreos 5:8) y fue obediente hasta la muerte (Filipenses 2:8).

Corramos a Él. Caminemos con Él. Dependamos de Él. Y que el amor de Cristo nos controle (2 Corintios 5:14).

Patricia Namnúm, nacida en la República Dominicana, es la coordinadora de iniciativas para mujeres en Coalición para el Evangelio. Es autora de los estudios bíblicos “Luz en las Tinieblas,” “Completas en Él” y “Una fe viva.” Está casada con su esposo Jairo Namnún con quien tienen 3 hijos. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.

Sus testimonios, mi porción

May 31, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Sus testimonios, mi porción

Por: Varias autoras $12.99

Escucha las voces de mujeres de todo el mundo sobre el tema más importante en cualquier época: la palabra de Dios. Esta inspiradora colección de devocionales fue escrita por un diverso grupo de mujeres de todo el mundo: mujeres afroamericanas, hispanas, caribeñas y asiáticas. Algunas de ellas son Patricia Namnún, Jackie Hill-Perry, Trillia Newbell y más. Te sentirás emocionada y animada al escuchar a Dios a través de Su palabra expuesta por estas mujeres de fe, y anhelarás mucho más.

Descarga AQUÍ un extracto GRATIS de Sus testimonios, mi porción

Adquiérelo en:
             

Entrevista con las editoras de la Biblia Centrada en Cristo

April 17, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Wendy Ortiz

Es un honor para Lifeway Mujeres y Biblias Holman contar con la nueva RVR1960 Biblia devocional Centrada en Cristo, la cual ha sobrepasado las expectativas de ventas. En esta sesión de preguntas y respuestas acerca de la Biblia hablamos con sus editoras generales, Cathy Sheraldi de Núñez y Patricia Namnún y con la ilustradora del interior de la Biblia, Aixa de López. 

Le preguntamos a Cathy Scheraldi de Núñez, ¿De dónde surgió la idea para esta Biblia?


Que bendición y honor fue, que la editorial B&H pensara en nosotras para trabajar en esta Biblia. Definitivamente es una muestra de la bondad y misericordia de Dios. Tan pronto nos pidieron hacer esto, comenzamos a orar para que Dios nos dirigiera en la manera que Él sería glorificado a través de lo que solamente Él puede hacer. Por varios años anteriores a esta solicitud, yo había leído casi todos los libros de Nancy Guthrie sobre este tema e hicimos dos programas de radio sobre el mismo, “Buscando a Jesús en el AT” y “en los Salmos”.  Para mí fue fascinante, porque durante la  mayor parte de mi vida cristiana, tenía compartimentos aislados de acontecimientos bíblicos y los había visto como eventos preparando para la llegada del Mesías, pero nunca lo busqué a Él en el pasaje y cuando comencé a hacerlo, descubrí una dimensión mucho más profunda y rica de lo que la Biblia nos enseña. Era como descubrir un mundo nuevo y una forma nueva para enfocarse. También habíamos realizado varios proyectos de enseñar a las mujeres en cómo estudiar la Biblia y de repente ¡vimos la conexión! Queríamos hacer algo que exaltara a Cristo y que impactara a Su pueblo y por eso decidimos enfocarlo todo en Cristo. 

Le preguntamos a Patricia Namnún, ¿Qué hace a esta Biblia devocional diferente a las demás Biblias devocionales para mujeres? 

La Biblia es una sola historia que desde la creación hasta la nueva creación nos apunta a Cristo y Su obra de redención. La Palabra nos enseña que Jesús mismo luego de Su resurrección le salió al encuentro a dos discípulos y “comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras” (Lucas 24:27).

La RVR1960 Biblia devocional Centrada en Cristo fue diseñada con la intención de reflejar esta verdad. Cada uno de sus devocionales, que están basados en diferentes porciones a lo largo de la Escritura, tienen la intención de mostrar cómo Cristo está reflejado de manera natural en ese pasaje. Ya sea en profecías sobre Su venida, la necesidad de Su redención, Su obra redentora, Su carácter o las promesas de Su regreso. Eso es lo que hace este recurso especial, Cristo siendo exaltado en cada devocional porque Él está presente desde Génesis hasta Apocalipsis.

Ya que el propósito de esta Biblia es mostrar a Cristo en toda la Escritura, le preguntamos a Cathy ¿Fue una tarea fácil encontrar a Cristo en cada pasaje?

Realmente no es difícil encontrar a Jesús cuando nos enfocamos en que la Biblia no se trata de nosotras sino de Dios. Al leer la Biblia objetivamente, es claro que comienza con Dios “En el principio creó Dios…” y termina con Dios “Ven, Señor Jesús…” y toda la historia en el medio ¡se trata de Él! Jesús no se encuentra en cada pasaje, pero sí TODO apunta a Él. Cuando nuestra cosmovisión en estudiar la Biblia es encontrar lo que Dios quiere decirnos para que ajustemos nuestras vidas a Él, entonces se encuentra este hilo conductor fácilmente. El problema radica en que cuando leemos la Biblia con ideas preconcebidas de Dios y olvidamos que Sus pensamientos no son nuestros sino son más altos que los nuestros (Isaías 55:8-9), entonces buscamos lo que queremos ver y entonces se hace difícil encontrarle en los pasajes.  

Leemos en Lucas 24:31, cuando El Espíritu abrió los ojos de los discípulos caminando hacia Emaús y Jesús se les apareció y les explicó en donde en las Escrituras hacía referencia a Él comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas (Lucas 24:27). Estaban caminando con Dios sin saber quién era y necesitaban al Espíritu Santo para abrir su entendimiento. Por eso, cada vez que estudiamos las Escrituras debemos humildemente orar porque el Espíritu Santo nos muestre  a Jesús. Es imposible en nuestro poder, por lo tanto el Padre mandó al Espíritu Santo a morar en nosotras, para que Él nos enseñara todo sobre Cristo (Juan 14). Es la misma Palabra que transforma nuestra mente (Romanos 12:2) pero sin su morada es imposible entender lo escrito (1 Cor. 2 :14).  Hay diferentes niveles de entendimiento y con la ayuda del Espíritu Santo y el continuo estudio de Su Palabra, Él nos ayudará tener más y más entendimiento y nuestra relación con Él crecerá, y nuestra santificación aumentará. Cuando buscamos Su reino, ante todo, Él se encargará de mostrarse y revelarse. Como el refrán dice la práctica hace la perfección, mientras más lo busquemos, más lo encontraremos. 

Esta Biblia contó con la participación de muchas mujeres, le preguntamos a Patricia, ¿Quiénes escribieron los devocionales? 

La Biblia centrada en Cristo contiene 365 devocionales que fueron escritos por más de 20 mujeres de habla hispana que se encuentran en diferentes países del mundo. Cada una de estas mujeres trabajó de manera fiel, primero en el estudio de los distintos pasajes sobre los que les tocaba escribir y luego en plasmar el significado del mismo, cómo nos apunta a Jesús y las aplicaciones prácticas para nuestras vidas. En cada una de estas mujeres tuvimos la oportunidad de percibir un gran amor por el Señor y un celo por la fidelidad a las Escrituras.

Continuamos nuestra conversación con Cathy y le preguntamos, ¿Qué recursos útiles contiene la Biblia?

Aunque no es una Biblia de estudio, esperamos que al leer los devocionales con los pasajes, el Señor abra las mentes a las lecturas para profundizar más en su lectura diaria. Hay dos planes para utilizar en sus estudios, uno combinado con los devocionales y otro para leer la Biblia en 1 año. Hay mapas comenzando con el viaje de Abraham en el AT hasta los viajes de Pablo en el NT. Los mapas ayudan a profundizar en la geografía, las distancias, las fronteras etc. y así entender los acontecimientos que estamos leyendo, los peligros y la política que el pueblo estaba viviendo. 

Hay una concordancia al final, con una lista alfabética de algunas palabras principales utilizadas para que fácilmente se encuentren las áreas de interés.

Otro recurso que sabemos ha sido de mucha ayuda para las lectoras son las ilustraciones del interior, le preguntamos a la propia ilustradora Aixa de López ¿Cómo fuiste reclutada para hacer las ilustraciones?

Soy diseñadora gráfica de profesión y mi parte favorita siempre ha sido la ilustración, pero dejé de ejercerla muchos años (¡casi 20!) a excepción de algunos dibujos aquí y allá. En el 2018 decidí comprarme un iPad Pro e instalarle Procreate para experimentar. Abrí una cuenta en Instagram dedicada únicamente a este pasatiempos (o así pensé) y después de unos meses, mi amiga Paty Namnún me contacto para embarcarnos juntas en el proyecto de la Biblia Centrada, que consistió en aportar ocho ilustraciones para los interiores.

También le preguntamos a Aixa, ¿Cuál es la intención de estas ilustraciones?

El fin de incluir ilustraciones no es puramente estética -aunque es hermoso abrir una Biblia de apariencia bella- sino más bien, reforzar visualmente lo que nos esforzamos en resaltar en la Escritura: que los 66 libros son una sola historia y que toda apunta al protagonista: Cristo.

Finalmente le preguntamos a Patricia, ¿Cuál es tu oración con respecto al impacto de esta Biblia en las mujeres de hoy? 

Mi oración es que el Señor use Su Palabra para que cada mujer que tenga en sus manos este recurso pueda ser impactada y cautivada por Cristo y Su obra de redención. Que Su amor hacia Él abunde en sus corazones en la medida en la que le conocen y que sus vidas sean transformadas por las verdades eternas de nuestro Señor Jesucristo.

Damos muchas gracias a Cathy, Paty y Aixa por invertir de su tiempo para compartir con nosotras acerca de este recurso. Si quieren conocer más sobre esta Biblia visita www.centradaencristo.com.


Wendy Marín Ortiz es la Coordinadora de Lifeway Mujeres, pecadora redimida, esposa de Oscar, madre de Owen y Marina. Le apasiona conocer el carácter de Dios y encontrar a Cristo a través de toda la Escritura. Su anhelo es que cada mujer tenga esta misma pasión.

Una fe viva

February 28, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Una fe viva

Por: Patricia Namnún $9.99

Específicamente escrito para la mujer cristiana, este estudio bíblico de cinco semanas en el libro de Santiago tiene como objetivo que el lector profundice en su comprensión de cada capítulo con el objetivo final de que descubra su mensaje en el proceso. Dado que el mensaje general de Santiago es cómo nuestra fe debe mostrar una vida de obediencia, Patricia llama a las mujeres a la acción y las alienta a vivir la nueva identidad que han recibido en Cristo.

Descarga AQUÍ un extracto GRATIS de Una fe viva

Videos de enseñanza gratuitos:

Semana 1

Semana 2

Semana 3

Semana 4

Semana 5

Adquiérelo en:
                

RVR1960 Biblia devocional: Centrada en Cristo

January 31, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

RV1960 Biblia devocional: Centrada en Cristo

  • Editoras generales: Patricia Namnún y Cathy Scheraldi de Núñez
  • Ilustración: Equipo de B&H Español y Aixa de López
  • $34.99-$54.99

La RVR 1960 Biblia devocional: Centrada en Cristo es un extraordinario recurso que provee herramientas, conocimientos y sabiduría para que como mujeres continuemos nuestro caminar junto a Cristo.

Conocemos el relato del Mesías, que nació en un pesebre en Belén, pero ¿sabías que podemos encontrar las profecías sobre Jesús en todo el Antiguo Testamento?

Un equipo de mujeres latinas, han creado un hermoso viaje de un año, para que nos sumerjamos en la Escritura y podamos ver a Jesús en cada uno de los libros de la Biblia. Desde el jardín del Edén hasta la eternidad, esta Biblia provee herramientas, conocimientos y sabiduría para que continúen su caminar junto a Cristo.

Para más información en torno a esta Biblia visita www.centradaencristo.com.

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Sirviendo a mis hijos

September 16, 2020 By lifewaymujeres 1 Comment

Por Patricia Namnún

Si hay algo en lo que las madres podemos coincidir es en que la maternidad es una labor sacrificial.

Continuamente estamos rodeadas de otros que de alguna manera dependen de nosotras (en algunos casos al 100%) y en medio de todo esto podemos sentirnos frustradas sintiendo que nuestras vidas nos fueron quitadas.

La realidad es que nos sentimos de esa manera por nuestra naturaleza caída que se resiste a la realidad de morir a nosotras mismas por amor a esos pequeños que Dios ha puesto en nuestras manos. 

Un llamado al servicio

El llamado al que las Escrituras nos apuntan en nuestra relación con los demás es uno: ver al otro como superior a nosotras mismas, como más importante, buscando sus intereses por encima de los nuestros:

“No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás”, Filipenses 2:3-4.

Llevar una vida de esta manera definitivamente cuesta.  En nuestro pecado nos cuesta más cuando tenemos que hacerlo con otros de los que no obtenemos ningún beneficio, en una relación donde damos sin recibir nada a cambio, como es el caso de nuestros hijos.

Pero un servicio como este, una vida de sacrificio tal fue la que Cristo nos modeló. Él, que siendo igual a Dios no lo consideró como algo a lo que debía aferrarse, vino a servir a pecadores como nosotras que sin lugar a dudas no tenemos nada que darle en retorno. Si Él siendo Dios nos sirvió de esa manera, nosotras podemos apuntar a servir a nuestros hijos siguiendo su ejemplo. En el poder de su Espíritu, recordando que todo lo que hagamos lo estamos haciendo para Él, de tal manera que cuando servimos a nuestros hijos estamos sirviendo a Jesús (Col 3:17).

Servicio en acción

Teniendo en cuenta nuestro llamado al servicio y el estímulo que encontramos en Cristo seamos intencionales en servir a nuestros hijos de las siguientes formas:

  • A través de la instrucción:

Cada vez que tomamos tiempo para instruir a nuestros hijos en la Palabra les estamos sirviendo. Aunque a veces nos cueste, quizás implique dejar de lado lo que estamos haciendo para aprovechar una oportunidad de instrucción o tomar el tiempo en medio de nuestro cansancio para llevarlos a la Palabra, cada vez que lo hacemos les estamos sirviendo y dándoles bien a sus vidas.  

“Hijo mío, presta atención a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. Que no se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón. Porque son vida para los que las hallan”, 

Proverbios 4:20-22.

  • Atendiendo a sus necesidades físicas:

Dependiendo de las edades en las que se encuentren nuestros hijos necesitarán de nosotras en esta área en una menor o mayor escala. Cuando ponemos a un lado nuestros propios intereses para atender las necesidades físicas de nuestros hijos les estamos sirviendo y al hacerlo honramos a nuestro Señor. En cada cena preparada, cada ropa doblada, cada desvelo en medio del cuidado de la enfermedad estamos sirviendo a Cristo al servir a nuestros hijos.

  • Atendiendo sus necesidades emocionales:

De la misma manera en la que les servimos al atenderles físicamente también lo hacemos al atender sus necesidades emocionales. Si hay algo que he podido ver en mis hijos es que pareciera que su tanque emocional nunca se sacia. Nuestros hijos tienen necesidades emocionales y nosotras como madres podemos servirles en ese sentido. A través de las muestras de afecto físico, palabras de afirmación y ánimo cuando lo necesitan.

  • A través de la corrección:

Aunque a veces se nos haga difícil verlo de esta manera, cuando disciplinamos a nuestros hijos, de una forma bíblica, les estamos sirviendo. Nuestros hijos necesitan de disciplina y la Palabra misma nos enseña que Dios a quien ama disciplina, por lo tanto, al hacerlo estamos amando a esos que Dios ha puesto bajo nuestra responsabilidad.

Él les sirve mejor

Definitivamente al servir a nuestros hijos en todas estas áreas seguimos el ejemplo de Cristo, pero no debemos perder de vista que mientras lo hacemos debemos apuntar los ojos de nuestros hijos a Él.

Como madres pecadoras les vamos a fallar y no tenemos la capacidad de satisfacer por completo las necesidades de nuestros hijos, pero Jesús sí puede hacerlo.

Cuando los instruyamos recordémosles que no son nuestras palabras las que están llenas de sabiduría sino las de Cristo. Cuando atendamos sus necesidades físicas apuntémosles a Aquel que es nuestro proveedor y quien nos ha dado todo lo que tenemos. Cuando les sirvamos en lo emocional apuntemos sus ojos al Único que puede satisfacer sus corazones y cuando les sirvamos en corrección en medio de sus faltas traigamos a su alma la verdad de que el amor de Dios no cambia y que su disciplina es una muestra de ese amor.

Habrá días donde servirles se nos hará difícil, donde nos sentiremos sin fuerzas o sin deseo alguno de hacerlo y otros días en los que pecaremos contra ellos al no verlos como superiores a nosotras. En esos días recuerda que Cristo es suficiente. En Él encontrarás las fuerzas que necesitas, la sabiduría que no tienes y el perdón cuando le has fallado y aun en esos momentos donde sientes que lo has hecho bien, Él ha sido suficiente porque toda virtud viene de Él.

Que el Señor nos ayude a seguir su ejemplo de servicio en la vida de nuestros hijos.

Patricia Namnún, nacida en la República Dominicana, es la coordinadora de iniciativas para mujeres en Coalición para el Evangelio. Es autora de los estudios bíblicos «Luz en las Tinieblas» y «Completas en Él.» Está casa con su esposo Jairo Namnún con quien tienen 3 hijos. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.

Completas en Él

September 28, 2019 By lifewaymujeres Leave a Comment

Completas en Él

Por: Patricia Namnún  $9.99

Este estudio de la carta a los Colosenses ha sido diseñado para llevarte a las Escrituras diariamente con el propósito de profundizar en sus verdades, asegurarlas en tu mente y ponerlas en práctica. A lo largo de las cuatro semanas de estudio personal y discusión grupal, podrás conocer cada capítulo, reflexionar diariamente sobre un pasaje, descubrir su aplicación en su vida y luego responder orando de acuerdo con lo que Dios le revele.

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Introducción     Semana 1     Semana 2
Semana 3          Semana 4

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Ministerio de mujeres como ayuda a nuestro pastor y la iglesia

October 22, 2018 By lifewaymujeres 1 Comment

Patricia Namnún

No sé si has tenido la oportunidad de estar cerca de la vida de tu pastor. Por la gracia de Dios yo he tenido el privilegio de estar cerca del mío y esto me ha dado el beneficio de ser instruida por él, pero también me ha servido para darme cuenta de sus muchas responsabilidades y la gran carga que lleva por sus ovejas. Llamadas, consejerías, reuniones, planes ministeriales, visitas, múltiples sermones que preparar, entre muchas otras cosas que con gozo lo veo hacer. Su labor no es fácil, su llamado es alto, pero merece ser hecho hasta el cansancio porque Aquel que hace el llamado es digno y ha dado mucho más.

La iglesia es llamada en las Escrituras el cuerpo de Cristo, un cuerpo que Dios ha diversificado con dones y talentos para la gloria de Su Nombre y el beneficio nuestro: “Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó. Y si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? Sin embargo, hay muchos miembros, pero un solo cuerpo“, 1ª Corintios 12:18-20. La labor en la iglesia no puede ser hecha por una sola persona, nos necesitamos unos a otros y nuestros pastores necesitan de la ayuda de esos dones, talentos y llamados que Dios en Su sabiduría pone en medio de Su iglesia.

Una de las áreas que resulta en gran ayuda para aligerar la carga de nuestros pastores y beneficiar el cuerpo de Cristo es el ministerio de mujeres. En mi iglesia el 62.5% de sus miembros son mujeres, o sea la mayor parte de la membresía. Un ministerio de mujeres, llevado de la manera correcta y fundamentado en las verdades de las Escrituras, puede convertirse en las manos a través de las cuales nuestros pastores alcanzan a este gran grupo, sin tener la intención de separar a las mujeres del resto de la congregación.

Ayudando a aligerar la carga

Los ministerios de mujeres pueden ayudar a llevar la carga de nuestros pastores y líderes de distintas formas:

  1. En la enseñanza de la Palabra a través del discipulado

 

 

Un ministerio de mujeres apropiado provee la oportunidad de que las mujeres puedan recibir discipulado y enseñanza de parte de otras mujeres maduras.

En las Escrituras encontramos distintos pasajes que se dirigen a las mujeres de manera específica, llamándonos a vivir de una manera piadosa. Uno de estos es Tito 2, donde las mujeres son exhortadas a enseñar lo que es bueno unas a otras.  Este llamado específico implica que las mujeres necesitarán tiempo de estar juntas y de enseñarse unas a otras y aunque puede darse de manera informal, el ministerio de mujeres provee el contexto en que se pueda alcanzar a todas las mujeres de la congregación.  Aunque como mujeres debemos recibir la enseñanza de la Palabra de parte de nuestros pastores, el ministerio de mujeres provee el entorno donde el llamado de que las mujeres enseñen a otras mujeres pueda ser cumplido.

  1. En la consejería:

Las iglesias son lugares de restauración, llenos de pecadores rotos en necesidad de que sus heridas sean sanadas y en necesidad de sabiduría de Dios para distintas situaciones de la vida.

Imagínate que nuestros pastores tuvieran que dar cada una de las consejerías y servir de guía en sabiduría a cada uno de los miembros de nuestras iglesias, para cada una de las mujeres. ¡Aunque fuera lo único que hicieran no podrían lograrlo! En el Antiguo testamento (Éxodo 18) Jetro, el suegro de Moisés, le deja ver que él no podía encargarse de atender a cada una de las personas del pueblo en necesidad de dirección, porque el trabajo era mucho, y entonces le aconseja que busque la asistencia de hombres piadosos que le ayuden a llevar estas cargas y solo lleguen a él los casos difíciles.

Aunque este pasaje definitivamente no fue dado en el contexto del ministerio de mujeres, es una muestra sabia de la realidad y la necesidad de que nuestros pastores sean ayudados en atender las necesidades de guía y consejería dentro de la congregación y los ministerios de mujeres pueden ser de gran ayuda en aligerar estas cargas. Los discipulados, distintas reuniones y actividades de mujeres promueven la cercanía a otras mujeres piadosas abriendo la puerta para un acercamiento relacional y la oportunidad de buscar en otras, consejería y dirección y así aligerar la carga de nuestros pastores.

  1. Alcanzando necesidades

Una vez más, es imposible que nuestros pastores puedan alcanzar las necesidades de cada miembro. Como mencionamos antes, los ministerios de mujeres promueven la cercanía entre las mujeres y esto provee la oportunidad de ver, conocer y ayudar a las necesidades de otras. Necesidades de oración, de visita, de ayuda financiera o de consolación, cumpliendo con el llamado que las Escrituras hacen a cada creyente: “Contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad”, Romanos 12:13.

Más allá del ministerio de mujeres

Un ministerio de mujeres no debería buscar únicamente el bien de las mujeres, sino de la iglesia completa. Cuando las mujeres son servidas de una manera bíblica en enseñanza, en consejería y en atención a sus necesidades, la iglesia completa es bendecida. Mientras las mujeres se animan unas a otras en Cristo, a través de Su Palabra, se van convirtiendo en mujeres más piadosas, conectadas en oración a otros miembros de la iglesia y de su familia que se encuentran en necesidad espiritual o física.

Aunque todo lo que el ministerio de mujeres puede hacer resulta en beneficio y ayuda para nuestros pastores y la iglesia completa, no debemos perder de vista el bosque por los árboles. El propósito principal debe ser el servir a Cristo a través de servir y amar a esos otros por quienes Cristo pagó precio de sangre. No se trata del ministerio de mujeres, ni de los pastores, se trata de Jesús, de Su obra, Su llamado, se trata de honrarle a Él al servirle. Que nuestros ministerios le honren a Él mientras honran Su Palabra.

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