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Pero la higuera también se negó diciendo: «¿Dejaría yo de producir mi dulce fruto, solo para mecerme por encima de los árboles?». —NTV

JUECES 9:11

Esta es la historia de cuatro árboles. Se necesita un rey, alguien que gobierne. Pero ni el olivo, ni la higuera, ni la vid aceptan. ¡Están ocupados haciendo muchas cosas! Solo la zarza, que no hace nada productivo, acepta.

Esta parábola la contó Jotam en medio de un turbulento episodio bíblico en que Abimelec quería ser injustamente el rey. Él era un asesino, indigno del puesto. Quizá hoy día baste revisar los periódicos para constatar que hay muchos gobernantes que no son dignos del cargo. Pero antes de ver a los demás, analicemos nuestras vidas unos instantes.

En la vida tendremos oportunidades de «subir», ya sea en la escuela, el trabajo o incluso la iglesia. La pregunta es: ¿dejaremos lo más por lo menos? ¿A qué nos ha llamado Dios? Examinemos siempre nuestras motivaciones. ¿Buscamos alabanza, prestigio o poder cuando nos «ascienden»?

La higuera eligió ser productiva y beneficiar a los demás antes de anhelar una posición de liderazgo. Los gobernantes de este mundo ansían la fama y las riquezas ilícitas. Tristemente, aun en las iglesias encontramos gente así. Pero nosotras busquemos agradar a Dios, no a los hombres, ni a nosotras mismas. Que nuestro dulce fruto sea para la gloria de Dios. (KOH)

El que se humilla, será exaltado.

Un devocional de Un año con Dios (B&H en Español)

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