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Lo que Dios espera de nosotras

Margarita de Michelén

Por medio de cosas de la vida diaria, se nos transmiten ideas de lo que Él espera de nosotras. Veamos algunas:

  1. Una vid que lleva frutos.

En Salmos 128 vemos que una de las bendiciones de un hombre temeroso del Señor era tener una esposa que: será como fecunda vid en el interior de tu casa (v.3). Nosotras fuimos creadas para dar a nuestros esposos todas las bendiciones que estén a nuestro alcance. Debemos ser causa de bienaventuranza, dicha y gracia para ellos, y esto en abundancia. Podremos producir estos frutos solo si nos mantenemos unidas a la Vid verdadera que es Jesucristo.

¿Quieres llevar fruto de calidad que traiga felicidad a la vida de tu esposo? Entonces aférrate con todas tus fuerzas al único que es capaz de hacernos producir frutos. De Él recibimos toda bendición con la cual podremos bendecir a quien amamos. Sin Él nada podemos hacer. Filipenses 4:13 nos da un excelente estímulo: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. ¡En Su fortaleza podremos llevar frutos en abundancia!

  1. Una corona.

Proverbios 12:4 declara:

  • La mujer virtuosa es corona de su marido, mas la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos.

Una corona, tiara o diadema, es símbolo de realeza, hermosura, respeto, dignidad, durabilidad, grandeza y majestad. Una corona es lo que distingue a un rey. Cuando, con la ayuda de Dios, coronamos a nuestros maridos con respeto, dignidad y hermosura, y ponemos a su disposición nuestra fuerza, capacidad, habilidad, entereza, valentía y carácter moral, estamos afirmando y realzando su masculinidad y, por lo tanto, los estamos ayudando a que sean los hombres que Dios quiere que sean.

Por llevar Su imagen, ambos somos coronas (Sal. 8:5-6). Una forma en que llevamos esa gloria y honra es cuando hacemos lo que Dios nos encomendó, pues estamos funcionando según Su diseño. El hombre recibe gloria y honra cuando es coronado por las virtudes de su esposa y la mujer recibe gloria y honra al coronar a su esposo.

Lo contrario a ser corona es ser «carcoma de sus huesos». ¿Qué hace la carcoma? Daña, roe, destruye. ¿Cómo somos carcoma? Cuando abatimos, debilitamos, avergonzamos, arruinamos, fastidiamos, batallamos, reñimos, creamos conflictos, somos espíritu de contradicción, somos indomables, inestables y les hacemos la vida difícil a nuestros esposos.

Es lo contrario a tener «un espíritu afable y apacible» (1 Ped. 3:4). ¡Seamos mujeres virtuosas y valientes poniéndonos cada día el «escudo de la fe» y tomando «la espada del Espíritu que es la palabra de Dios» (Ef. 6:16-17), a fin de «coronar» y no «carcomer»!

Un fragmento del libro Mujer verdadera (B&H Español)

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