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Pasaje devocional: 1 Timoteo 4:6-11

Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad. 1 Timoteo 4:7

El pasaje devocional de hoy encierra el mensaje central de la epístola. En este encontramos los consejos del apóstol Pablo a un joven pastor sobre lo que debía ser su vida, testimonio y ministerio. También ofrece sus instrucciones en cuanto a la edificación y administración de la iglesia.

De estos consejos deducimos que para ser un buen ministro de Jesucristo se necesita, en primer lugar, estar nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina. Solamente así se puede cumplir con los tres mandamientos que el apóstol requiere: lee, exhorta y enseña. El mensaje debía ser conforme a las escrituras y muy de acuerdo con su testimonio y experiencia de vida. Debía desechar los mitos, las falsedades y evitar las conversaciones sobre palabras vanas u ociosas.

Aquel joven pastor debía ocuparse de lo que es más importante en la vida de un ministro: Ejercitarse para la piedad. Esta es la inclinación al bien o a Dios, es una actitud o respuesta adecuada a Dios, una disposición a las cosas de Él, a su voluntad y bondad infinita. En otras palabras, Pablo le recomienda hacer gimnasia espiritual, que desarrolla los músculos del espíritu proveyendo fortaleza interior. Este ejercicio de la piedad demanda esfuerzo, paciencia, sacrificio y disciplina, tal como los atletas lo hacen con el ejercicio corporal. Este ejercicio es bueno pero el ejercicio de la piedad es mejor, pues tiene promesa para esta vida y para la venidera.

La vida piadosa no solo es provechosa para el espíritu, sino también para el cuerpo aquí y ahora. El que tiene la piedad disfruta de la vida en su verdadero sentido y de sus goces más profundos y después la vida eterna de gozo sin fin. Este es el motivo por el cual los hijos de Dios están dispuestos a sufrir los oprobios de este mundo. Finalmente, Pablo ordena a Timoteo: “esto manda y enseña”, como para indicar el interés de Pablo en la enseñanza de la buena doctrina, a fin de que todo creyente sea capacitado en la Palabra, para que su provecho sea manifiesto a todos los hombres y el nombre del Señor sea glorificado.

Señor, enséñanos a experimentar y vivir en la disciplina de la piedad y el espíritu.

Un devocional de Revista Quietud

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