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[¿Conoces el llamado de Tito 2?]

Betsy de Gómez

La manera en que vivimos adorna o desacredita el evangelio. Si nuestro estilo de vida está rendido al evangelio y al diseño de Dios para nosotras, vamos a contribuir poderosamente al testimonio de la iglesia.

Estas virtudes en Tito 2:4-5 no deben verse como una imposición ni una carga, son el resultado de creer y abrazar el evangelio ya sea que Dios te llame a formar un hogar con tu futuro esposo, o te llame a la maternidad o quizás a una vida consagrada a Su servicio. Y tu juventud es un terreno fértil en el que puedes cultivar tu relación con Dios y plantar en tu corazón las semillas de la feminidad bíblica de manera que puedas glorificar a Dios en todas las etapas de tu vida.

Dios le da prioridad a la familia y al hogar sobre todos los planes que una mujer joven pueda tener. Dios eleva el valor de un carácter que refleje las virtudes de Cristo por encima de los atributos que el mundo considera atractivos para una mujer.

… a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos…
Es un alto llamado para una generación que perdió el respeto por el matrimonio como una institución ordenada por Dios, en la que las mujeres «usan» al esposo como un pañuelo desechable. Vivimos en un mundo en el que los divorcios y las uniones de personas del mismo sexo aumentan, en una sociedad que invita a las embarazadas a terminar con la vida de su bebé si llega en un momento «inconveniente» y que empuja a las madres a salir del ámbito de influencia de sus hijos para ir detrás de sus propios sueños.
Justo allí es donde Dios nos llama a vivir el evangelio de una forma que pueda ser vista por otros y traiga honor a Su nombre, atesorando lo que Dios valora. Cultivemos el amor por el matrimonio, preparémonos para dedicarnos a la crianza de nuestros hijos, elevando el estándar de la familia.

… a ser prudentes…
La prudencia es un valor en extinción entre las jóvenes de hoy en día. La palabra en griego es sófron y quiere decir «templado», «sereno», «de sano juicio», «capaz de controlarse a sí mismo». ¿No es exactamente eso lo que hace falta en nuestra sociedad? Jóvenes capaces de refrenar sus deseos carnales, con dominio de sus emociones y con la serenidad de sopesar las consecuencias de sus acciones antes de actuar.
Este es un hermoso adorno que las chicas pueden lucir ante un mundo desenfrenado, como lo expresa 1 Timoteo 2:9, más bello que las joyas preciosas.

… puras…
La pureza solo está de moda en las marcas de las botellas de agua. Perdió su importancia cuando tiene que ver con el carácter de una joven de estos tiempos. Pero con tanta suciedad a nuestro alrededor y con la mugre de nuestros propios pecados, ¿cómo podemos vivir puras? Cristo cargó con toda contaminación del pecado, nos lavó con Su sangre preciosa, nos presenta totalmente limpias delante del Padre y mientras el remanente del pecado esté en nosotras, nos garantiza que seremos santificadas si caminamos en Él.
Podemos crecer en santidad porque Su evangelio nos capacita para vivir puras en nuestra mente,
en nuestro andar, en nuestras relaciones y con nuestro cuerpo.

… hacendosas en el hogar…
Nuestra sociedad opacó el valor del trabajo en el hogar y puso todas las luces en la calle, en las oficinas, en una carrera profesional y desvirtuó los colores de la hospitalidad y el amor por el hogar. Solo una joven que aguarda con ansias ese día en el que Cristo mostrará toda Su hospitalidad al darnos entrada en Su morada eterna puede cultivar un corazón que aprecie el trabajo en el hogar.

… amables…
La amabilidad solo puede ser vista en un corazón que no está centrado en sí mismo, y ese corazón proviene de la comprensión de la obra de Cristo por nosotras. ¡Él se despojó de Su trono para servirnos! Esa es una razón suficiente para cultivar la amabilidad en el trato con los que nos rodean.

… sujetas a sus maridos…
La sumisión es un concepto arcaico para las jóvenes de esta época, a la mayoría se las entrena para que no dependan de sus esposos y para que no acepten ninguna autoridad que no sea la suya propia. El pecado empañó la belleza de la sumisión, pero Cristo la modeló a todo color al someterse libremente a la voluntad de Su Padre y el fruto de esta sumisión es el mayor de los milagros, la salvación.
Cuando nos acercamos al concepto de la sumisión con la obra de Cristo en mente nos damos cuenta de que la sumisión de una esposa se trata de algo grandioso, representa la sumisión de la Iglesia, la novia de Cristo, a Él.

Un fragmento del libro Mujer verdadera (B&H Español)

2 Comments

  • Vilma dice:

    Gracias por estas enseñanzas y verdades pido a Dios tener un corazon para oir y obedecer su palabra. Un corazon moldeable para que el evangelio de Cristo obre en mi vida y pueda aplicar en mi vida diariamente

  • Nayté Orellana dice:

    Por cada línea leída pensaba: ¡Dios como es posible que en este tiempo existan mujeres tan valientes para publicar esto!

    Sé que es un artículo de mucha bendición si cae en tierra fértil.

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