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Karla de Fernández

Una de las bendiciones más hermosas que tenemos como mujeres, es el ser madres. Es hermosa la maternidad, nos cambia la vida desde el embarazo; sin embargo, aunque es hermosa, también es dolorosa, difícil y con una responsabilidad enorme delante de Dios.

Gracias a Dios por su Palabra y por la enseñanza que tenemos ahora en cuanto a la maternidad, y con recursos que hermanos y hermanas piadosas nos comparten a través de sus dones y talentos, hoy por hoy la maternidad es más centrada en el Evangelio. No que antes no lo haya sido, porque tenemos grandes ejemplos de madres que tomaron muy en serio su rol y llamado a la maternidad Bíblica, que criaron hijos para el Reino de Dios, reconociendo que cada niño es un alma eterna.

Mujeres como Susana Wesley que nos dejan enseñanza abundante acerca de la crianza de los hijos. Y en la Palabra de Dios hay tantas mujeres que sin duda nos muestran cómo ser y también nos enseñan en algunos casos, qué no ser y hacer en nuestra maternidad.

“Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados,
para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la
paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.”
(Romanos 15:4)

Hay una mujer que nos deja una enseñanza rica en cuanto a la crianza tanto de varones, como de mujeres. Ella es la madre de Lemuel, y el día de hoy nos enfocaremos en la enseñanza que nos deja a las madres de varones; en otra ocasión nos tomaremos el tiempo de aprender de ella acerca de la crianza de las mujercitas. (Prov. 31:10-31)

Palabras del rey Lemuel, oráculo que le enseñó su madre.

¿Qué, hijo mío?
¿Qué, hijo de mis entrañas?
¿Qué, hijo de mis votos?
No des tu vigor a las mujeres,
ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.
No es para los reyes, oh Lemuel,
no es para los reyes beber vino,
ni para los gobernantes desear bebida fuerte;
no sea que beban y olviden lo que se ha decretado,
y perviertan los derechos de todos los afligidos.
Dad bebida fuerte al que está pereciendo,
y vino a los amargados de alma.
Que beba y se olvide de su pobreza,
y no recuerde más su aflicción.
Abre tu boca por los mudos,
por los derechos de todos los desdichados.
Abre tu boca, juzga con justicia,
y defiende los derechos del afligido y del necesitado.

(Proverbios 31:1-9)

Hermosa enseñanza de una madre a su hijo. En algunos Proverbios se nos muestra cómo la instrucción de la madre es importante en la vida de los hijos. Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre” (Prov 1:8), y las preguntas que tenemos que formularnos el día de hoy son: ¿Qué tan efectivamente estoy instruyendo a mis hijos? ¿Estoy haciendo de ellos unos caballeros? ¿Su vida da testimonio de tener temor de Dios?

Nuestros hijos algún día serán esposos también, padres, empleados o empresarios, miembros de una sociedad de adultos, y lo más importante, embajadores de Dios en un mundo que lo niega.

Hay áreas específicas en las que la madre de Lemuel nos deja ver que ella se enfocaba, y son:

  • El tener tiempo para conocerlos, examinarlos, saber cuáles son sus luchas, anhelos, triunfos, fracasos, miedos…
  • La importancia de la oración.
  • Cuidado contra la inmoralidad.
  • Presiones juveniles, drogas, alcohol.
  • Nos deja en claro la importancia de mostrarle a nuestros hijos la corrupción moral y que ellos hagan una distinción objetiva de la realidad en esta cultura posmoderna.
  • Formar el carácter, ejercitar el dominio propio.
  • Ser compasivo, enseñarles a ser humanos.

Esta mujer sabía las debilidades de su hijo, conocía su carácter y tomó tiempo para darle unos consejos de acuerdo con ello. La madre de Lemuel nos reta a tomar el tiempo necesario para conversar, ver, escuchar y conocer a nuestros hijos, así como el entorno en el que se desenvuelven.

¿Cuánto debemos orar por nuestros hijos? Durante toda nuestra vida. Nunca es demasiado pronto para hacerlo y jamás será demasiado tarde para comenzar a orar por ellos. ¿Por quién orar sino por tus hijos? ¿Ante quién interceder por ellos sino ante Dios?

La importancia de advertirles contra la inmoralidad, en diversos proverbios se menciona la importancia de la pureza (prov. 5), de alejarse de la mujer ajena (Prov. 7), de alejarse de la mujer insensata y ser sabios (Prov. 9). Una madre de varones sabe la importancia de criar a sus hijos para que sean conscientes de las consecuencias que trae el vivir desenfrenadamente en cuanto a la sexualidad. Madres de varones, debemos criar hombres que amen y respeten a las mujeres, en especial a su esposa tal como indica Dios en su Palabra (Efesios 5:21-22)

Hablemos con ellos acerca de los peligros que corren en cuanto a las drogas y el alcohol. El alcohol hace cometer locuras, saca lo oculto de la personalidad, es un desinhibidor cuando se está bajo sus efectos, se cometen actos que en los 5 sentidos tal vez no se habrían hecho. El alcohol en exceso destruye al hombre, su integridad, su credibilidad, el carácter, destruye familias y se pierde el respeto.

Y, por último, le instruye a ser humano, aun en su posición de liderazgo, aun teniendo el mejor puesto en una de las mejores empresas del mundo, es necesario que sea consciente de que si alguien quiere ser mayor debe comenzar por servir.

“Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos. Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende la causa del pobre y del menesteroso.” (vv 8-9) Sé la voz de quienes nadie escucha, atiende a ellos, presta tus oídos a lo que tienen que decir, oye a los invisibles, a quienes nadie quiere atender. Sé humano, muestra compasión y escúchalos.

Defiende a todos los desvalidos, a las viudas, a los huérfanos… a los que no tienen en quien más apoyarse. Tú eres el rey, ayúdales. Haz justicia, defiende a los pobres y menesterosos, a aquellos que carecen de lo necesario para vivir. Ve por ellos, es más bendecido dar que recibir, no oprimas al pobre porque es pobre, defiéndelos, ayúdalos.

Esta madre describe el carácter de Cristo a su hijo, es una meta que todas como madres buscamos en nuestra vida y por supuesto en la de nuestros hijos.

¿Qué enseñanza te deja? ¿Qué consejos pudieras darles a tus hijos de acuerdo con su carácter? Hagamos algo, escribamos consejos a cada uno de nuestros hijos por separado, de acuerdo con el carácter de cada uno. Anotemos las características individuales de nuestros hijos, conozcámoslos, vamos a darnos a la tarea de tomarnos el tiempo para escucharlos, mirarlos, conocerlos bien a cada uno para lograr instruirlos de acuerdo con su carácter. ¿Te animas? Y veamos cómo eso nos acerca más a su corazón.

Karla de Fernández es hija y sierva de Dios por gracia. Esposa y madre. Blogger en www.soymujerdevalor.com desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios, con el fin de saborear y atesorar la belleza del Evangelio en nuestro diario vivir.

 

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