• Skip to content
  • Skip to secondary menu
  • Skip to primary sidebar

Lifeway Mujeres

Lifeway Mujeres

  • Inicio
  • Estudios Bíblicos
  • Libros
  • Biblias
  • ARTÍCULOS
  • AUTORAS
    • Aixa de López
    • Cathy de Nuñez
    • Patricia Namnún
    • Wendy Bello
    • Karla de Fernández
    • Dámaris Carbaugh
    • Liliana Llambés

Corazón agradecido

Motivos verdaderos de agradecimiento

November 10, 2021 By lifewaymujeres 1 Comment

Por Cathy Scheraldi de Núñez

Mientras más estudio la Biblia más evidente se hace que la gratitud debe ser el corazón del cristiano. Antes de venir a Cristo pensábamos que estábamos bien y aceptábamos nuestras fallas porque “nadie es perfecto.” Pero al ser regeneradas por el Espíritu Santo, Su morada nos ayuda a entender nuestra pecaminosidad. Juan Calvino dijo que somos totalmente depravados. ¿Cómo? Esto no significa que siempre actuamos lo más mal que podemos hacerlo, sino que aún cuando hacemos el bien nuestros motivos no son puros, están manchados por el pecado. 

La gratitud es tan importante para Dios que la ingratitud fue la base del juicio de Dios contra la humanidad (Romanos 1:21). En Génesis 1:27 aprendemos que fuimos creadas a la imagen de Dios, lo que significa que debemos representarlo en todo, mientras caminemos aquí. Se supone que la gente pueda mirarnos y ver el carácter de Jesús. Yo soy la primera que admite no hacerlo ¿y porqué no lo hacemos? Por la naturaleza pecaminosa con que nacemos como leemos en Romanos 3:23 “todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.”  Y es pura misericordia de Dios que no muramos con el primer pecado (Génesis 3:17). 

En vista de esto.

  • La primera razón por la cual debemos tener gratitud es por la vida, y debe ser cada mañana cuando despertamos porque Sus misericordias son nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:22-23). 
  • La segunda razón es que aparte de Dios crearnos y crear el mundo, Él también lo controla para proveer lo que necesitamos para trabajar y entonces cubrir nuestras necesidades (Salmos 110). 
  • La tercera razón es por la salvación que nos ha regalado. Él nos eligió antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), y luego nos llamó. Todo es un regalo exclusivamente por fe sin que hayamos hecho algo para ganarlo (Efesios 2:8-9) No podemos hacer nada para merecer este regalo. Pero la misericordia es aún mayor porque estábamos muertas en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1) y como los muertos no pueden hacer nada, y Juan 3:3 explica que nadie que no haya nacido de nuevo puede ver el reino de Dios, entonces Dios tenía que abrir nuestros ojos dándonos la capacidad de nacer de nuevo. 
  • La cuarta razón que está relacionada con este evento es la morada del Espíritu Santo con la regeneración que nos dirigirá en la verdad (Juan 14:16-17). Es importante que recordemos que la salvación no es solamente un rescate del infierno sino Él nos ha dado “toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3) y lo que hace esto aún más increíble es que éramos sus enemigas! (Romanos 5:10) La bondad de Dios es tal que fuimos adoptadas en su familia (Efesios 1:5) y ahora somos coherederas con Cristo (Romanos 8:17)
  • La quinta razón es que Él nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el poder de Cristo (1 Pedro 1:3). Y ¿cómo es que lo hace? Primero, nos dio la Biblia y fue el Espíritu Santo el que inspiró a los autores para que pudiéramos conocerle, y es el mismo Espíritu Santo quien nos da la capacidad de entender lo que está escrito (1 Corintios 2:14). Y si esto no fue suficiente mandó a Jesucristo en carne y hueso para mostrarnos a Dios (Juan 14:9) y modelar cómo debemos vivir (Mateo 16:24).  Él nos ha provisto todo lo que necesitamos para glorificarle en nuestras vidas (2 Pedro 1:3).  
  • La sexta razón es que Dios está moldeándonos a Su imagen para que podamos reflejar Su gloria, y como vimos es la razón para nuestra existencia (2 Corintios 3:8). 
  • Mientras más nuestras vidas reflejen Su imagen, más obras buenas haremos que nos lleva a la séptima razón y es que Él ha preparado de antemano las buenas obras en las cuales  debemos caminar (Efesios 2:10).  Él nos exhorta a dar gracias en todas circunstancias (1 Tesalonicenses 5:18), no solamente en las placenteras, porque Él está orquestando todo para que, a través de la vida, seamos formadas a su imagen porque “todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.” (Romanos 8:28-29) Él utilizara las pruebas y dificultades para purificar y fortalecer nuestra fe (Colosenses 1:11), y para glorificarle a Él (2 Corintios 4:17). ¡Y aun si el sufrimiento nos lleva a la muerte, pasaremos a Su presencia para siempre! (2 Corintios 5:8).

Nosotras somos criaturas creadas, finitas y pecaminosas, pero ¡redimidas y sostenidas por nuestro Dios, por Su inmerecida gracia!, y la gratitud demuestra el reconocimiento de lo que Dios hizo y sigue haciendo por nosotras a través de Jesucristo. Realmente es la única respuesta apropiada a una gracia tan generosa. Dios realmente no nos debe nada y nos ha regalado lo mejor que pudiéramos recibir en Jesucristo. Somos deudoras y siempre lo seremos, sin embargo, Dios alcanzó su cenit al sacrificar su único hijo para regalarnos la salvación (Juan 3:16).

Él ha puesto la eternidad en nuestros corazones (Eclesiastés 3:11) y con un encuentro con Jesús este anhelo se transforma de un vacío existencial a llenura y propósito. Nuestras vidas se llenan de gozo y plenitud porque vivimos a Su diestra (Salmo 16:11). Por todas estas razones y más, Jesús merece que nuestras vidas demuestren gratitud por la eternidad. Oro para que nosotras podamos rogar como Pablo en 2 Corintios 9:15 “¡Gracias a Dios por Su don inefable!”

Cathy de Núñez, es parte del ministerio para mujeres “Ezer” de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo, Directora Programa Radial Mujer para la gloria de Dios, escritora del libro “El ministerio de mujeres” y co-escritora del libro “Revolución Sexual” junto con su esposo el pastor Miguel Núñez. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.

Un corazón agradecido en el trabajo

November 11, 2020 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Karla de Fernández

Hace aproximadamente seis meses que la pandemia por Coronavirus-19 sorprendió de manera abrupta a la población. Países grandes y pequeños se detuvieron de un día a otro para que la población se resguardara en sus hogares para la preservación de su vida. 

Poco sabíamos de ese virus microscópico que detuvo naciones y que paralizó la economía. Empresas detuvieron producción, negocios cerraron, miles, millones de empleos se perdieron alrededor del mundo dejando a las familias con la incertidumbre si podrían sostenerse sin una fuente de ingresos.

Con el paso del tiempo y conociendo más como actúa el virus, los médicos y gobiernos de los diferentes países ante la necesidad de reactivar la economía, han instruido a la población a regresar paulatinamente a los empleos que aún están disponibles y a la apertura de algunos negocios que no presentan mayor riesgo de contagio entre las personas que laboran y las que pudieran acudir a ellos.

Poco a poco regresamos a lo que han llamado nueva normalidad. Una normalidad en la que algunos hemos aprendido a ser más conscientes de nuestra salud, otros han reconocido su necesidad de afianzar su fe en Cristo, otros más en agradecer un día más de vida y lo que con ella venga. 

Este tiempo ha servido también para aprender de contentamiento y de agradecer con intencionalidad por lo que se nos ha permitido vivir, que, aunque no han sido momentos sencillos o agradables, ir a la Palabra nos recuerda que todo lo que nos acontece a los hijos de Dios es para nuestro bien (Ro. 8:28), para que en medio de las pruebas y aflicciones nuestro carácter sea transformado y nos parezcamos más a Cristo.

En medio de la pandemia, o lo que sea que nos ha tocado vivir, nuestro corazón debe estar confiado en que la voluntad de Dios para nosotros es buena, agradable y perfecta. ¿Por qué te digo todo esto? ¿Por qué hago mención de la pandemia y lo que esta trajo? Porque a raíz de ese paro en la economía, un gran número de personas que quedaron sin empleo hoy están laborando en lugares que quizá no es de su agrado, pero por la necesidad del momento, siguen ahí. 

Muchos quizá frustrados, descontentos, desanimados; algunos con un sueldo muy por debajo de lo que sus gastos requieren, otros quizá teniendo maestrías o doctorados se encuentran laborando en un lugar donde no se requiere de estudios. Otros cuantos estarán en un lugar donde no se le reconoce la labor que hace y es un número más en la lista de empleados o quienes tienen una larga jornada laboral y no hay tiempo para nada más que dormir. Todo esto es triste, y muy real.

No quiero parecer simplista o indolente ante estas situaciones, en realidad las hablo desde la experiencia porque he estado en más de una de ellas en el pasado. Sin embargo, con el paso del tiempo y mirando hacia atrás a cada empleo que tuve, puedo ver que la gracia de Dios siempre estuvo allí y es mi oración que puedas no solo recibirla, sino reconocerla y apreciarla también en el lugar donde estás laborando.

En Su gracia estamos todos los hijos de Dios, en el lugar que estamos es por Su gracia y porque soberanamente el Señor así lo ha orquestado. Puede que no sea el lugar que a nuestros ojos sea el mejor, pero a los ojos de Dios, sí lo es.

Si nosotras supiéramos lo que Dios sabe acerca de cómo terminaremos a final de año, quizá viviríamos más contentos, menos preocupados y más agradecidos con Él. Pero, para ser honestas, si supiéramos todo eso, es muy probable que también estaríamos lejos de Dios por la seguridad que el conocer algo nos brinda.

Entonces, como no sabemos cómo terminará ni el año, el mes o el día, necesitamos descansar en que Dios sí lo sabe, y no solo eso, sino en descansar que Él tiene cuidado de nosotras y que Él sigue siendo Dios, sigue estando en Su trono, Él sigue gobernando sobre toda la creación.

Créeme, aunque no sepamos cómo será, sí podemos vivir contentas recordando que Cristo está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, eso incluye los días y los lugares donde pareciera que no es donde deberíamos estar. 

Menos preocupadas porque siendo hijas de Dios, Él tiene cuidado de nosotras; tenemos un sitio donde laborar y por el cual Dios nos provee para ayudar a sustentar el hogar en el que estamos. Es Dios cuidando de Sus hijas cuando en todo el mundo aún no hay claridad para lo que deparará en cuanto a la economía. 

Más agradecidas, porque de tantos miles y de personas a nuestro alrededor sin un empleo formal, nosotras tenemos uno que Dios ha permitido tengamos. Si cada noche nos tomamos unos minutos para agradecer por las bendiciones diarias nos daremos cuenta de cuán bendecidas hemos sido, de cómo todo lo que tenemos y el lugar donde estamos es solo por Su gracia, para nuestra santificación y finalmente para Su gloria.

Veamos a nuestro alrededor, admiremos lo que Dios ha hecho con nosotras. Mira ese empleo como una oportunidad para crecer en contentamiento, en paciencia para con los que te rodean; mira a tus compañeros de trabajo y quizá te des cuenta de que uno de los motivos por los cuales Dios te tiene ahí es por la gran necesidad que ellos tienen de Dios y tú eres a quien Dios usará para encaminarlos a Su Hijo Jesucristo.

Mira ese lugar cómo una oportunidad de servicio al Señor, de poder orar con otros. Piensa en esto, es probable que ese trabajo no sea el ideal para ti, no es lo que quisieras como para hacer carrera allí, pero en la economía de Dios, nada de lo que hacemos se trata de nosotros, nada es para nuestra gloria, sino para la gloria de Su Nombre. 

Al estar donde estamos, se sigue tratando de Él. No es el empleo ideal para nosotros, pero sí es el ideal para compartir el evangelio, y Dios lo sabe. Que cada empleo que tengamos vayamos con la mentalidad y la oración de que Dios será exaltado, nosotras santificadas y al final, Su gloria será manifiesta. 

Gracias a Dios por esos empleos que nos recuerdan que todo se trata de Él. 

Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre (Col. 3:17).


Karla de Fernández. Nacida en México, es hija y sierva de Dios por gracia, esposa y madre como privilegio. Tiene su blog desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios. Es la coordinadora de Iniciativas para mujeres Soldados de Jesucristo y dirige el podcast “Mujeres en Su Palabra.” Es la autora del libro “Hogar bajo Su gracia.” Puedes seguirla en Blog, Facebook y Twitter.

Primary Sidebar

Nos alegra saber que estás aquí. En este blog encontrarás artículos, devocionales y notas interesantes para tu vida. También podrás conocer de nuestros Estudios Bíblicos, Libros y Biblias. Pero, mayormente, encontrarás una comunidad de mujeres que quieren conocer a Dios y Su Palabra, y vivir de manera diferente gracias a Él.

Conoce más acerca de nosotras ►
Síguenos en FB 
Síguenos en Instagram 
Suscríbete a nuestro canal de YouTube 

RECIBE INFORMACIÓN Y NUESTRO PLAN DE ORACIÓN FAMILIAR

¿Lista para ser parte de nosotras y recibir cada mes nuestro Plan de oración familiar? Ingresa tu correo electrónico y haz click en «Inscribirse». Es así de fácil.

Puedes adquirir estos recursos en tu librería cristiana favorita: ESTADOS UNIDOS AMÉRICA LATINA

CATEGORÍAS

LO MÁS LEÍDO

  • CREADA PARA SER FUERTE
  • ¿Qué es el ministerio para las mujeres y por qué es necesario?
  • Se me hace difícil cumplir mis promesas ¿Qué hago?
  • ¿Cómo comenzar un ministerio de mujeres?
  • Creada para ser confiada (Pr 31:25)
Eventos Button Image

Copyright © 2023 · Lifeway Christian Resources All Rights Reserved

Cleantalk Pixel