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Por Angélica de Vera

La sala de parto no está disponible, no hay agua caliente ni frazadas listas para el recibimiento, solo paja seca amontonada en las esquinas, dispuesta para alimentar a los que viven en el establo. La virgen está urgida, y aumenta la presión tras cada puerta que se cierra. No hay lugar para dormir esa noche y menos para nacer. Qué noche tan oscura, ante tal necesidad y sin provisión, ¿dónde está el cielo a esta hora cuando todo se complica aquí en la tierra?

Pero esto comenzó con un anuncio, con una buena noticia, con promesas de honor, tal y como Isaías declaró: “acudirán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer.” (Isaías 60.3) Pero qué contradicción, las antorchas escasamente alcanzan para alumbrar el establo. Quién podrá venir, cómo serán convocados… y la tenue luz de la lámpara está por apagarse.

Parece que falta logística para que se cumpla lo que fue profetizado, lo visible contradice lo prometido. Cómo, cuándo, dónde, con quién, se preguntan los que esperan en noches tan  oscuras como esta.

Al tiempo, aparecen unos sabios de oriente en la escena y se preguntan ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos “su estrella” en el oriente y hemos venido a adorarle. (Mateo 2.2). ¿Su estrella?, definitivamente el cielo siempre hace su parte.

Quizás estás expuesto a una noche larga, tal vez estás lidiando con cosas contrarias a las promesas de Dios para ti, pero así como el nacimiento de Jesús fue anunciado y todo se cumplió conforme fue dicho, así mismo se cumplirá lo que Dios anunció para salvación y bendición de los que creen. Incluso la oscuridad obrará a favor, será notorio el resplandor, y por esa luz otros vendrán a ti para adorarle a Él.  Sé que para muchos, ahora mismo, ya hay sabios en camino, y aun en la noche tendrán encuentros gloriosos que serán testimonio de que aunque atraviesen valles de sombra, avanzan confiados como a pleno día.

El niño nació, acurrucado entre la paja caliente cual cordero, frágil y pequeño; la condición de su llegada anuncia su destino, es el bebé de la virgen pero también es el Rey de Reyes y Señor de señores, y es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Sea esta navidad tiempo oportuno para que a pesar de la noche, se deje ver en ti la estrella que guiará a otros al cumplimiento de lo prometido, finalmente todos postrados ante su presencia adoraremos al Rey que nació.

Angélica de Vera, esposa de Maikel y mami de Mical y Misael, venezolana y servidora del Señor. Tiene un posgrado en Lectura y Escritura.

One Comment

  • YACQUELINE dice:

    Es simplemente inspirador tu versión del relato Bíblico, eres una mujer Bendecida para bendecir a otros a través de tú pluma.
    Que Dios continúe abriendo las ventanas de cielos para ti y que vean Su Gloria todas las naciones de la Tierra .

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