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Por Venónica Rodas

Mamá, fuiste creada para cuidar la vida de tu hijo desde su nacimiento. Ahí es donde ese pequeño tiene su hogar, entre abrazos, cuidados, guía y amor.   

Tú, como madre, eres su guía espiritual, la persona que lo guiará cuando empiece a tener conocimientos de su naturaleza, de sus debilidades, de sus grandes tareas y de su precioso destino. Desde muy pequeño, tu hijo debe saber que, si es la voluntad de Dios, es un candidato al cielo y que su vida debe ser un caminar con Dios cumpliendo su propósito. Es ahí, en medio de tu crianza, que tu hijo empieza a transitar el camino hacia Dios. Eres quien debe hacerle conocer el glorioso aprendizaje de las virtudes cristianas, que son el único camino de la felicidad eterna.    

Por eso puedes considerar tu maternidad como un campo misionero, tu lugar a trabajar, la tierra donde debes sembrar y cultivar con paciencia, esperando fruto que glorifique a Dios. 

  
Hoy puedes creer las palabras del Salmo 127:4, «Como saetas en mano del valiente, así son los hijos». Tus hijos son «como flechas en manos de un guerrero». Tú puedes ser esa guerrera y trabajar en tu hogar preparando esos fieles seguidores de Dios, los cuales serán usados con un plan específico el día de mañana.   

Un ejemplo, es la madre de Timoteo. Pablo la menciona positivamente, destaca su cristianismo fiel y su crianza piadosa. Dice, «Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó … en tu madre Eunice». (2 Tim. 1:5) Vemos el ejemplo de una madre dispuesta a trabajar en las generaciones siguientes, dedicando parte importante de sus años a la guía espiritual de su hijo, como vemos en 2 Timoteo 3:14-15, «Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras».   
Ella vio, pudo contemplar el futuro de su hijo, fue una misionera en su hogar.   
Timoteo fue criado bajo la influencia de una «fe no fingida».   

¿Qué es la «fe no fingida»?   

Fe: Convencimiento de que una cosa es cierta. Fidelidad. Fingida: Hacer creer con palabras, gestos o acciones una cosa que no es verdad. Representar una cosa de modo que parezca real.   

¡Qué gran ejemplo de una madre comprometida con su crianza! Dispuesta a ser ejemplo, amando a Dios por, sobre todo, mostrando una fe real, siguiendo un cristianismo en fidelidad y honrando a Dios más que sus propios intereses.   

Eunice tomó la vida de su hijo como un campo misionero. Hoy, tú puedes hacer lo mismo y sin darte cuenta, puedes estar criando los «Timoteos» de las siguientes generaciones. El Señor te puede y quiere utilizar para la crianza de las siguientes generaciones.   

Susana Wesley, madre de Juan Wesley (fundador del metodismo) y Charles Wesley (uno de los más grandes escritores de himnos de todos los tiempos), dijo:   

«Ninguno puede seguir mi método si no renuncia al mundo en el sentido más literal. Hay pocos, si es que los hay, que consagrarían cerca de veinte años del primor de sus vidas, con la esperanza de salvar las almas de sus hijos».  


Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.

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