El orgullo termina en humillación; mientras
que la humildad trae honra. —NTV
PROVERBIOS 29:23
A veces pensamos que una persona humilde es quien no tiene dinero y vive en condiciones precarias. Pero la humildad es más bien un estado del corazón, de uno que piensa en los demás y no en sí mismo.
Jesús es el ejemplo mayor de humildad. Renunció a Sus privilegios divinos. Adoptó la posición de un esclavo. Se humilló a sí mismo en obediencia a Dios. Murió en una cruz como un criminal. Pero, como dice nuestro proverbio, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio un nombre que está por encima de todos los nombres.
¿Estás dispuesta a ser humilde? En la historia de la iglesia vemos las marcas de Jesús en aquellos misioneros que renunciaron a sus derechos y cambiaron de país. Otros adoptaron una posición inferior para ganar a las personas para Cristo. Están los que en obediencia a Dios han muerto por el «crimen» de seguir a Jesús.
Renuncia hoy a tus derechos con tal de que otros oigan el evangelio. Adopta la posición de abajo, como si fueras un banquillo, para que otros se asomen por la barda y vean a Jesús. Sé obediente aun cuando eso implique no pensar en ti misma y en tu comodidad. A su tiempo, Dios te exaltará. (KOH)
La verdadera humildad no es pensar que
eres menos; es pensar menos en ti.
C.S. LEWIS
Un devocional de Un año con Dios (B&H en Español)