• Skip to content
  • Skip to secondary menu
  • Skip to primary sidebar

Lifeway Mujeres

Lifeway Mujeres

  • Inicio
  • Estudios Bíblicos
  • Libros
  • Biblias
  • ARTÍCULOS
  • AUTORAS
    • Aixa de López
    • Cathy de Nuñez
    • Patricia Namnún
    • Wendy Bello
    • Karla de Fernández
    • Dámaris Carbaugh
    • Liliana Llambés
  • Podcast

Semana Santa

Cumplió Su promesa, ¡resucitó!

April 17, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por María Renée de Cattousse 

Se acercaba el tiempo de la celebración de la Pascua y en el monte Calvario se presenció la crucifixión de tres hombres. Dos de ellos ladrones, el tercero: Cristo, quien siendo Dios se hizo hombre y vivió una vida perfecta sin pecado. Por elección propia y en obediencia al Padre decidió dar Su vida para que nosotros no recibamos la muerte que merecemos. Su intervención a nuestro favor por el perdón de nuestra rebelión fue Su sangre derramada, el pago de nuestra reconciliación. 

Eligió humillación y burla, despojándose de lo que le pertenecía: el trono y la gloria en todo esplendor. Los testigos estaban divididos, algunos experimentaban profundo dolor, lágrimas y desconsuelo; otros pensaban que la justicia había sido consumada, para ellos había terminado el peligro de quien expuso la hipocresía de sus corazones que perseguían poder y control. 

 El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día.  (Mar. 9:31, comp. Mat. 16:21; Mar. 8:31; Luc. 9:21-22 ) 

Jesús había enseñado a Sus discípulos exactamente lo que sucedería, no sin proveerles también consuelo:   

  • Les dio la esperanza de que estarían juntos de nuevo, Él se iría pero les prepararía una morada celestial.  
  • Los animó a permanecer y perseverar, dándoles esperanza al hacerles saber que no iba a dejarlos solos sino que enviaría Su Espíritu a morar dentro de ellos. (Juan 14:17) 

Ante la cruz habían olvidado Sus palabras, sólo se centraban en lo que sus ojos miraban: el final había llegado. ¿Qué podían hacer? El dolor impidió que recordaran la promesa de la resurrección. 

Tres días después, la gloria y el poder de Dios se manifestó.   

María Magdalena, la primera a quien el Señor permite que lo vea resucitado, junto con otras mujeres, se presentaron con especias aromáticas en el sepulcro. No había nada más que pudieran hacer, pero hicieron lo que pudieron, se presentaron para ungir el cuerpo del Señor siguiendo la costumbre judía. ¡Sorpresa, encontraron la tumba vacía! Maravilladas anunciaron a los discípulos la noticia de Cristo resucitado. Ese mismo día el Señor se apareció a varios de Sus discípulos que se encontraban reunidos, mostrándoles las heridas de Sus manos y costado. Durante 40 días el Señor se presentó repetidas veces a Sus discípulos. (Hechos 1:3) 

La promesa fue cumplida, el Señor Jesucristo resucitó.    

¡Cristo resucitó y cumplió Su promesa! Se les presentó, comió con ellos y los comisionó enviándolos a compartir el mensaje de salvación a muchos más para la expansión del evangelio. (Mat. 28:18-20; Juan 20:21; Hech. 1:8) ¿Puedes imaginar cómo los discípulos se sintieron? Fueron impactados de tal manera que respondieron con gozo entregando su vida al servicio que les fue encomendado, compartiendo el mensaje de salvación eterna. 

 La mejor parte de una promesa es su cumplimiento.  

Que podamos como cristianas confiar y ser sostenidas en fe y esperanza por nuestro Dios que cumple promesas. Recordemos que Jesús es el Mesías prometido. Su resurrección fue la victoria sobre el pecado y la muerte. La reconciliación de nuestra relación con Dios, únicamente por Su intervención perfecta y eterna. 

Que podamos en este tiempo regocijarnos en la promesa cumplida de la resurrección, confiando en la fidelidad del Señor que cumple Sus promesas. Recordemos que dijo que volvería por los suyos y lo hará, esta es la promesa por cumplir. ¡Esperemos ese día con esperanza compartiendo con otros el mensaje de las buenas nuevas de salvación! 

María Renée de Cattousse, pecadora, salvada por gracia, justificada por la fe en la obra de Cristo, redimida por la misericordia de Dios. Es miembro de la Iglesia Reforma en la ciudad de Guatemala. Esposa de Carlton, mamá de Mario René y Valeria. Odontóloga.

El viernes más oscuro

April 15, 2022 By lifewaymujeres 2 Comments

Por Wendy Bello

Es cierto que muchas veces la vida parece un viernes oscuro, como aquel de hace más de dos mil años. Para algunas personas, la oscuridad viene en forma de lágrimas de remordimiento, como pasó con Pedro. El peso de sus palabras le aplastaba y la amargura le nublaba la vista. Para otros, el viernes llega cuando las consecuencias de sus acciones no se hacen esperar y terminan en manos de la justicia humana, como los dos ladrones que colgaban en una cruz junto a Jesús. Aun en otros casos el viernes llega cuando miramos a nuestro alrededor consternadas y desesperanzadas, como las mujeres que habían acompañado a Cristo durante Su ministerio y no podían dar crédito a lo que sus ojos contemplaban: el Señor colgaba de un madero y sus vidas, aparentemente, habían perdido todo el rumbo.  

Cuando cada una de estas personas vivió aquel viernes, estaban justamente así, convencidas de que nada cambiaría, que la oscuridad en sus vidas había llegado para quedarse sin posibilidad de ser traspasada por un rayo de esperanza. No habían entendido que el viernes oscuro, el más oscuro de todos, era parte de un plan. 

En muchos lugares hoy se celebra el llamado «Viernes Santo». En mi rincón de la ciudad el cielo está gris y llueve. La mañana es mucho más oscura que de costumbre. ¡Cuánto mayor debe haber sido la oscuridad de aquel viernes cuando el Hijo de Dios exclamó desde Su cruz: «Consumado es»!  

Isaías 53, una de las más grandes profecías mesiánicas, dice en el versículo 11: «Y a causa de lo que sufrió, mi siervo justo hará posible que muchos sean contados entre los justos, porque él cargará con todos los pecados de ellos» (NTV). 

El aparente final de aquel viernes fue nuestro definitivo principio. La cruz puso punto final a nuestra vida de esclavitud. La cruz marcó el inicio de la libertad. La cruz nos quitó el veredicto de culpabilidad que por siglos cargamos y nos estampó en letras rojas y grandes, letras de sangre, el mejor sello de todos: PERDONADOS. La cruz hizo que nunca más fuera necesario ofrecer sacrificios para saciar la sed de justicia de Dios. Mira lo que dice la carta a los hebreos: «…somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre» (10:10, NVI). 

Quizás cuando comenzaron a llamarle santo a este viernes, la idea era otra. Pero me gusta pensar en este día como el que dio inicio a que pudiéramos llegar a ser santos delante de Dios, y de ese modo, poder estar en Su presencia. 

Aquel día hizo posible que, aunque tú y yo volvamos a luchar con el pecado, repitamos los errores que tanto daño hicieron en algún momento, digamos palabras fuera de lugar, nos dejemos vencer por la ira o sucumbamos ante la fuerza del desaliento… tenemos perdón, tenemos oportunidad de empezar de nuevo, porque Jesús murió en la cruz y la marca de Su sangre en nosotros es imborrable. Ahora somos santos, no porque no pequemos, sino porque hubo un sacrificio perfecto hecho a nuestro favor que nos cubre de gracia. Tenemos en Cristo «el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna» (Heb. 9:15, NBLA).  

No creo que alguna vez podamos entender por completo la profundidad de la cruz y todo lo que significó. Nuestras mentes finitas son incapaces de procesar semejante sacrificio y mucho menos entender esa medida de amor y obediencia completa.  

La cruz fue el principio, no el final. La cruz ya está vacía. Si Cristo todavía estuviera colgado allí, entonces el sacrificio sería constante e interminable. Pero el sacrificio fue hecho una vez y para siempre.  La cruz donde Cristo entregó Su vida fue el principio que necesitábamos para poder cruzar al otro lado. Por eso el velo se rasgó. Ya no necesitamos intermediarios, el puente quedó establecido, es Cristo, y los que creen en Su sacrificio pueden llegar a Dios. 

La cruz hizo posible el retorno hacia el plan original. El reloj eterno de Dios marcó la historia aquel viernes cuando el cielo se oscureció. Y sus manecillas siguen marcando los minutos y segundos hasta que por fin veamos el final grandioso: el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo reinando para siempre. La oscuridad del viernes de la crucifixión desaparecerá porque el Cordero será luz para siempre.   

No celebramos a un Cristo muerto, no hablamos de final, este viernes no estamos de luto. Podemos celebrar con corazón agradecido un sacrificio de amor con dimensiones inmensurables que nos trajo verdadera vida. Jesús murió un viernes para resucitar y darnos un domingo de esperanza; y también un lunes, un martes, un miércoles, ¡una vida de esperanza! Podemos recordar hoy, y en esos días difíciles que aunque el viernes sea oscuro, ¡el domingo viene!  


Wendy Bello es escritora y conferencista. Su deseo es enseñar a las mujeres la importancia de estudiar la Palabra de Dios. Escribe para múltiples plataformas y es autora de varios libros, entre ellos el estudio bíblico “Decisiones que transforman.” Ha estado casada por más de 20 años y tiene 2 hijos. Puedes seguirla en Facebook, Twitter y en su Blog.

La Cena del Señor para nosotras hoy

April 13, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Verónica Rodas

La Cena del Señor ocupa un lugar central en la vida de Iglesia, ya que señala a la encarnación, vida, enseñanza, muerte, resurrección y ascensión de Jesús, y a todas «las riquezas de la gloria de su herencia en los santos» (Efesios 1:18), pasadas, presentes y futuras. 

¿Qué significa para nosotras hoy? 

Es un banquete espiritual en el cual Cristo mismo se nos comunica con todos Sus bienes y en Él nos da a gustar tanto de sí mismo, como de los méritos de Su muerte y pasión; alimentando, fortaleciendo y consolando nuestra pobre alma. 

Sería imposible en un artículo expresar todo lo que significa la Cena del Señor hoy, pero intentaré dar una pequeña perspectiva de semejante amor. Para eso veamos Efesios 1:1-2:10, dónde se nos dice que somos: 

  • Bendecidas: «Nos bendijo con toda bendición espiritual» (1:3). Estas son bendiciones que pertenecen a la esfera celestial pero transforman la vida diaria; esto nos une a Cristo. 
  • Santas: «Santos y sin mancha delante de él» (1:4). Dios nos amó y eligió para que vivamos esta clase de vida y nos presentemos delante de Él así. 
  • Hijas: «Adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo» (1:5). Por medio de Jesús pasamos a ser parte de la familia de Dios. 
  • Aceptadas: «Aceptos en el Amado» (1:6). ¡Cuánto tenemos que alabar a Dios por tan abundante gracia! 
  • Perdonadas: «Redención por su sangre, el perdón de pecados» (1:7). Él compró nuestra libertad. 
  • Sabias: «Hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia» (1:8). Vemos desbordada la bondad de Dios hacia nosotras. 
  • Alumbradas: «Dándonos a conocer el misterio de su voluntad» (1:9). 
  • Conocedoras: «De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos» (1:10). 
  • Predestinadas: «En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito» (1:11). Todo termina siendo de acuerdo a Su plan, tenemos una misión. 
  • Adoradoras: «A fin de que seamos para alabanza de su gloria» (1:6,12,14). 
  • Selladas: «Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa» (1:13). Fuimos identificadas como suyas al darnos Su Espíritu. 

Ahora, Pablo utiliza los siguientes versículos para orar por cosas que están a nuestro alcance hoy por medio de lo que hizo Jesucristo: 

  • Deben crecer en el conocimiento de Dios: «Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él» (1:17). 
  • Deben conocer la esperanza segura que tienen en Aquel que los llamó: «Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado» (1:18). 
  • Deben entender la increíble grandeza del poder de Dios: «Y cuál la supereminente grandeza de su poder» (1:19). 

Y los siguientes versículos nos muestran la vida nueva que tenemos por medio de Jesucristo: 

  • De muerte a vida nueva: «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados» (2:1). 
  • De esclavas a libres: «En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia» (2:2). 
  • De hijas de ira a hijas de Dios: «Éramos por naturaleza hijos de ira» (2:3). 
  • Recibimos un amor incomprensible: «Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó» (2:4). 
  • Nos levantó de los muertos y nos sentó con Cristo: «Con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús» (2:6). 
  • Unidas en Cristo: «Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (2:7). 
  • Nos dio un regalo único: «Porque por gracia sois salvos» (2:8). 
  • No podemos jactarnos, es de Él: «No por obras, para que nadie se gloríe» (2:9). 
  • Somos la obra maestra de Dios: «Porque somos hechura suya» (2:10). 

Esa obra maestra, que es de Él, debe vivir y hacer las cosas que Él preparó; debemos vivir para Aquél que nos amó con semejante amor, y hacer lo que Él pensó para nosotras por medio de Jesus: «Creados en Cristo Jesús para buenas obras» (2:10). Dios preparó una vida maravillosa para que vivamos en Cristo: «las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (2:10). 

La próxima vez que participes de la Cena del Señor, recuerda todos estos beneficios y pide a Dios que sean una realidad en tu vida. Verás la diferencia si luchas por vivirlo.


Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.

Un Rey montado en un asno

April 10, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Liliana Llambés

«Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga. 
Mateo 21:5 

Recuerdo en mi adolescencia los comentarios y el énfasis que se le daba a la boda mas sonada del verano de 1985, la boda del príncipe Carlos y Diana. Una boda con todos los lujos, los invitados mas importantes del mundo asistiendo al palacio de Inglaterra. Se dejaba ver la majestad de aquella pareja montada en un «carruaje de cristal» protegidos de la lluvia que pudiera visitarles. La boda fue trasmitida en la gran mayoría de los países del mundo. Recuerdo que nos levantamos a las 3:30 de la madrugada ya que a las 4:00 a.m. comenzaba la ceremonia, expectante por ver la majestuosidad en que esta boda se llevaría a cabo y de quienes la componían. La mayoría de las personas querían verla y, aunque esta relación terminó en divorcio, aún al día de hoy se sigue hablando de esta boda que para el mundo fue extraordinaria.  

Te preguntarás por qué hago referencia a este suceso. Lo cuento para que podamos analizar como es que nosotros vemos el aquí y el ahora. La percepción que tenemos de lo que representa para el ser humano la grandeza y el valor que le damos a esas cosas. Sin embargo, cuando Jesucristo terminó Su ministerio y entró en Jerusalén, Él pidió que le buscaran una asna, ¿te has puesto a pensar el por qué? Cuando miramos los animales, una asna o burro en ocasiones puede ser visto despectivamente, sin embargo fue eso lo que buscó el Señor para Su estrada triunfal a Jerusalén. Lo que el hombre no ve como grandioso es aquello en lo que Él se gloría. 

Quisiera que leyeras Mateo 21:1-17. Podemos ver ahí como Jesús proclama Su propia realeza, nos dice que el es nuestro Rey. Y es importante que observemos como Él nos muestra como es Su realeza en el presente y como será Su realeza en el futuro. Jesús montado en este burro, entrando triunfal a Jerusalén, señalando el comienzo del final de Su ministerio terrenal. De la misma manera podemos ver que esta entrada a Jerusalén fue, el cumplimiento de lo ya anunciado en Isaías 62:11 y Zacarías 9:9, todo esto mientras las personas se enfilaban y lo aclamaban diciendo, «¡Hosanna al Hijo de David!». Esto nos enuncia el reconocimiento de Su realeza como lo vemos en los versículos 9 y 15 de Mateo 21, al entrar a Jerusalén toda la muchedumbre aclamaba a Jesús como profeta, pero no solamente era profeta sino Rey de reyes y Señor de señores. 

Jesús manifiesta Su reino al subir sobre una asna 

Observamos en Mateo 21:1-5 que Jesús envía a Sus discípulos a buscar al asna. Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. 

¿Por qué desearía Jesús entrar a Jerusalén en una asna? La misma Palabra nos da la respuesta en el versículo 4 al 5: Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion (Israel): He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga.  

Jesús cumplió esta profecía y manifestó Su realeza al hacer Su entrada en una asna, diciendo «Yo soy el Rey», aquello que el profeta Isaías profetizó, «He aquí viene tu Salvador». Pero además, Jesús dice «Yo soy manso y humilde», haciendo así referencia al hecho que ha venido a salvarnos. 

Ahora veamos el contexto de Zacarías, que es de suma importancia, ya que Jesús no viene solo por el pueblo de Israel sino por todas las naciones. Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra (Zac. 9:10). 

Hoy podemos celebrar ese día triunfante, cuando el verdadero Rey entraba en una asna anunciando la salvación a gente de toda lengua, tribu y nación. Él vino por primera vez y vendrá de nuevo como el Rey de reyes de Israel y de todas las naciones. La época actual es una de gracia y misericordia para el perdón de pecados, todavía es el mismo Rey que esta montado en una asna, pero vendrá el día que entrará en un caballo blanco y con espada para juzgar (Apocalipsis 19:11-21). Hoy te llama al arrepentimiento para salvación, para conocerle y reconocerle como tu único Rey. Un Rey que no necesita de la majestuosidad que el mundo propone. Los reinos de los hombres pasarán, pero Su reinado permanecerá para siempre.  

El salmista lo afirma de la siguiente manera:  

«Tu reino es reino por todos los siglos, 
y tu dominio permanece por todas las generaciones». 
Salmos 145:13 (LBLA) 


Liliana Llambés, misionera por más de 15 años con la IMB. Su pasión es llevar el mensaje de salvación donde el Señor la envíe y hacer discípulos a mujeres de todas las edades, con el fundamento bíblico de la Palabra de Dios. Miembro de la Iglesia Bautista Ciudad de Gracia en la ciudad de Panamá. Tiene una Maestría en Estudios Teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Autora del libro 7 disciplinas espirituales para la mujer. Esposa del pastor-misionero, Carlos Llambés, madre de 4 hijos adultos y 9 nietos. Actualmente reside en Panamá en donde junto a su esposo están realizando trabajo misionero. Puedes seguirla en Facebook: @lilyllambes, Instagram: @lilyllambes,Twitter @lilyllambes, su blog liliana.llambes.org

¿Cómo preparo mi corazón para Semana Santa?

April 6, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Verónica Rodas

Jesús dice en Mateo 26:2: 
Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado. 

Es aquí, faltando solo «dos días», que comienza la hermosa historia de María de Betania. Es ella quien nos dirá, guiará y ayudará a preparar nuestro corazón para Semana Santa. 

Mateo 26:6-7: 
Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer con un vaso de alabastro de perfume de gran precio y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. 

Dice, «vino a él una mujer». Detente por unos segundos para imaginar esa escena, ese momento increíble cuando una mujer llegó hasta Jesús. Una mujer igual que tú y que yo; y es ella quien decide ir a Él. 

Este es el primer ejemplo que vemos en ella, su primer consejo es: ve a Jesús. 

Hoy, tú puedes tomar la misma determinación que ella y puedes vivir tu mejor Semana Santa. Corre a buscarle, anhelarle, esperarle y amarle. Lucha por vivir esa realidad en tu vida, no te rindas hasta hacerlo, hasta vivirlo, hasta llegar a Él como María. 

Lo siguiente que vemos es que ella se acercó «con un vaso de alabastro».  

Vemos que no tenía las manos vacías, no buscó a Jesús para pedirle algo. No quiso encontrar alguna ganancia de la relación, no. Ella tenía algo para Jesús y quería dárselo. 

Sería toda una experiencia para ti, si pudieras ver a Jesús y como María acercarte a Él para darle, para agradecerle y entregarle, para rendirte. Ella buscó a Jesús para entregarle lo mejor que tenía; llevaba para Él un «perfume de gran precio». No solo preparó un simple presente, sino que le ofreció lo mejor que ella tenía, lo de mayor valor. 

Hermana, ¿qué es lo más importante para ti?, ¿qué estás reservando para tu bienestar?, ¿qué es lo que tienes que hoy debes entregarle a Jesús? 

Prepara tu corazón dándole a Él todo eso que está ocupando Su lugar en tu vida, rindiendo todo aquello que tienes en el lugar que Él debe ocupar. Sigue el ejemplo de María. No te acerques a Él con las manos vacías, lleva lo más valioso que tengas y ofrécele eso que más le honre y adore. 

Algo más que María nos enseña es que ella no solo le entregó lo más valioso que tenía, sino que lo derramó sobre Su cuerpo, «lo derramó sobre la cabeza de él». Al hacerlo, perdió ese perfume, al derramarlo, renunció a él. Se despojó de eso que tenía tanto valor. Para ella, mayor que su perfume, era Aquel sobre quien lo estaba derramando. Jesús valía más, era más hermoso y merecía mucho más que todo lo que ella le ofrecía. 

En esta preparación ora, clama que estos días tu corazón esté derramado ante Jesús. Entrega lo más preciado que tengas y que tu casa se llene del perfume que derramas al Señor. Que todo tenga el aroma de lo que estás entregando. Que tus más cercanos huelan el perfume derramado a Jesús en esta Semana Santa. 

Muchas personas no entenderán lo que estás haciendo; te mirarán y criticarán y quizás se enojen contigo. Eso fue lo que le pasó a María: «Al ver esto, los discípulos se enojaron» (Mateo 26:8). Algunos dirán que no pierdas tu vida en eso o que no vale la pena. Pueden sugerirte que mejor gastes tu energía en otras cosas más provechosas según ellos.  

Siempre estarán aquellos que quieren desenfocarte, pero a Jesús le encanta que le ames, que le estimes, que le prefieras sobre todo y Él defenderá tu actitud. Él saldrá a tu rescate y aprobará delante de todos tu rendición a Él. 

Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra”.  ¡Qué hermosas palabras!, «ha hecho conmigo una buena obra (Mateo 26:10). 

En esta Semana Santa anhela y busca que Jesús diga esas mismas palabras sobre ti, sobre el amor que le tienes y derramas para Él. En esta Semana Santa, haz esa buena obra que Jesús espera de ti, desespérate por buscarle y entregarle todo y anhela escuchar Su aprobación. Prepara tu corazón así hermana, haz lo que hizo María: 

Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la Sepultura (Mateo 28:12). 

Prepara tu corazón para este tiempo de Semana Santa dando todo de ti. No te quedes en la superficialidad, no te amoldes a los malos ejemplos que quizás conozcas, aférrate fuerte a este ejemplo, al corazón de María y su actitud. Jesús lo recibirá. 

De esta manera no cabe duda que serás testimonio, como lo fue María, y te convertirás en un ejemplo para otras:  

En todo el mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella (Mateo 26:10). 

Prepara así tu corazón:  

1- Busca a Dios intensamente. 

2- No vayas con las manos vacías. 

3- Lleva aquello que es más valioso para ti. 

4- Entrégale todo por el amor que le tienes.  

5- Hazlo sin importar las críticas. 

6- Anhela y espera ese fruto glorioso. 

Que en esta Semana Santa tu casa, familia, hijos, trabajo y amigos se llenen del olor del perfume que derramaste a Jesús.


Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.

Primary Sidebar

Nos alegra saber que estás aquí. En este blog encontrarás artículos, devocionales y notas interesantes para tu vida. También podrás conocer de nuestros Estudios Bíblicos, Libros y Biblias. Pero, mayormente, encontrarás una comunidad de mujeres que quieren conocer a Dios y Su Palabra, y vivir de manera diferente gracias a Él.

Conoce más acerca de nosotras ►
Síguenos en FB 
Síguenos en Instagram 
Suscríbete a nuestro canal de YouTube 

RECIBE INFORMACIÓN Y NUESTRO PLAN DE ORACIÓN FAMILIAR

¿Lista para ser parte de nosotras y recibir cada mes nuestro Plan de oración familiar? Ingresa tu correo electrónico y haz click en «Inscribirse». Es así de fácil.

Puedes adquirir estos recursos en tu librería cristiana favorita: ESTADOS UNIDOS AMÉRICA LATINA

CATEGORÍAS

LO MÁS LEÍDO

  • CREADA PARA SER FUERTE
  • Creada para ser confiada (Pr 31:25)
  • Ya no siento amor por mi pareja.
  • QUE TU HIJO NO SEA “EL MUCHACHO CONSENTIDO”
  • ¿Qué es el ministerio para las mujeres y por qué es necesario?
Eventos Button Image

Copyright © 2023 · Lifeway Christian Resources All Rights Reserved

Cleantalk Pixel