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Por Angélica Rivera de Peña

Una de las cosas que me produce satisfacción, es hacer una lista de pendientes y marcar las tareas realizadas, esto no está mal, el asunto es que hay días que mi lista es tan grande que he pensado que no hay tiempo para estar con Dios, porque estoy llena de actividades y compromisos.

¿Es esto un buen uso de mi tiempo? 

La Biblia nos dice en Efesios 5:15-17:

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Pero… ¿Qué es administrar o aprovechar bien el tiempo?

Es usar las 24 horas de cada día para cumplir los propósitos de Dios. No se trata de hacer muchas cosas, mas sí hacer lo que Dios quiere que hagamos.

Muchos podrían pensar que usar bien el tiempo es llenar el día de actividades. Cuando hablamos de usar bien el tiempo nos referimos a estar en una comunión fresca e íntima con Dios, de tal manera que podamos discernir cuáles cosas son importantes, cuales son urgentes y escoger aquellas que nos han sido encomendadas para la expansión y gloria de Su reino.

Cada una de nosotras vivimos para cumplir un propósito orquestado por Dios.

El rey David, tenía un propósito que Dios le había asignado para servir a su generación, cuando ese propósito fue cumplido, murió.

 Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. (Hechos 13:36)

Dios es quien nos ha puesto en este tiempo, y en esta generación, bajo estas circunstancias y Él es quién decide según Su perfecta voluntad cuando partiremos.

La triste realidad es que muchas personas viven sin un propósito claro de por qué levantarse cada mañana, la vida se vuelve una rutina, y olvidan que el tiempo que se nos ha dado es un regalo de Dios. El tiempo es limitado, porque un día moriremos, así que debemos vivir con la conciencia clara, de que vivimos para Su gloria, para darle a conocer, para mostrar a un mundo que vive sin esperanza, que hay salvación en Él. Debemos usar los dones, conocimientos, talentos, oportunidades, para levantar Su nombre y deleitarnos en Él.

Entonces, al entender qué es usar bien mi tiempo, ahora debemos preguntarnos, ¿Cómo uso bien mi tiempo?

1) Dando prioridad a lo que prioridad merece

John Wesley decía:
“Tengo tantas cosas por hacer, que dedico la mayor parte del tiempo a orar, antes de estar dispuesto a hacerlas.”

En esos días donde estamos llenas de compromisos, la Biblia, la oración será ese motor que nos dará la vitalidad y claridad para discernir qué hacer, al final se trata de hacer lo que Dios quiere y no nuestros planes.

Descubre esas cosas que te quitan el tiempo que le pertenece a Dios. ¿Duermes más de la cuenta? ¿Pasas más tiempo en las redes sociales que en la Biblia? ¿Inviertes mucho tiempo en tu apariencia física? Pídele a Dios que te examine para saber que pudiera estar compitiendo con Dios.

2) Viendo la vida con los lentes de Dios, por encima del sol. Viviendo con los ojos puestos en las cosas de arriba.

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosenses 3: 1-2

Cuando nuestros ojos están enfocados en Dios y Su reino, buscamos su voluntad, y así se torna más fácil rechazar cosas que no tendrán un valor eterno. El dinero o mis deseos ya no deberían determinar lo que hago, Cristo debe ser el Señor y capitán de mis días.

¿Cuánto tiempo malgastamos en los afanes de esta vida? Todo esto que podemos ver es pasajero, invirtamos nuestros esfuerzos en aquello que es eterno. 

3) Aprendiendo a decir que no

Muchas veces, no sabemos decir “no” y queremos estar en todas las actividades. Querer cubrir todas las necesidades no es sabio. Hay cosas que aunque son buenas nos llenan la agenda y nos apartan de cultivar nuestra relación con Dios, si es así, debemos decir “no.”

4) Planifica desde un día antes, aquellas cosas que quieres hacer.

Levantarnos cada día con una idea clara y organizada de lo que queremos hacer, es más fácil para lograr los objetivos, solo recuerda que se trata de cumplir Su agenda. Cada mañana presenta a Dios tus planes y pídele que sea Él quien dirija cada día.  

Anhelo que estas verdades no se queden en palabras, si no que seamos movidas a la acción, a vivir cada día conscientes de para quién vivimos, usando nuestro tiempo para los propósitos de Dios. Nos traerá gozo, porque estaremos viviendo para lo que fuimos creados.

Angélica Rivera de Peña es diaconisa en la Iglesia Bautista Internacional, República Dominicana,  es graduada del Instituto Integridad & Sabiduría y tiene un certificado en ministerio del Southern Baptist Theological Seminary, a través del programa Seminary Wives Institute, está casada con el pastor Joel Pena, encargado del ministerio de Vida Joven de su iglesia donde Angélica sirve junto a su esposo, y tienen dos hijos, Samuel y Abigail.

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