Skip to main content

Por Susana de Cano

El Salmo 119 es un banquete de alimento espiritual. Es la oración más larga en la Biblia entre un hombre necesitado y su Dios, quien suple su necesidad. Este salmo constantemente está uniendo la importancia de leer, memorizar, meditar y conocer la Palabra de Dios con la pronta obediencia de nuestros pies, de nuestras manos y de nuestra boca. Si algo te puedas llevar de este artículo que sea este pensamiento: El camino de la obediencia es informado por Su Palabra que es nuestra felicidad (Sal. 119:1-3) de manera que caminemos con Dios, confiemos en Él y vivamos Su Palabra (Sal. 119:4-5).

DISCIPLINA Y ORACIÓN

Un ingrediente importante en nuestra lectura bíblica es la intencionalidad, la cual se cultiva a través de la disciplina y la oración. Si deseamos aplicar la Biblia a nuestras vidas, tenemos que empezar leyéndola todos los días; además, leerla completa, no solamente un versículo aislado del propósito y sentido del resto del libro, evangelio o salmo. La Biblia es tu alimento diario que te permite tener Sus ordenanzas en tu boca y en tu corazón (Sal. 119:8).

Luego que has leído la Palabra, ten cerca de ti un cuaderno, o en tu misma Biblia, y escribe la idea central de la porción que leíste. Seguidamente, escribe el versículo que te ha llamado la atención con el propósito de memorizarlo. Puedes unirte con alguien más para este propósito de manera que se ayuden mutuamente en esta disciplina.

Por último, escribe una oración acerca del área de lucha o aprendizaje que Dios te mostró o inquietó. Pide al Espíritu Santo que te ayude a depender de Sus fuerzas, de Su sabiduría y de Su ayuda en este proceso. Lo más difícil no es hacer, es estar convencidas de que necesitamos hacerlo. Tampoco esperes sentir hacerlo, pues no nos dejamos guiar por nuestros sentimientos, más bien aférrate a la verdad que has leído y creído para aplicarla con la mirada puesta en el Dios que te ha bendecido y llamado a una relación viva con Él.

GUARDAR LA PALABRA DE DIOS

Luego de orar, meditar y escribir la exhortación que Dios te está haciendo, pregúntate: ¿Cómo guardo Su Palabra en esta área? ¿A qué te llama a obedecer? Puede ser que necesitas pedir perdón o perdonar, buscar reconciliación, dejar un hábito o confesar un pecado a Dios y a alguien más. Sea lo que sea, hazlo con la certeza de que el Espíritu Santo está contigo.

A medida que conoces más y más la Palabra, empezarás a amar más a su Autor. Obediencia y amor van de la mano. Jesús lo expresó así: «Si ustedes me aman, guardarán Mis mandamientos», Juan 14:15.  Lo cierto es que no puedes amar a quien no conoces. Por eso, la Palabra de Dios nos apunta a conocer a una Persona: Jesucristo (Luc. 24:44); para imitarlo (Rom. 8:29) al despojarnos del viejo hombre que está viciado por sus deseos engañosos, para renovar nuestra mente en la Palabra y vestirnos de Cristo (Ef. 4:22-24). El fruto de tu estudio bíblico no es automático, requiere de meditación, compañerismo y mucha oración porque es nuestro corazón el que está siendo transformado por el Espíritu Santo hacia la persona de Jesús.

APLICA LA PALABRA

Quiero compartirte estas preguntas que pueden ayudarte a examinar tu corazón junto con tu lectura bíblica. Analiza: ¿En qué meditas más? ¿Qué es lo que más deseas? ¿En qué te deleitas más? ¿Qué es lo que Dios está trabajando en tú corazón? ¿Cómo puedes glorificar a Dios en la lucha que has identificado? Si la porción de la Palabra que leíste te ha llevado a concluir que necesitas tomar acciones específicas, escríbelas; ora sobre ellas para que las puedas poner en práctica en el poder del Señor.

Vivir o aplicar la Palabra de Dios no es un asunto externo, es asunto interno —del corazón de donde provienen los pensamientos, las emociones y las motivaciones. Cuando leas la Palabra, busca a Cristo, quien es tú sabiduría (1 Cor. 1:31), Él te enseñará como atravesar las dificultades, a ver tu corazón y responder a Dios como Él es digno de ser respondido por Su hija amada. Tu lectura es importante, tu disciplina y oración también, pero todo esto con el propósito de andar como Cristo anduvo.

Por ejemplo, si Dios, en tu tiempo de lectura te ha mostrado que tienes rencor y enojo contra una hermana por tener expectativas que ella no cumplió, entonces pide perdón a Dios y acércate a tu amiga. Quizá lastimaste a tu amiga, quizá murmuraste en tu mente o con otras en contra de ella y pecaste al transgredir el segundo mandamiento. Pareciera algo escondido en tu corazón, pero que Dios sí conoce y desea que arregles para el bien tuyo y la gloria del evangelio que las ha unido en amistad (Sal. 119:11).

Sin embargo, te invito a ir más allá. Pregúntate: ¿Es usual en mí guardar rencor o enojarme con mis amistades porque no cumplen mis expectativas? Si el Espíritu Santo te muestra que es así, entonces has encontrado una raíz importante en tu corazón para ser entregada a Dios. Te has colocado en el centro priorizando tus deseos en vez de servir a otros: egoísmo. ¡Esto es aplicar la Palabra que leíste! ¡Este es el fruto!

El fruto de leer la Palabra es vivirla (Sal. 119:73). La Palabra de Dios está viva porque discierne nuestros pensamientos y nuestro corazón (Heb. 4:12), por eso es el medio que Dios usa para despertar nuestros corazones cegados a nosotras mismas y encaminarnos a activar nuestras manos, boca y pies de manera que hagamos lo que Dios nos pide hacer para Su gloria; también es el mapa que nos dirige a arrancar de raíz lo que nos estorba para aplicar Su Palabra a nuestra vida. Que podamos exclamar como el salmista: «¡Ojalá mis caminos sean afirmados para guardar tus estatutos!» (Sal. 119:5). Amén.

Susana de Cano. Casada con Sergio y juntos tienen tres hijos. Viven en la ciudad de Guatemala donde son miembros de Iglesia Reforma. Es directora de contenido del ministerio Reformadas. Actualmente estudia una Licenciatura en Teología en el Seminario Semper Reformanda, un Diplomado en Consejería Bíblica en el Seminario William Carey, y es profesora en el Seminario Teológico Centroamericano, SETECA. Creadora del blog ella habla Verdad y autora del libro: ¿Qué dice la Biblia acerca de…? Porque no toda frase que dice Señor, Señor, es verdad. Su oración es que las mujeres conozcan a Dios en Su Palabra, vivan Su Palabra y proclamen Su Palabra en el lugar donde Dios las ha colocado, y junto a quienes Dios les ha dado. Puedes seguirla en @ella_habla_verdad IG y FB, y en su blog: https://medium.com/hablemos-verdad.

One Comment

  • Alejandra Gil dice:

    Doy gracias a Dios por la vida de la autora de este tema, que ha venido como una respuesta de Dios a mis oraciones, para aprender a reconocer mi fallas y de encontrar una guía de como resolverlas con estos consejos, gracias por ayudarme a ir dia a dia edificando mi vida y la de muchas mujeres.

Leave a Reply

Hit enter to search or ESC to close