Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Lucas 2:3-5
Aixa de López, Guatemala
Jesús ocupa la parte central del maravilloso plan de Dios para este mundo. Su actitud de obediencia y sometimiento al plan que el Padre tenia en mente, dejaron una huella imborrable con el corazón de la historia humana. El Plan del Padre lo cambiaría todo, pues el plan de Dios no deja cabos sueltos.
La Biblia nos dice un detalle importante acerca de los padres humanos de Jesús: eran ciudadanos sujetos a las autoridades del país. ¡Esto no es insignificante! Dios había llamado a José, un hombre no sólo descendiente del rey David, sino uno con carácter íntegro delante de Él, el cual al obedecer al Señor y ser responsable como ciudadano, fue usado para cumplir la profecía que decía que El Salvador nacería en Belén. María por su lado, avanzada en su embarazo, tampoco se opuso a lo que implicaba ese incómodo y largo viaje.
Jesús sobretodo en Su sometimiento al plan del Padre nos invita a vivir una vida rendida a los planes de Dios. Su amor y pasión por nosotros nos debe de llevar a actuar en obediencia. En este día víspera de Navidad, que pudiera no parecer tener nada especial, no menospreciemos los pequeños actos de obediencia que incluso podríamos catalogar como “no espirituales”, porque nunca podremos medir su verdadero impacto.
Dios es imparable en Sus planes y cumple Sus promesas, pero nosotros estamos invitados a participar en la maravilla de ver ese plan desarrollarse mientras nos deleitamos en hacer Su voluntad y nos maravillamos al contemplar Su poder en marcar el curso de la historia que pensó desde el principio. ¡Gloria a Dios
por esos días que no parecen tan extraordinarios!
Gracias Padre, porque tienes un plan especial para mi vida y que esta esté llena de tu bondad y amor. Por esa razón, debo ser obediente a tu llamado. Muy linda reflexión, amén.