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PASAJE DEVOCIONAL: MATEO 10:39-42

Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. (MAT. 10:42)

Hace muchos años, cuando mi esposo y yo llegamos a Estados Unidos nos vimos en un país extraño, sin recursos, con un nuevo idioma, sin saber qué dirección tomar, pero con un Señor grande y poderoso que sí conocía nuestras necesidades más íntimas y el rumbo que debíamos tomar. Recuerdo que una familia cristiana nos hospedó en su casa dándonos el alimento diario, tanto físico como espiritual, ofreciéndonos apoyo en esta nueva vida. Esta familia, con la gracia y el buen humor de la esposa, nos instruyó acerca del nuevo estilo de vida con el cual nos enfrentaríamos a partir de ese momento. Conociendo bien este país y las necesidades de los recién llegados, ella se dio cuenta de nuestra necesidad de ropa y nos llevó a un refugio que para nosotros era el departamento de ropa más grande del país. Ellos, además de enseñarnos algo acerca de las costumbres, también nos enseñaron, con el ejemplo, lo maravilloso que era llevar las buenas nuevas del evangelio, predicando y enseñando en una iglesia no muy cerca de su domicilio. Todo era nuevo para nosotros, sin embargo, ellos nos hicieron sentir tan a gusto que parecía que llevábamos años en este nuevo ambiente y que estábamos de vacaciones.

Hay situaciones en la vida que algunas veces se olvidan fácilmente, pero nunca podremos olvidar ese «vaso de agua» que unos discípulos ofrecieron a unos pequeñitos acabados de llegar a un nuevo país.

Las pequeñas cosas, las cosas que parecen insignificantes y que algunas veces pasan inadvertidas, las acciones que para algunos no tienen sentido y no ven el motivo de llevarlas a cabo. Acciones que pequeñitos en la fe necesitan ver en las vidas de los cristianos. Vidas ejemplares que estén conectadas a Cristo y asemejándose cada día más a Él. Manos que sirvan al necesitado y sirvan en la obra del Señor enseñando los caminos del Señor a los pequeñitos de edad y en la fe. Vidas cuyos corazones amen al extranjero y a sus familias. Vidas que estén dispuestas a ir más allá de la comodidad de su hogar para extender el evangelio.

Señor, ayúdame a brindar un «vaso de agua» físico y espiritual a mi prójimo en Tu nombre.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)

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