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Amar

Amando al extranjero

February 23, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Liliana González de Benítez.

Es fácil reconocer a un extranjero; hasta un niño lo distingue. Tiene un halo de melancolía, y cierto acento al hablar. Un desterrado comprende pronto que no encaja en ningún lugar. Aunque sea acogido por un grupo de personas en la nación donde se establece, siempre encuentra a su paso otro grupo humano que lo rechaza y discrimina.  

Jesucristo fue un extranjero en el mundo 

El Rey del universo, el primogénito de toda la creación dejó su gloria celestial para peregrinar entre los hombres. El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros (Juan 1:14). Desde Su nacimiento, Jesús soportó las desventuras de un expatriado. Tuvo por cuna el pasto del ganado, fue perseguido por un rey malvado, asesino de infantes. Ni un mes de vida tenía la noche que huyó hacia Egipto asido al pecho de Su madre.  

Causa perplejidad que la segunda Persona de la Santa Trinidad anduviera en este mundo haciendo el bien sin tener un lugar donde recostarse. Despreciado por muchos, inclusive por Sus parientes y conciudadanos, Cristo el Salvador fue el blanco de prejuicios. 

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (Juan 1: 10-11). 

¡Qué ironía! El mundo que Él creó con el eco de Su voz, y amó hasta lo sumo, no lo conoció. Cuánto dolor soportó que hasta lágrimas de sangre lloró cuando Su pueblo elegido no lo recibió. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (Juan 1:12-13). 

Jesucristo nos salvó cuando éramos extranjeros y enemigos de Dios. Ahora, por Su misericordia, todos los que creemos en Él somos conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios (Efesios 2:19-22).  

La dispensación benevolente de la gracia de Dios debe movernos a amar como Jesús amó. 

Dios ama al extranjero 

Él hace justicia al huérfano y a la viuda, y muestra su amor al extranjero dándole pan y vestido (Deuteronomio 10:18).  

Debido a que los líderes judíos despreciaban a los forasteros y a ciertos individuos y grupos raciales (llámese publicanos, samaritanos y gentiles), Jesús enseñó en la sinagoga de Nazaret. Esta ciudad que lo vio crecer y no confió en Él. No entendió que el sacrificio que Dios quiere no es afligir el alma por un día e inclinar la cabeza como un junco en señal de ayuno, sino partir el pan con el hambriento, hospedar al extranjero itinerante, vestir al desnudo, ¡y no darle la espalda a un hermano! (Isaías 58:7).  

En aquel discurso que casi le cuesta la vida (Lc. 4:25-27), Jesús les recordó a sus paisanos dos pasajes del Antiguo Testamento que revelaban el amor de Dios por las almas que no pertenecían al pueblo de Israel. Permíteme parafrasearlos: Cuando el Altísimo cerró los cielos y no mandó lluvia ni rocío durante tres años y medio, y el hambre azotó al pueblo de Israel, una viuda pobre de Sarepta de Sidón, tierra de gentiles, vio la gloria de Dios después de hospedar y sustentar —con un puñado de harina y un poco de aceite— al profeta Elías…  

… Asimismo, había en Israel numerosos enfermos de lepra en tiempos del profeta Eliseo, pero no fue sanado ninguno de ellos, sino Naamán, que era extranjero. 

Jesús narró ambas historias para humillar el orgullo nacional del pueblo judío y enseñar que el amor y la compasión no deben limitarse a una raza o grupo élite.  

Para los que estamos en Jesucristo no existen barreras ni prejuicios raciales, porque todos somos hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús (Gálatas 3:26-28). 

Los cristianos son extranjeros en el mundo 

Aunque vivimos en el mundo, no somos del mundo. Nuestra ciudadanía está en los cielos (Filipenses3:20). Nuestra bandera es el amor. Los creyentes hemos sido llamados a amar al prójimo sin tomar en cuenta creencias, razas, linajes, lugares de procedencia, posiciones sociales (Mateo 22-39). Nosotros ―al igual que lo fue Jesús― somos extranjeros y peregrinos en este mundo. 

Es un acto de adoración a Dios negarnos a nosotros mismos acortando nuestras finanzas y comodidades, para ayudar con alegría a los que están en verdadera necesidad. Recordemos que Jesús prometió regresar en gloria, para traer juicio, resurrección y vida eterna a todos los que creen en Él. A los suyos dirá: Vengan, benditos de Mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo, porque fui extranjero, y me recibieron… (Mateo 25: 35-40-énfasis añadido). 

«Padre, gracias por salvarme cuando era una extranjera y hacerme parte de Tu pueblo santo por medio de Cristo. Santifícame en Tu verdad, para que yo ame al extranjero como Tú me has amado». 

Liliana González de Benítez es escritora y columnista cristiana. Su mayor gozo es proclamar la Palabra de Dios. Dirige el estudio bíblico de las mujeres en su iglesia y es autora del libro Dolorosa Bendición. Nacida en Venezuela. Vive en los Estados Unidos con su esposo y su hija. Puedes seguirla en sus redes sociales: Facebook, Instagram y en su blog.

Amando a Dios

February 16, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Verónica Rodas

En todos estos años que he trabajado con mujeres me he topado con diferentes situaciones; entre ellas, con mujeres viviendo una vida “cristiana” en plena “comodidad”, diciendo que “aman a Dios” pero viviendo para ellas mismas. Me es difícil asumir esa realidad cuando veo ejemplos de hermanas que amaron y aman al Señor, viviendo vidas muy diferentes a las que ellas presentan.   

La mujer cristiana que ama a Dios es principalmente una mujer de una causa. Ella vive por una persona: Jesús. No le basta orar, tener paciencia, leer la Biblia, ser ferviente… ¡no! Vive en constante asombro por su salvador. Solamente le mira a Él, arde por Él, se desvive por Él, y ese amor que tiene a Dios lo aplica en casa, con sus hijos, en su trabajo, la congregación donde asiste, etc. Vive cumpliendo lo que dijo su amado Señor: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.  Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo 12:37-38)  

Me apasiona leer historias de mujeres con un amor extravagante hacia Dios. Me encantaría que tú pudieras ver la gran diferencia que hay entre una mujer que dice que ama, y aquella que ama en realidad y lo demuestra en todo su estilo de vida.   

Te dejo algunos ejemplos de mujeres que nos muestran lo que significa amar a Dios:   

Ana   
Una mujer desconocida que cada año fielmente iba al templo a adorar a Dios y ofrecerle sacrificio. Es verdad que ella sufrió mucho al no poder tener hijos, pero nunca dejó de ir a Dios y derramar delante de Él su corazón y su deseo. 
Ana finalmente tuvo un hijo, Dios se lo dio, y ella lo dedicó a Dios literalmente. ¡Cuánto amor pudo tener ella por Dios al entregar su mayor deseo al servicio del templo! Ana oró y dijo: Mi corazón de regocija en Jehová. (1 Samuel 2:1) 

María  
De María destaca su amor apasionado por Dios y el fruto de su rendición. Siendo muy joven, lejos de “su familia” y “con un hombre que no era el padre de su hijo”, ella se rindió completamente a Dios. 
Imagina por un momento esa situación: miedos, dudas, situaciones complejas, críticas… y ella amando a Dios por sobre todo ese mundo que la rodeaba. Vemos en su vida el fruto de obediencia. 
¿Qué vio María? Piensa en ti y en situaciones similares en las que hayas podido encontrarte; ¿cómo has reaccionado?, ¿amas así a Dios? 
Uno, en esas situaciones, suele desesperadamente buscar apoyo en lo primero que se presenta, pero ella amó a Dios y fue obediente; su rendición a ese amor es admirable: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. (Lucas 1:38)   

Gladys Aylward  
Fue una misionera inglesa que tenía un ferviente amor por Dios y ese amor la impulsaba a tener carga por China y por llevar el mensaje de salvación a esos pueblos. Su sacrificada vida, su incalculable fe y el deseo de ganarse el respeto y el cariño de los chinos, la convirtió en una de  las misioneras más renombradas de la historia. No tenía los recursos ni la capacidad para enfrentar semejante viaje, pero lo que sí tenía era un amor a Dios y carga porque eso se cumpliese. 
¿Tienes ese amor? ¿Tienes convicciones propias?   

Elisabeth Elliot  
Recién casada con Jim Elliot dejó la comodidad y salió de su zona de confort para ir a Ecuador, donde junto a su esposo trabajó en las misiones. Su esposo fue asesinado en 1956 cuando intentaba hacer contacto con los Aucas, una tribu del este de Ecuador. Ella tenía convicciones propias y un amor por Dios increíble; de hecho, no abandonó su llamado. Regresó a servir a las mismas personas que habían matado a su esposo, enfrentando críticas, miedos, soledades, y con una hija pequeña. 

Sé que al terminar de leer estas historias puedes pensar en tu contexto cultural, en tu situación específica y seguramente es diferente. Puede que sientas que no das la talla y que te falta mucho parecerte a estas mujeres. Corre a la cruz de Jesús quien amó perfectamente al Padre, Él te puede ayudar a que donde quiera que te encuentres y en la situación que estés atravesando, puedas amar a Dios primero. Que mucho más que una afirmación en tu boca, esto se convierta en una vida en devoción y amor a Dios. 


Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.

Amando a mi yerno/nuera

February 9, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Liliana Llambés

No es de sorprendernos, y sé que estaremos de acuerdo, que las relaciones de familia son complicadas y algunas veces conflictivas. Sea cual sea tu país de origen, hemos escuchado desde temprana edad, bromas de mal gusto, de falta de amor hacia los yernos, nueras, suegras y suegros lo cual puede ser causa de discordias y peleas. 

Nos preguntamos ¿porqué hay tanto conflicto en estas relaciones? Como cristianos, no debe sorprendernos que tales discordias sucedan, ya que todo comenzó en el Edén cuando Adán y Eva pecaron (Génesis 3), por lo cual todos nacemos pecadores. David lo entendió muy bien cuando expresó en medio de su aflicción, He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. (Salmo 51:5) 

Nadie nos enseña a ser madres, por ende, tampoco a ser suegras, pero tenemos el libro maravilloso de la Palabra de Dios en donde encontramos relatos que nos enseñan lo que es la convivencia intrafamiliar y como podemos glorificar al Señor a través de ellas. 

En la Biblia tenemos el libro de Rut y podemos leer la obra de Dios en la vida de una suegra y una nuera. Aunque este libro lleva por nombre Rut, siendo ella la heroína, en realidad esta historia gira alrededor de su suegra Noemí. La intención de este tipo de historia en la Biblia es enseñar y animar a los hijos de Dios. 
 

Quisiera compartir algunos consejos que la Palabra del Señor nos da para amar a nuestros yernos y nueras.  

  1. Amarlos reconociendo que nuestros hijos han formado otra familia y debemos respetar sus decisiones como pareja.  
    La Palabra del Señor nos enseña en Mateo 19:4-6 que nuestros hijos o hijas ya no están bajo nuestra autoridad, han formado su propia familia. Debemos respetar las decisiones que tomen como pareja, hacer esto es una muestra de amor. 
  2. Amarlos es no imponer tu voluntad 
    En Éxodo 18:22-24 tenemos un ejemplo de como Jetro suegro de Moisés le aconsejó en la manera de cómo hacer las cosas con el pueblo. Un punto muy importante de mirar es que después de darle el consejo le dijo Si esto hicieres, y Dios te lo mandare. (V23) Jetro le dio un consejo, pero Moisés tenía que escuchar a Dios. 
  3. Amarlos es no causar división en el matrimonio 
    En Éxodo 18:5-6. Jetro visitó a Moisés en el desierto, pero no fue solo, sabiamente llevó a la esposa de Moisés, Séfora, y a los dos hijos. Esto nos enseña la sabiduría y amor de Jetro al fomentar la unidad del matrimonio de su hija y yerno. 
  4. Amarlos es orar por ello. 
    Independientemente de las discrepancias que se puedan presentar en las relaciones con los yernos y nueras por diferencias de opiniones, de criterios, decisiones, no debemos dejar de orar por ellos. Interceder por ellos ante nuestro Dios, es una muestra de buena voluntad y de amor de parte nuestra. El Señor que mira nuestros corazones se complace con nuestra disposición ya que está anclada en las enseñanzas de Palabra como nos lo dice Filipenses 4:6-7. 

Conclusión 

Amada hermana mi oración por ti y por mí es que en cualquiera que fuera la situación que vivas con tu yerno o nuera persevera en la oración y en el amor para con ellos. Recordemos lo que el apóstol Pablo nos enseña sobre la excelencia del amor en la carta de 1 Corintios 13. El amor es paciente, es bondadoso…. 

Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (1 Corintios 13:13)


Liliana Llambés, misionera por más de 15 años con la IMB. Su pasión es llevar el mensaje de salvación donde el Señor la envíe y hacer discípulos a mujeres de todas las edades, con el fundamento bíblico de la Palabra de Dios. Miembro de la Iglesia Bautista Ciudad de Gracia en la ciudad de Panamá. Tiene una Maestría en Estudios Teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Autora del libro 7 disciplinas espirituales para la mujer. Esposa del pastor-misionero, Carlos Llambés, madre de 4 hijos adultos y 9 nietos. Actualmente reside en Panamá en donde junto a su esposo están realizando trabajo misionero. Puedes seguirla en Facebook: @lilyllambes, Instagram: @lilyllambes,Twitter @lilyllambes, su blog liliana.llambes.org

Amando a mi suegra

February 2, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Salime Weatherford

Siempre tuve gran respeto por mi suegra. Una mujer que decidió caminar con Cristo a pesar de la oposición de su familia y obedeció sin importar las críticas de su tiempo. Una mujer que crió a una familia de 9 hijos, uno de los cuales es mi esposo.  

 Padeció carencias económicas, perdió a un hijo pequeño, enfrentó la rebeldía de sus hijos, pero permaneció parada en la Biblia y su hogar estaba lleno de oración y de fe.  Esta mujer le enseñó a mi esposo a ser un hombre de Dios cuando sentándolo en sus piernas le leía la Biblia. Definitivamente la vida de mi suegra no fue perfecta. Tengo muchas historias de cómo falló como mamá y muchas más historias de cómo falló como suegra. Mi relación con ella no fue siempre fácil…pero pude entender que al igual que yo…mi suegra era una mujer pecadora salva por Cristo.   

Te cuento esta historia personal e imperfecta porque cuando piensas en tu suegra piensas, muy posiblemente, en alguien de quien debes alejarte y no deseable.   

Y esto no es de sorprender. ¿Cuántos chistes de suegra existen? ¿Cuántas historias terribles conoces? ¿Cuántos malos ejemplos tienes? Leamos un pasaje de la Biblia juntas, para entender lo que piensa Cristo de tu suegra. 

Cuando Jesús salió de la sinagoga, se fue a casa de Simón, cuya suegra estaba enferma con una fiebre muy alta. Le pidieron a Jesús que la ayudara, así que se inclinó sobre ella y reprendió a la fiebre, la cual se le quitó. Ella se levantó en seguida y se puso a servirles.  Lucas 4:38-39. 

Imagínate que eres amigo, discípulo de Cristo, pero tu corazón está moldeado a la cultura de “odiar a tu suegra” nunca buscarías intencionalmente hacerle un bien, o te escudarías en que ya no es necesario considerarla pues ustedes han formado su propia familia, o simplemente te olvidarías de ella. 

Sin embargo, aquí vemos a Simón (Pedro) yendo con Jesús y pidiendo ayuda por ella. Lo que Pedro sabía es que su suegra, al igual que él, necesitaban a Cristo.  Lo que Pedro entendía era que su suegra, al igual que él, era humana.   

Esta es la primera lección que tenemos que aprender: Cada suegra es una humana pecadora viviendo en un mundo caído y que, como tú, necesita a Cristo. Tu suegra y la relación que tienes con tu suegra necesita a Cristo. Entender esto te va a ayudar a tratar a tu suegra como tratarías a otros…como a tu prójimo. 

“Ama a tu prójimo como a ti mismo” … (Marcos 12:31; Mateo 22:39; 1 Corintios 10:24).  

Cuando olvidas esto, tu suegra, esa mujer, creada a imagen y semejanza de Dios, pierde valor ante tus ojos y caes en la trampa de creer que puedes desecharla. Eso deshonra a Dios. Necesitamos ver la imagen de Dios, en nuestra suegra, porque solo así comenzaremos a amarla como Dios manda.   

Pero podrás decirme, ¡Salime, tú no conoces a mi suegra, me critica, mete cizaña en mi matrimonio, es una persona muy difícil, simplemente no puedo amarla porque siento que mi suegra es mi enemigo! 

Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen (Mateo 5:44).  Lee también Levítico 19:18, Lucas 6:27 y Romanos 12:14, 20. 

Siento mucho que tu relación con ella sea tan difícil. Como te dije, la relación con mi suegra no siempre fue fácil. De hecho, pasamos por diferentes etapas en donde teníamos que alejarnos. Pero temo decirte que la Biblia nunca me permitió no amarla. La Biblia no te exime de amar a tu suegra. Al contrario, la Biblia te ordena amarla, aun si ella te trata mal. Ahora, esto no quiere decir que no puedas poner límites o darle un rol que no es el que le corresponde.  Pero siempre la postura de tu corazón debe ser de amor.  “Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré»,[a] dice el Señor. Antes bien, «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta». (Romanos 12:18-20) 

Tal vez uno de los límites que tengas que poner para vivir en paz con ella es de distancia física. Sin embargo, tu corazón aun en ese momento debe ser de oración en amor por ella y en amor y obediencia a Dios. Tal vez tengas que tener alguna conversación difícil…de esas que te hacen un nudo en el estómago. Tu corazón en ese momento debe ser de amor por ella en amor y obediencia a Dios. Tal vez tengas que buscar consejo de un mediador o tengas que sentarte y junto con tu esposo idear un plan para acercarte cautelosamente. Tu corazón en ese momento debe ser de amor por ella en amor y obediencia a Dios. Porque aun cuando todo tu ser te pide que la ignores, la deseches y la odies, Dios te manda a amarla y a buscar su bien. Y aunque esto no va a ser fácil, el guardar a tu corazón de odio y llenarlo de amor por ella, va a ser bueno.   

Hay muchos ejemplos de creyentes que han ido delante de nosotros que pueden ayudarte a navegar la relación con tu suegra. Hay gente en tu comunidad de fe que puede ayudarte a examinar tu corazón, a orar y a buscar maneras en las cuales honrar a tu suegra. Pero lo más importante será que en la fe que manda la obediencia, guardes tu corazón y aprendas a amar y a orar por tu suegra. Porque no amarla, de acuerdo a lo que dice la Biblia, no es opción. 

Liliana González de Benítez es escritora y columnista cristiana. Su mayor gozo es proclamar la Palabra de Dios. Dirige el estudio bíblico de las mujeres en su iglesia y es autora del libro Dolorosa Bendición. Nacida en Venezuela. Vive en los Estados Unidos con su esposo y su hija. Puedes seguirla en sus redes sociales: Facebook, Instagram y en su blog.

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