Maritza Soriano
«Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al
que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo»
(LUC. 3:11).
Al andar por cualquier ciudad, encontramos muchas personas necesitadas. En algunos casos tienen problemas mentales, como sufren algunos soldados al regresar del servicio militar, otros debido a fracasos en negocios, adicciones a drogas, pérdida de trabajo, familia, etc.
Hace un año, mientras experimentábamos los retos de los huracanes Harvey, Irma, María y José, además de terremotos, inundaciones y erupciones de volcanes, los medios de comunicaciones y los equipos de emergencia mostraron las grandes necesidades y cómo las personas respondían con urgencia para facilitar lo necesario en los lugares afectados.
Cuando ocurren desastres naturales, vemos la solidaridad mundial para salvar una vida. Así también debemos unirnos todos para salvar una vida de la separación eterna de Dios. Las necesidades de las personas nos ofrecen oportunidades para suplirlas y tener conversaciones sobre del reino redentor de Dios.
En este capítulo 3, Juan el Bautista proclamó el bautismo del arrepentimiento para el perdón de pecados. Este arrepentimiento producirá frutos dignos que evidenciarán un nuevo comienzo bajo la dirección de Dios. Después del bautismo del Señor Jesús, en Lucas 4:18, el Señor identifica Su misión de dar las buenas nuevas del reino a los necesitados. Luego de experimentar un verdadero arrepentimiento y el perdón de pecados, nuestra vida hará acciones de amor para guiar a los demás a la salvación eterna en Cristo.
Gracias, Señor, por suplir nuestras necesidades. Ayúdanos a compartir tus bendiciones con los necesitados.
Un devocional de Un año con Jesús (B&H Español)