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Glorificar a Dios

Glorificando a Dios en la espera

March 17, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Mirna Espinoza

Como en un cuarto silencioso, en donde lo único que se escucha es la manecilla de un reloj, cada segundo es como un martillo en nuestro cerebro que se percibe con claridad y es evidente a nuestros oídos que el tiempo está transcurriendo lentamente. 

Así, con esas ansias cada persona que habita en este mundo está esperando que algo importante suceda en su vida. Un embarazo, un encuentro romántico, el trabajo que me hará apasionarme cada día, el hijo que espero vuelva a casa, la sanidad de mis pulmones para respirar con normalidad, el papá que se fue en la niñez, el amor de una mamá que nunca ha estado presente y así, podríamos seguir.

Esperar, ¿por qué es algo tan común y a la vez tan desgastante? 

Esperamos y cuando llega lo anhelado no estamos totalmente satisfechos, o si lo estamos lo estamos por un breve tiempo. Estamos diseñados para solo encontrar satisfacción en él.

¿Está nuestra identidad en algo que no tenemos aún? Podemos llegar al punto de creer que nuestra vida va a comenzar cuando por fin llegue la persona que esperamos o tengamos los ingresos que deseamos. Esto puede ser un reflejo evidente de insatisfacción, porque nuestra vida ya empezó. Entonces, ¿cómo podemos glorificar a Dios en la espera? Cambiando nuestra perspectiva.

Contentamiento, una palabra que es frecuentemente utilizada, pero quizá no sabemos realmente qué significa. El contentamiento es estar satisfechos, sentirnos tranquilos no solo por lo que tenemos sino por lo que carecemos también. Estar contentos con el hoy, porque confiamos en que Alguien más está en control de cada cosa en nuestra vida y Él es digno de TODA nuestra confianza. La espera es buena para nuestros corazones porque es una evidencia palpable de cuanta falta de contentamiento tenemos aun sin darnos cuenta. 

Las agujas del reloj deberían traer perspectiva a nuestra vida, deberían ser un recordatorio segundo a segundo de cuánta gracia se nos ha regalado. No somos nada y aun así somos profundamente amados. Nuestros corazones deberían estar regresando cada vez más seguido a la verdadera fuente de contentamiento, Cristo y solo Cristo. En Él cada necesidad ha sido suplida y nunca más careceremos de nada porque estamos completos en Él. No existe el contentamiento en ninguna cosa que no sea en nuestro Salvador.

Dios es bueno en todo tiempo y sabe qué es lo mejor para nosotros, sabe por qué nos da lo que nos da y por qué no nos da lo que no nos da. Suena una fórmula demasiado sencilla, pero es así. Dios conoce todo, cada rincón de nuestra vida y cada cosa que aún sucederá en nuestro caminar. Pero todo eso no está en función a nuestros caprichos o necedad de hacer nuestra voluntad sino en qué es lo que nos traerá más bienestar, dependencia y gloria a Dios.

Y como dijo el apóstol Pablo en uno de los versos más famosos de las Escrituras: Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:12-13

Las esperas de la vida no son malas. No quiere decir que no tenemos que vivir anhelando nada ni esperando que ciertas cosas sucedan. Pero sí estar contentos y satisfechos con nuestro hoy, porque eso es lo que nuestro amado Padre ha decidido para nuestro corazón, y el hecho de conocer la historia de redención es suficiente peso para recordar a nuestras almas cuál es la verdadera fuente de satisfacción.

Y algo más, el tiempo que esperemos por un esposo, por un hijo, por un trabajo, por sanidad, o cualquier otra cosa debería ser una flecha que apunte a la espera más grande que cada uno de nosotros debería tener como un tatuaje en la mente y en el corazón. La espera más grande que el pueblo de Dios, sin excepción, debe de tener. Una espera que todos en conjunto anhelamos y que no es como las otras cosas que esperamos, porque esta tenemos la certeza que sí sucederá. 

El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; si, ven, Señor Jesús. Apocalipsis 22:20 (énfasis de la autora)

La venida de nuestro Rey, la segunda vez que Cristo vendrá, en la cual todo se restaurará y no esperaremos nada nunca más. Nuestro Padre habitará entre nosotros, será nuestro sol y nuestros corazones no estarán constantemente luchando con la insatisfacción porque nuestras mentes serán transformadas y por fin se darán cuenta que nunca les ha faltado nada, sino que Cristo, el Cordero, es todo lo que necesitaban.

Por tanto, hermanos, sean pacientes hasta la venida del Señor. Miren cómo el labrador espera el fruto precioso de la tierra, siendo paciente en ello hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía. Sean también ustedes pacientes. Fortalezcan sus corazones, porque la venida del Señor está cerca.

Santiago 5:7-8

Mirna Espinoza, guatemalteca con un corazón rebelde que es constantemente corregido por Dios. Salvada por gracia y sin merecerlo. Siempre estudiante y nunca maestra. Sirve al Señor siendo colaboradora para Lifeway Mujeres, en su iglesia local y escribiendo en su blog personal Eufonía, IG: @eufoni.a (para visitarlos solo da clic sobre el nombre del blog y/o sobre nombre de usuario de Instagram)

Glorificando a Dios en la enfermedad

March 10, 2021 By lifewaymujeres 1 Comment

Por Liliana Llambés

…Señor, he aquí el que amas está enfermo. Juan 11:3b

Hoy sufrimos una enfermedad, una pandemia (COVID-19), que ha cubierto varios lugares por todas partes del mundo: Europa, Asia, África y América. Han existido otras anteriormente también hay otra clase de enfermedades, algo que seguirá siendo así hasta que nuestro Salvador venga por Su Iglesia comprada por Su sangre, Su novia.

Ahora bien, muchas son las dudas del porqué existe la enfermedad y la única respuesta correcta la encontramos en la Palabra de Dios. Todo comenzó en el Edén cuando Adán y Eva que vivían en un orden perfecto como Dios había creado, sucumbieron al pecado. Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron. Romanos 5:12

La tierra fue maldita en el mismo momento que Adán y Eva comieron del fruto prohibido y cayeron en la desobediencia a Dios, la que todos heredamos. Este pecado es la causa de todas las enfermedades en la tierra desde ese momento. No hubiera enfermedades, no hubiera pandemia (COVID-19) si no hubiese sido la caída en el principio.

Ahora vayamos a los hermanos que amaba Jesús, María, Marta y Lázaro, todos ellos se gozaban siguiendo las enseñanzas de Jesús. Pero en un momento entró la enfermedad en la vida de estos tres hermanos, Lázaro enfermó, se encontraba al borde de la muerte. Sus hermanas decidieron avisarle a Jesús “… Señor, he aquí el que amas está enfermo” Juan 11;3b. Ellas conocían el poder de Jesús, su relación era cercana, quizás pensaron que, si Él hubiera estado ahí, su hermano no hubiera enfermado o muerto.

Lázaro era un hombre igual que nosotros, quien se enfermó igualmente, nos pasa a nosotros. El hecho de que Jesús amó a Lázaro y nos ame tanto a nosotros no nos libera de las enfermedades en esta tierra. Hasta el día que llegue la muerte física, nuestro cuerpo sufrirá los embates de la enfermedad y aquellos que nos hemos arrepentido de nuestros pecados y reconocido a Jesucristo como salvador pasaremos a una eternidad donde no habrá llanto, ni dolor, ni enfermedad.


Ahora bien, podemos mirar la enfermedad como un beneficio para nosotros. Los tiempos de estas pruebas sirven para humillarnos y ser formadas a imagen del Señor. Nuestro carácter es formado a Su semejanza. Como decía el salmista Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos. Salmos 119:71

Lázaro enfermo, murió y resucitó, sirvió para que los apóstoles fueran beneficiados, por lo tanto, Jesús dijo …Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Juan 11:4

Glorifiquemos a Dios en medio de nuestro dolor en la enfermedad. Que los inconversos puedan ver que nuestro sufrimiento es confortado por el Señor, cuando aceptamos nuestra condición. La cual nos lleva a la transformación que se ha producido en nuestros corazones. Que nuestras reacciones sean de acuerdo a lo que el Señor está haciendo en nosotras. 

Modelemos el evangelio con nuestras vidas en medio del dolor, con gozo en la tribulación. Glorificar a Dios en medio de nuestra enfermedad es ser moldeada a Su imagen ya que nos hace más sensibles al dolor de otros, más sabias y amorosas.

Conclusión:

Mi querida hermana no escribo estas palabras visualizando el dolor de otra persona, lo hago viviendo el mío. Llevo más de 9 años pasando dolor de cuerpo las 24 horas del día los 7 días de la semana los 365 días del año. Situaciones que no terminaría de contar, ya que padezco fibromialgia, y te puedo decir que doy gracias a Dios por ella, cada día me ha llevado más y más a depender de Él en la oración, en la meditación y estudio de la Palabra. A vivir para honrarle aún en medio del sufrimiento al tiempo que cada día mi carácter sigue siendo conformado al de Él.

Por tanto, no desmayamos; antes, aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que nos se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las cosa que se ven son eternas. 2 Corintios 4:16-18

Cada día oro al Señor que en medio de mi debilidad Él se glorifique, así como un día el Señor le contestó a Pablo cuando pidió que le quitara el aguijón, me puedo identificar con esa respuesta y le pido al Señor que yo acepte Su voluntad para mi aflicción.

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 

2 Corintios 12:9

Liliana Llambés, misionera por más de 15 años con la IMB. Su pasión es llevar el mensaje de salvación donde el Señor la envíe y hacer discípulos a mujeres de todas las edades, con el fundamento bíblico de la Palabra de Dios. Miembro de la Iglesia Bautista Ciudad de Gracia en la ciudad de Panamá. Tiene una Maestría en Estudios Teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Autora del libro 7 disciplinas espirituales para la mujer. Esposa del pastor-misionero, Carlos Llambés, madre de 4 hijos adultos y 9 nietos. Actualmente reside en Panamá en donde junto a su esposo están realizando trabajo misionero. Puedes seguirla en Facebook: @lilyllambes, Instagram: @lilyllambes,Twitter @lilyllambes, su blog liliana.llambes.org

GLORIFICANDO A DIOS EN UN TRABAJO QUE DISFRUTO

March 3, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por María Renée de Cattousse

Para este artículo quiero comentarte de una manera resumida que tengo 25 años de haberme graduado de odontóloga y que disfruto verdaderamente lo que hago.

Reconozco que ha habido retos, así que en el trabajo el Señor me ha permitido buscarle profundamente, he podido conocerle mejor, buscar Su voluntad, propósito, ser enseñada, confrontada, animada y exhortada.

Algunas cosas que quiero compartirte:

  • He comprendido que mi vida espiritual no está apartada de lo que hago en el día a día, el trabajo me ha llevado a orar, depender de Él, rendirme y pedir que Su Espíritu me guíe.
  • He sido transformada en mi manera de pensar, entendiendo que mi trabajo no es un llamado a la independencia o alcanzar mis sueños. Sino es un medio que me permite servirle.  Las Escrituras me mostraron claramente la prioridad: mi esposo, mis hijos, mi hogar por encima del trabajo y esto es una bendición.
  • He experimentado épocas de abundancia, pero también de dificultad por lo que entiendo que ha sido un medio de gracia donde aprendo a cultivar contentamiento.

En este proceso he aprendido por medio de las Escrituras algunas cosas que quiero compartirte:

DIOS ES UN DIOS QUE TRABAJA Y DISFRUTA HACERLO

Génesis 1:1-31 te animo a que vayas a la Palabra y puedas leerlo para meditar de manera personal.

Estamos en el primer capítulo de las Escrituras y es sorprendente observar el detalle de cómo Dios quiere que sepamos lo que día a día creaba. Describe detalles de Su creación; mira el detalle de que se deleitaba y miraba que Su creación era buena. 

Podemos entonces ver en la historia de la creación de Dios que el trabajo es Su diseño, y Él es trabajador. 

ESTAMOS LLAMADAS A IMITAR A DIOS

Recordemos como Dios nos hizo a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26) estamos llamadas a parecernos a Él, por medio de lo que hacemos, y el trabajo es una de esas cosas.  

Anhelemos disfrutar nuestro trabajo, experimentemos gratitud, contentamiento y deleite, porque Él lo experimentó.

Independientemente del lugar donde trabajes, o del tamaño de la empresa u oficina, del número de empleados que trabajen contigo o cerca de ti, en una  empresa pequeña o en una muy grande, puede ser que tu trabajo sea en casa, que ejerzas una profesión, que trabajes de manera independiente o de forma asalariada (hay tanta diversidad de trabajos) propongamos en nuestro corazón hacerlo de una manera diligente, responsable, honrada y con la perspectiva correcta para que durante nuestras labores y al terminarlas podamos apreciar que lo que hemos hecho es bueno.

PERSPECTIVA CORRECTA

Regresemos a las Escrituras, vamos a Génesis 2:15 en este pasaje encontramos como Dios puso al hombre en el Huerto del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. ¿Esto es trabajar verdad?  

Así como Dios trabajó, quería que Adán y Eva trabajaran.

Esto nos muestra que cultivar y cuidar del huerto era un medio de provisión y sostenimiento que Dios les permite, y que esto es una bendición.

Ser creadas a imagen y semejanza de Dios debe llevarnos a comprender que nuestra identidad no debe estar basada en lo que hacemos, sino en lo que somos, y para lo que fuimos creadas (Romanos 11:36, Hechos 17:28, Isaías 43:1) No dejes de leer y meditar estos pasajes.

Dios quiere que seamos personas diligentes, trabajadoras, que reflejemos por medio de lo que hacemos lo que Él es y lo que hace.  

Somos suyas y fuimos hechas para adorarle para glorificarle. Una de las maneras de hacerlo es disfrutando lo que hacemos a diario.

Que nuestro trabajo pueda ser testimonio a otros de nuestra confianza en el Señor y Su señorío sobre nosotros.

Nuestras vidas le pertenecen y lo honramos trabajando de manera honesta, dedicada y responsable porque lo hacemos como para Él (Colosenses 3:23-24)

En los días difíciles, cuando las situaciones en el trabajo parecen salirse de control, cuando tenemos que enfrentarnos a pérdidas, o injusticias, podemos confiar que estamos siendo moldeadas, transformadas. Recordemos que el trabajo también es un medio que Dios usa para santificarnos.

EXPECTATIVA Vs. REALIDAD

Sabemos que esto se escucha inspirador y probablemente sea retador para nosotras y queramos hacerlo, pero también sabemos que encontramos retos, desacuerdos, confrontación, desilusiones y resultados que no son los que esperamos.

¿Será que es hasta allí es a donde nuestro deseo de deleite debe acompañarnos?

Tú y yo sabemos en el fondo que no lo es. Es aquí donde debemos de re-enfocarnos, ser diligentes y perseverantes en el llamado a dar gloria a Dios, que fuimos creadas para Su alabanza y reflejar Su luz con lo que somos y con lo que hacemos.

Recordemos que, en nuestro proceso personal de santificación, muchas de las cosas a las que nos enfrentamos son oportunidades que tenemos para poder buscar en el Señor y Su Palabra, la guía oportuna, el consuelo, la esperanza para que nuestras expectativas sean conforme las que ha diseñado para nuestras vidas

Oremos para que podamos ver el trabajo como Dios lo ve. Que podamos ser libres del afán, la queja y la murmuración.

Que podamos trabajar con gusto, con gozo y con la perspectiva correcta.

Que podamos ver nuestras vidas transformadas, nuestros afectos y prioridades ordenados de tal manera que demos gloria a Dios con lo que hacemos. 

María Renée de Cattousse, pecadora, salvada por gracia, justificada por la fe en la obra de Cristo, redimida por la misericordia de Dios. Es miembro de la Iglesia Reforma en la ciudad de Guatemala. Esposa de Carlton, mamá de Mario René y Valeria. Odontóloga.

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