Skip to main content

Por Cathy Scheraldi de Núñez

Cada año cuando celebramos el día de la resurrección escuchamos una frase que nos resulta tan familiar que temo, no hemos profundizado en la importancia de su significado. ¡Venció la muerte! ¿Por qué necesitaba la muerte ser vencida?, ¿y por qué tenía que ser Jesús?, y si está vencida ¿por qué seguimos muriendo?

Para entender esto, debemos ir al principio, a Génesis. La muerte no era parte de la creación que Dios consideró como buena en gran manera, tendríamos una relación con nuestro Creador por la eternidad, pero esto se perdió con la entrada del pecado. Y desde entonces hemos visto el resultado de la muerte espiritual (Romanos 6:23). 

Notemos en Ezequiel 18:20 que es el alma la que muere cuando pecamos, por lo tanto, el significado va más allá de la muerte física, es espiritual y eterna. Porque fuimos creadas a Su imagen (Génesis 1:27), el propósito de nuestra vida debe ser reflejar a nuestro Creador, pero esto es imposible con una naturaleza pecaminosa. Los judíos fueron instruidos por Dios a sacrificar un cordero sin mancha para el perdón de sus pecados y lo hicieron por generaciones, sin embargo, el perdón fue temporal e incompleto, de ahí la necesidad de repetirlo anualmente.  

El cordero pagaba la muerte que le correspondía al pecador. Este animal era sin mancha y sin defecto como símbolo de ausencia de pecado. Sin embargo, este animal solo era un representante temporal y no fidedigno pues no era un humano.

El pecado de Adán y Eva fue contra un Dios perfecto, entonces, el único que podía pagar la deuda era un humano perfecto. Ambos Moisés (Éxodo 32:32) y Pablo (Romanos 9:3) se ofrecieron a morir por su pueblo, pero Dios no los aceptó porque sus sacrificios no cumplirían el requerimiento de una vida perfecta y sin pecado. Regresemos a Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Su muerte pagó nuestra deuda (Isaías 53:5) y la resurrección probó que Dios Padre aceptó Su sacrificio. 

Esto tiene implicaciones profundas porque Cristo es dueño de las llaves de la muerte y del Hades (Apocalipsis 1:18). La muerte no tenía el dominio sobre Él (Hechos 2:24), y Él es el único que resucitó de la muerte física para siempre (Apocalipsis 1:18). Su resurrección era tan importante que Pablo dice en 1 Corintios 15:17 si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados. Para todos los que creen en Él, hemos pasado de muerte a vida (1 Juan 3:14) y nos ha traído inmortalidad por medio del evangelio (2 Timoteo 1:10).

Como Cristo resucitó nosotras también resucitaremos (Juan 14:19). Él ha quitado el terror de la muerte porque sabemos que Él ha recibido nuestra pena de muerte por el pecado y, a través de Su muerte, ha conquistado la muerte (Apocalipsis 20:14) y aún mejor, viviremos con Él por la eternidad (Juan 14:13). Somos más que vencedores porque no hay nada que nos pueda separar del amor de Dios que está en Cristo Jesús (Romanos 8:37-39).

Para todos los que hemos creído en Cristo solamente moriremos una vez, la muerte física, porque hemos nacido dos veces físicamente y espiritualmente, pero aquellos que no han puesto su confianza en Él, han nacido solamente una vez, físicamente, y morirán dos veces, física y eternamente. 

Como todos hemos pecado, todos merecemos la muerte espiritual y Cristo es el único que podía vencer la muerte al vivir una vida sin pecado y tomar nuestros pecados en Sus hombros en la cruz y resucitar para vivir para siempre. Él es nuestro Rey (Apocalipsis 19:16), nuestro Abogado (1 Juan 2:1) y está sentado a la diestra del Dios Padre (Efesios 1:20-21), intercediendo por nosotras (Romanos 8:34). 

¡Él es nuestra garantía porque Él vive para siempre!

Cathy Scheraldi de Núñez, es parte del ministerio para mujeres “Ezer” de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo, Directora Programa Radial Mujer para la gloria de Dios, escritora del libro “El ministerio de mujeres” y co-escritora del libro “Revolución Sexual” junto con su esposo el pastor Miguel Núñez. Una de las editoras generales de la Biblia devocional “Centrada en Cristo”. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.

One Comment

  • Germaine Matos dice:

    Muy buena publicación sobre el pecado y La obra redentora de Cristo, para perdonar el pecado que traemos con nosotros al nacer.. y como Dios, como dice Kathy, se hace humano perfecto para ser sacrificado para el perdón de nuestros pecados, y así nosotros tener derecho a la vida Eterna…Amén!

Leave a Reply


Hit enter to search or ESC to close