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En enero de 2004, una serie como esta no habría incluido este artículo, ya que ni siquiera Facebook había iniciado, lo hizo en febrero, seguida por Twitter, dos años y un mes más tarde; Instagram vería la luz cuatro años después de Twitter. Las redes sociales han transformado la manera de hacer ministerio, pasamos de carteles en los murales de la iglesia y llamadas telefónicas de recordatorio, a publicaciones que se vuelven virales en cuestión de minutos, y ¿qué decir de la rapidez con que corren los mensajes por Whatsapp? 

Para apreciar la magnitud de este fenómeno veamos algunos datos disponibles en diferentes sitios de internet:

  1. Al final del primer cuatrimestre de este año, Facebook tenía unos 2 billones de usuarios activos que usaron sus cuentas en los últimos 30 días; mientras que Twitter, más de 300 millones con unos 100 millones que la usan diariamente; e Instagram, 800 millones con unos 500 millones de usuarios diarios.  
  2. Alrededor del 70% de los usuarios activos en Facebook son mujeres; en Twitter, más del 20% y en Instagram, más del 60%.  
  3. En ese grupo de mujeres, la edad de la mayoría oscila entre 18-29 años; y, en segundo lugar, entre 30-49.

¡Un gran campo misionero donde esparcir la semilla de Su Palabra! Sin embargo, necesitamos ser como los hijos de Isacar (1ª Cr.12:32) quienes eran ‘entendidos de los tiempos’ para saber cómo actuar; veamos algunas pautas que nos ayudarán a usar las redes de manera que resulten de bendición:

  • Uso de las redes por su iglesia local: Las redes sociales del ministerio de mujeres deben identificarse como parte de su iglesia local, bajo su sombrilla. Es posible que, si esta todavía no se ha integrado a las redes, tampoco el ministerio de mujeres pueda hacerlo. Aunque estas puedan ser de bendición, no son lo esencial para un ministerio fructífero. Colosenses 1:6 nos recuerda cuál es la semilla que no debe faltar en nuestro ministerio y que nos ayudará a llevar fruto:

Esa misma Buena Noticia que llegó a ustedes ahora corre por todo el mundo. Da fruto en todas partes mediante el cambio de vida que produce, así como les cambió la vida a ustedes desde el día que oyeron y entendieron por primera vez la verdad de la maravillosa gracia de Dios. (NTV).

  • Aunar esfuerzos: Verificar cuáles tareas pueden hacerse en conjunto con el equipo de social media de su iglesia local evitando así duplicidad de esfuerzos.

Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Ec. 4:9 (NTV)

  • Creación de perfiles: Definir cuáles redes se utilizarán, pues el promedio de edad de las seguidoras varía en cada red: las más jóvenes, en Instagram; las más adultas, en Facebook.  Además, es recomendable tener un blog dentro de la página de la iglesia donde las mujeres puedan tener acceso en cualquier momento a los artículos publicados.

En iglesias nuevas o pequeñas puede ser suficiente iniciar con grupos privados de Facebook o grupos de Whatsapp donde compartir actividades del ministerio y motivos de oración, esto les permitirá ir conociéndose, así como identificar los dones que serán útiles cuando se cree el perfil público. 

“Hay un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar” Ec. 3:2.

  • Equipo de media: Dos elementos deben tenerse en cuenta: los artículos y las imágenes; se necesitarán colaboradoras que les guste escribir o editar artículos; y, diseñadoras gráficas; no tienen que ser profesionales. Dios nos ha dado la gracia de contar con múltiples colaboradoras tanto en el área de diseño como de escritura de artículos; y, haber distribuido los temas -maternidad, vida devocional, soltería, matrimonio, etc.- entre las gestoras de contenido quienes coordinan con las autoras, los artículos a publicar y sus fechas, ha contribuido a integrar más mujeres y a una mejor planificación.

 

 

Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros”.  1ª P.4:10

  • Frecuencia de las publicaciones: Dependerá de la cantidad de colaboradoras, debiendo aumentar en proporción al número de colaboradoras. Es preferible iniciar con menos publicaciones que asumir compromisos que luego no se puedan honrar, pues esto resta credibilidad y refleja falta de orden ante las seguidoras. Los temas deben ser variados para que las mujeres se sientan identificadas en sus diferentes etapas de vida.

  • Lineamientos: Estos sirven de guía tanto a las autoras como a las diseñadoras gráficas para lograr cierto grado de homogeneidad. Deben respetarse los derechos de autor en fotografías y otros recursos -como traducciones o publicaciones de otros ministerios-. Existen sitios en internet que ofrecen fotografías sin costo.

  • Las redes sociales no sustituyen el tiempo devocional, ni el estudio personal de la Biblia, ni la congregación ni el ministerio de mujeres, ni la iglesia local: Cuidemos de no fomentar la adicción a las redes ni el “cristianismo virtual” o “clicktianismo”, como se llama en algunos círculos a la creciente tendencia, sobre todo en jóvenes, de pensar que por darle clicks a artículos en las redes ya están creciendo en su fe. Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros”. He. 10:25.

  • Contenido: Aunque parezca obvio, debemos asegurarnos de que las publicaciones contribuyan a la madurez cristiana de las seguidoras, llevándolas a la Palabra y enfocándolas en Cristo, enseñándoles cómo vivir el Evangelio y su diseño como mujeres.

Parafraseando 1ª Co. 10:31 “ya sea que diseñemos, escribamos o publiquemos, hagamos todo para la gloria de Dios”.

Ysabel es madre de un hijo adulto: Emilio. Abogada. Es miembro de la Iglesia Bautista Internacional donde sirve como diaconisa y forma parte del comité coordinador del ministerio de mujeres Ezer como editora de contenido y encargada de las redes sociales, además dirige un grupo de estudio bíblico en su hogar. Es graduada del Instituto Integridad y Sabiduría.

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