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PASAJE DEVOCIONAL: SALMOS 116:1-7

Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas. (SAL. 116:1)

Espero que nunca te hayas encontrado en una situación en la cual te parece que estás en medio de un túnel oscuro, o en un callejón sin salida. Es frecuente que nuestras amistades y familiares cercanos, en situaciones como esas, traten de animarnos o consolarnos diciendo: «Hay luz al final del camino». Pudiera ser que la situación haya sido tan terrible que hayas pensado: «¿Pero hacia dónde está la salida? ¡Todo está oscuro!» Yo me he visto en esa situación. Y no una, sino varias veces en mi vida. Hay momentos en los cuales, las cargas y la tristeza, pueden ser tan agobiantes que ni a orar atinamos. Las circunstancias son infinitas. Puede ser que seamos la causa de la situación que enfrentamos o a lo menos que seamos contribuyentes. O pudiera ser que es algo sobre lo cual no hemos tenido ninguna participación. Pudiera incluso ser una enfermedad sobre la cual no tenemos control o la muerte de un familiar querido. Tal vez se trate de alguien que se enojó u ofendió por algo que hicimos sin intención y de lo cual, ni siquiera estamos conscientes.

Yo me he visto en todas esas situaciones. Yo también, como el salmista, he clamado, he pedido, he suplicado y en todos los casos, te puedo decir que Dios me ha escuchado. No siempre me ha contestado de la manera que yo hubiera esperado ni en el tiempo que yo deseaba, pero siempre me ha respondido y me ha dado mucho más de lo que pedí y de lo que merecía.

Amo a Dios porque escuchó mi voz y mis súplicas. Cuando yo descubrí que estaba perdida y que necesitaba un Salvador, le pedí que Cristo viniera a salvarme, y entonces, me dio Su Espíritu que mora en mí. Mi amor por Él no tiene límites, pues me ha oído y ha provisto para todas mis necesidades, incluyendo aquel tiempo en el cual no estuve autorizada a trabajar en Estados Unidos y sin amigos ni familiares que me dieran un centavo, Él motivó a muchos de Sus hijos a que cuidaran de mí y proveyeran para cubrir todo lo que necesitaba. ¡A Él sea la gloria!

Dale gracias a Dios porqu e Él siempre oye nuestras súplicas.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)

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