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Lectura de la Biblia

Lee tu Biblia: la mejor meta de cada año

January 18, 2023 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Wendy Bello

Cuando llega el mes de enero las tiendas se llenan de ropa para hacer ejercicio. Los gimnasios ofrecen membresías con descuentos. Los supermercados destacan productos «saludables». En las redes sociales abundan las publicaciones sobre metas, propósitos, cambios, planes, etc. Por muchos lugares se respira un aire de «empezar otra vez». Tal vez has hecho tu propia lista donde figuran algunos propósitos que quisieras cumplir. Yo también tengo algunos. La idea de poder empezar de nuevo nos emociona.  

Sin duda, no hay nada malo en querer hacer más ejercicio, comer saludable, terminar aquel proyecto que comenzaste y quedó olvidado o perdiste el impulso inicial, ser más sabia en el manejo de las finanzas, tomar esa clase que por tiempo has estado considerando o visitar algún lugar que lleva años en tu lista. Sin embargo, al pensar en todas esas metas algo se hace evidente: todas tienen carácter temporal. A la luz de la eternidad, sus resultados quedarán mayormente debajo del sol. Por eso me gustaría proponerte una meta diferente, una que tal vez en algún momento estuvo en tu lista. Quisiera proponer que tu meta principal para este 2023 sea leer tu Biblia. 

En nuestra cultura de todo rápido hemos llegado a creer que de esa misma manera podemos conocer a Dios: en una dosis diaria mínima y apresurada que no requiera mucho esfuerzo de nuestra parte. Te confieso que por años para mí leer la Biblia era simplemente algo que tenía que tachar de mi lista. Lo hacía más bien como una carga u obligación porque era lo que se suponía que hicieran los cristianos. Hasta que un día el Señor abrió mis ojos y me hizo entender cuánto necesitaba Su Palabra; qué vacío estaba mi corazón sin ella. Me arrepentí y comencé a orar para que Él me cambiara y me hiciera una mujer que amara Su Palabra. Todavía estoy en esa trayectoria, pero puedo asegurarte que es una oración que Él responde con un sí porque quiere que le conozcamos (ver Juan 17:3). ¡Él cambia los afectos de nuestro corazón! 

Sin embargo, he descubierto que abrir mi Biblia cada día va más allá del deseo, o la meta. Es también una decisión, especialmente cuando no me siento motivada. De hecho, ¡es en esos momentos cuando más la necesito! He tenido que aprender que la lectura de la Biblia es una disciplina, una disciplina espiritual. En caso de que no hayas escuchado ese término antes, las disciplinas espirituales no son más que aquellas prácticas que nos hacen más como Cristo, moldean nuestro corazón y nos ayudan a crecer en santidad. Leer la Biblia fielmente no es algo que hagamos para obtener la aprobación de Dios o para marcarlo en una lista, sino para conocer al Autor y Su historia y así ser transformadas en nuestra mente y corazón, como enseña Pablo en Romanos (ver 12:1-2). 

Nada debiera sustituir nuestro tiempo de estudio de la Palabra. Sí, es bueno escuchar predicaciones, leer libros, escuchar un podcast, etc., pero nada de eso tiene la firma de Dios. Él se revela en Su Palabra, Él habla por Su Palabra, nos transforma mediante Su Palabra. Todo lo que necesitamos saber sobre de Dios, está en la Biblia. Todo lo que realmente necesitamos para vivir en Su diseño, está en la Biblia. Lo que necesitamos conocer sobre nuestro futuro, está en la Biblia. Todo lo que Dios quiere que entendamos sobre nosotras mismas, está en la Biblia. Nuestra fuente de sabiduría, alegría, vida, claridad, ¡está en la Biblia! Es un tesoro lo que tenemos en nuestras manos. Las palabras del salmista lo dicen mucho mejor:  

La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; 
El testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. 
Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; 
El mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos. 
El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; 
Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos; 
Deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, 
Más dulces que la miel y que el destilar del panal. 
Salmo 19:7-10 

Y quisiera animarte no solo a leer la Biblia sino a estudiarla. ¡Vayamos más allá de la superficie! Cuando nuestra idea acerca de quién es Dios no proviene de un estudio fiel y profundo de la Escritura, terminamos creyendo mentiras, ideas sobre Él que fabricamos en nuestra mente pero que no se ajustan a lo que Él dice de sí mismo, lo que ha hecho o lo que ha prometido. En nuestros tiempos, como en muchos otros de la historia, abundan las falsas enseñanzas y los falsos maestros. ¡Esa es otra razón para estudiar la Palabra y conocerla bien! Cada vez que escuches o leas una enseñanza sobre la Biblia, ya sea en un sermón de tu iglesia, un programa de radio en la estación cristiana, en un podcast, en un video en YouTube, incluso una canción de un cantante cristiano, presta atención. ¿Es bíblico el mensaje? ¿se ajusta a la Escritura? Asegúrate de que lo que estás escuchando es la verdad de la Palabra de Dios. ¿Y cómo nos aseguramos? ¡Necesitamos conocerla bien!  

Vivimos en tiempos privilegiados, con muchos recursos disponibles tan solo a la distancia de un clic. Puedes escoger un plan de lectura que te ayude. Tal vez alguna amiga pueda ser tu compañera de rendición de cuentas mientras avanzas en este propósito. Y si ha pasado mucho tiempo desde la última vez que abriste tu Biblia, ¡no te desanimes! Ora al Señor y pídele que te ayude a comenzar de nuevo en Su Palabra. Entonces, empieza a leer.  

Wendy Bello es escritora y conferencista. Su deseo es enseñar a las mujeres la importancia de estudiar la Palabra de Dios. Escribe para múltiples plataformas y es autora de varios libros, entre ellos el estudio bíblico “Decisiones que transforman.” Ha estado casada por más de 20 años y tiene 2 hijos. Puedes seguirla en Facebook, Twitter y en su Blog.

Leo, pero no entiendo la Biblia

June 9, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Mirna Espinoza

Algunas veces, la frustración puede inundarnos al momento de abrir la Biblia, vemos a pastores, escritores, mentores o conferencistas y admiramos su conocimiento y la manera en la que el Señor les habla a través de estas páginas maravillosas. Sabemos que se esconden tesoros atrás de cada tilde, pero no los encontramos y pareciera que buscamos, pero se entierran más en acertijos indescifrables.

Este sentimiento es opuesto a lo que se nos dice acerca de nuestro tiempo en las Escrituras, la Palabra, según se expresa en sí misma, es perfecta, restaura el alma, es un lugar seguro, nos hace sabios, encontramos rectitud, alegra nuestro corazón, es pura y alumbra nuestros ojos (Salmo 19:7-8) Pero, ¿por qué no vemos todo esto siempre al abrirla?

Puedo contarte mi experiencia en cuanto a este tema, yo le temía mucho al Antiguo Testamento, sobre todo a libros como Números o Crónicas. Te confieso que no le daba el mismo valor que al Nuevo Testamento, me confundía y creía que nunca lograría entenderlo. Pero actualmente me encuentro en el proceso de valorar TODA la Biblia, por lo que he recorrido un camino donde estoy aprendiendo a amar el Antiguo Testamento, y aunque aún existen partes que me generan dudas o dificultad, he encontrado tesoros que han impactado mi corazón y me han señalado a Cristo. 

No te angusties si abres tu Biblia y sientes que tu tiempo no está siendo provechoso, que Dios no quiere mostrarte nada o que está ocultando verdades que sí les muestra a otros.  Dios quiere que comprendamos el tesoro que aguarda detrás de cada página, porque así le amaremos más. Toda la Biblia es maravillosa y es un camino directo para conocer el corazón de nuestro Dios amoroso, que poco a poco, va mostrando destellos de Su corazón en cada página, cada una, sin dejar una atrás.

Teniendo esto en mente, solo el Señor puede explicar y mostrar toda la verdad que lo componen a Él mismo.

¿Qué hacemos entonces?

  1. Ora. Tenemos el regalo de conocer directamente al autor detrás de cada punto escrito en la Biblia. Seamos honestos, si algo he aprendido es que Él no teme a nuestras oraciones sinceras, háblale con la verdad, dile que no comprendes lo que está escrito y que necesitas que sea Él quien explique y quien revele lo que desee para ti (Salmo 119:18). No empecemos nuestra lectura sin antes rogar por sabiduría, agradecimiento y paciencia. Sabiduría para entender lo que Él desee que entendamos, agradecimiento por poder tener su voz escrita y paciencia para saber que no sabremos todo pero que nos ayude a perseverar. 
  2. Igual de simple que el primero, ábrela, sostén este libro entre tus dedos, levanta la pasta y pasa sus páginas. Léela, tómate tu tiempo, aunque sientas que no comprendes todo lo que lees, que te abruman las guerras, los sacrificios o las tradiciones que no van acorde a tu actualidad. El simple hecho de reconocer tu incapacidad de entenderla es abrir un camino a que no seas tú quien te la tengas que explicar a ti misma, sino será Él quien lo haga por ti.
  3. Ten en mente que la Biblia no se trata de ti, es una gran historia que habla acerca del único Héroe. Todas las páginas de la Biblia, cada historia, personaje, evento o promesa apuntan a la redención. Cuando leas una historia de alguien que arriesgó su vida para salvar a alguien más, recuerda a Cristo, cuando veas una injusticia, recuerda a Cristo, cuando veas un sacrificio, recuerda a Cristo y cuando veas una promesa, recuerda a Cristo.
  4. Ten presente tu naturaleza de pecado. Nuestra carne es como un ancla que nos arrastra al fondo del mar y Cristo es un salvavidas que nos saca a la superficie para poder respirar. Estamos acostumbrados a vivir en el fondo y por eso somos arrastrados a no querer esforzarnos por conocer más a Dios, pero, solo a través de sujetarnos de ese salvavidas comprenderemos que necesitamos leer la Palabra para sobrevivir y mantenernos firmes en la Roca que es Cristo.
  5. Esfuérzate. El Salmo 1 dice que bienaventurado es el hombre que encuentra su deleite en la ley del Señor, ¿y cómo pasa esto? Porque medita en ella de día y de noche. Este es un punto difícil para mí, no siempre paso todo mi día meditando en lo que leí. Debo meditar en la Palabra para que se convierta en mi deleite y de esta manera será más fácil para mí ser paciente para encontrar todos los tesoros que no se esconden, sino que están expuestos para que los que aman su Palabra los encuentren.
  6. Estudia. Tenemos miles de recursos en donde podemos ampliar nuestro conocimiento en cuanto al contexto, la cultura, el idioma, las regiones, los grupos, las costumbres, etc. Estudiemos, esforcémonos, invirtamos tiempo. La Biblia es nuestro oxígeno y pensemos que esa es la importancia que debemos darle.

 “Un día sin leer la Biblia es un día perdido” -Spurgeon. 

Es probable que no todos los días comprendamos el 100% de lo que leamos, pero nunca nuestro tiempo será desperdicio, sujetándonos en obediencia a escuchar la voz de nuestro Creador. 

Así será Mi palabra que sale de Mi boca, no volverá a Mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié. Isaías 55:11

Mirna Espinoza, guatemalteca con un corazón rebelde que es constantemente corregido por Dios. Salvada por gracia y sin merecerlo. Siempre estudiante y nunca maestra. Sirve al Señor siendo colaboradora para Lifeway Mujeres, en su iglesia local y escribiendo en su blog personal Eufonía, IG: @eufoni.a (para visitarlos solo da clic sobre el nombre del blog y/o sobre nombre de usuario de Instagram)

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