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Por Verónica Rodas.

En la vida tenemos incontables decisiones diarias y en muchas  de ellas, necesitamos de consejo, ayuda, guía y sabiduría. 

Pregúntate por un momento: ¿Qué mejor consejero, guía y proveedor de sabiduría, que Dios mismo? ¡Este sin duda es el Consejero por excelencia, un ayudador inigualable! Aquel que de la nada formó el universo, lo sostiene  y dirige cada día para sus propósitos eternos. 

Extaordinario saber que Dios ha decidido manifestarse a nosotras, revelarse, guiarnos, aconsejarnos ¿Y qué si Dios fuera nuestro más cercano consejero? Qué privilegio incomparable. 

Charles Hodge: “La Biblia contiene todas las revelaciones existentes de Dios, las que Él dispuso para ser regla de fe y práctica para Su iglesia”. 

La Palabra de Dios es un privilegio singular que tiene el creyente, no solo por su excelencia de palabras, alta redacción, prosa creativa, rima, o su conjugación de verbos, sino por la procedencia que tiene. La Biblia es voz de Dios, por lo tanto no tiene igual. 

2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. 

La frase  “toda la escritura” significa que en su totalidad, proviene de Dios. Ella es inspirada, exhalada por Dios, es una revelación de sí mismo. Esto la hace, sin duda, única. 

Esta palabra divina, es util. ¿Para qué es util? para “enseñar”: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil (provechosa, beneficiosa) para enseñar”. La Palabra no solo da claridad en tu vida cotidiana, sino también endereza y corrige lo torcido. Te hace sabio para decidir qué debes hacer. Es más que un manual o instructivo, es la voz de Dios revelandose. Es la plomada con la que cada aspecto de nuestra vida debe estar alineada.

No hay mejor consejo ni guía. No hay mejor método o modelo para ser esposa, madre, o una mujer piadosa. Por lo tanto, pasemos tiempo cada día en leer, estudiar y meditar las Escrituras. Cultivemos así la sabiduría que necesitamos como mujeres para edificar nuestras vidas y casas.

Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.

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