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¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos. —NTV

1 CORINTIOS 6:19

¿Alguna vez sentiste que el cristianismo significa puras prohibiciones? O por lo menos tus compañeros te tildaban de raro, pues todo lo que sabían de los cristianos es que «no hacen esto y no hacen aquello». Por equivocación podemos pensar que nuestro cuerpo es pecaminoso, pues la gula, las borracheras y los apetitos sexuales vienen de «la carne». ¿No es lo mismo? ¡Falso! La carne es nuestra naturaleza vieja o pecaminosa, y algunas traducciones bíblicas usan estos términos. Su origen es espiritual, no físico. Dios nos creó y de forma maravillosa nos tejió desde que crecimos en el vientre de nuestras madres, según el Salmo 139. El cuerpo humano es tan maravilloso que incluso Darwin reconoció que era difícil imaginar que el ojo humano se hubiera desarrollado por pura selección natural. Y el ojo es solamente una pequeña parte de todo ese milagro que somos. Como hija adoptiva del Señor, tu cuerpo es templo y morada del Espíritu Santo. Él quiere usar tus manos, tus pies y tu boca para reflejar Su gloria. Tu sexualidad también es regalo de Él; respeta y disfruta ese don de ser mujer. (MHM)

Mejor que una religión del «no», ¡una relación del «sí»!

Un devocional de Un año con Dios (B&H en Español).

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