Skip to main content

PASAJE DEVOCIONAL: 1 CORINTIOS 2:1-5

Para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

(1 CO. 2:5)

Leí en una ocasión una frase en relación con el liderazgo que decía más o menos así: «La gente sigue al líder y después sigue a su visión». Y es cierto. Hay muchos que atrapan a las personas por su poder de manipulación, por su capacidad de decirles a las personas lo que quieren oír, por su apariencia física y por su verbosidad. Los hay carismáticos por naturaleza. Hay líderes por su posición y los hay de nacimiento. El apóstol Pablo tal vez podía mantener a las personas que lo escuchaban fascinadas con sus exposiciones y argumentos intelectuales, pero prefería predicar el sencillo mensaje del evangelio con la ayuda y el poder de Dios. Hay que ser humilde de verdad para no permitir que aflore nuestro ego. Si lo hizo Jesús, que es Dios, ¿Cómo no lo vamos a hacer nosotras? Si reflexionamos en esto, nos daremos cuenta que ser una líder de un grupo de mujeres que busca a Dios es una responsabilidad extraordinaria. Como líder, tu podrás convencer a las mujeres, pero no podrás convertirlas en nuevas criaturas. Podrás usar todas las artimañas conocidas e inimaginables para que te sigan, pero no podrás asegurar que están siguiendo a Dios. Podrás tener personas que den su vida por tus ideas, pero no podrás garantizar que permanezcan fieles.

Una iglesia saludable es el reflejo del poder de Dios, no del de su líder. Un incrédulo que busca a Dios es la oportunidad brindada a la iglesia para que se manifieste el poder de Dios. Un alma ganada para Cristo es el resultado del poder transformador de Dios obrando. Es un proceso simple y sencillo. La palabra que prevalecerá es la de Dios, no la nuestra. Muchas personas que asisten a las iglesias siguen al líder, pero caminan en vano. La fe de una persona no debe estar basada en un líder, porque por muy bueno que sea, puede fallar, y aunque no falle, de nada vale seguirle si su propia vida no está bajo la sombra del poder de Dios. Para alcanzar las promesas eternas solo hay uno al que debemos seguir: Jesús.

Pídele al Señor que te ayude a confiar plenamente en Su poder y no en el de los hombres.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)

Leave a Reply

Hit enter to search or ESC to close