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El Señor es Dios celoso… y nunca deja
sin castigo al culpable… —NTV
NAHÚM 1:2, 3

Nínive fue una ciudad importante de la antigua Asiria, una nación que fue usada por Dios para juzgar a los israelitas, devastar su tierra y llevar a muchos al exilio. En sus tiempos, nadie pensaba que podría ser conquistada. Situada en el río Tigris, medía unos 50 kilómetros de largo y tenía mucho poder comercial.

El rey Senaquerib construyó un enorme palacio majestuoso y la ciudad fue conocida también por su esplendor. Entre otras cosas, era famosa por sus templos, como el de la diosa Ishtar.

Nahum advirtió que Dios castigaría a Nínive por su crueldad, su maldad y su idolatría. El Señor es celoso y no tolera a los que siguen rebeldes contra él. A pesar de lo difícil que parecía vencer a esta gran ciudad, en el año 612 a.C. fue asediada por los babilonios y medos, durante tres meses. ¡Hasta cambiaron el curso del río y entraron por el cauce seco! Arrasaron Nínive, la ciudad orgullosa, hasta los cimientos.

¿Te desespera la maldad que domina en las noticias? Secuestros, muertes, terrible violencia, inmoralidad que ofende al Dios que ve todo. Tal vez sientas que Dios tarde mucho en obrar, pero recuerda: Él promete castigar a los que lo rechazan y en su tiempo, se hará justicia. (MHM)

El Dios verdadero no admite competencia, pues no hay quien se compare con Él.

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