[PASAJE DEVOCIONAL: GÉNESIS 45:4-10]
Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. (Gén. 45:5)
Siempre se ha dicho que José representa en la Sagrada Escritura el carácter más parecido al Señor Jesucristo. En él encontramos a un hombre íntegro, misericordioso, compasivo, amoroso y perdonador. Él fue instrumento de Dios para preservación de Su pueblo. Mantuvo la fe de sus padres en todas sus pruebas. Aceptó los hechos de su existencia como expresiones de la voluntad de Dios. No hubo en él queja, murmuración, maldad, propósito de venganza ni rencor. Por el contrario, llegó incluso a regocijarse en el Señor. Este es uno de los relatos más conmovedores de toda la Biblia.
En Cristo tenemos el ejemplo de vida más excelente. Él vino a buscar y a salvar lo que se había perdido por medio del perdón. El Señor nos enseña en Su oración modelo a perdonar las ofensas, y nos dice que, si perdonamos, Él nos perdonará. Jesús nunca pidió a Sus discípulos algo que no fuese capaz de cumplir. En la cruz del Calvario, Él perdonó a Sus victimarios. El apóstol Pablo, como digno seguidor del Maestro, nos enseña a ser benignas unas con otras, misericordiosas, perdonándonos unas a otras, como Dios también nos perdonó en Cristo (Ef. 4:32).
El evangelista Juan nos dice: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados…» (1 Jn. 1:9). Yo he oído a muchos decir: «Yo perdono, pero no olvido». El Señor quiere que seamos sinceras y veraces. Cualquiera que sea tu interpretación, el Señor declara en Marcos 11:25: «Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas». Ya el Señor lo había dicho: «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial» (Mt. 6:14).
Comencemos hoy a vivir las
enseñanzas del Señor.
Devocional extraído de Devoción para el corazón (B&H Español)
