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Pero temo que como la serpiente con su astucia
engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna
manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.
2 CORINTIOS 11 : 3

Muchos conocemos el canto «Cristo me ama». La mayoría de nosotros ha crecido cantando esta canción en la iglesia o se la ha cantado a sus hijos, y probablemente todos la hemos escuchado. Aunque sea obvio señalarlo, se siente gozo cada vez que se canta esta canción. Para Caleb, esto no era diferente.

Era el segundo año que Caleb lideraba la alabanza en el campamento. Todo el personal tenía un trabajo secundario junto con su responsabilidad de establecer conexiones con los adolescentes. Algunos se encargaban de trabajar en la cocina. Otros tenían la responsabilidad de guiar el estudio bíblico. Caleb, por otro lado, era el responsable de liderar los servicios de alabanza cada noche. Siendo un músico talentoso, estaba familiarizado con todas las canciones de alabanza en las estaciones de radio cristianas y tenía la habilidad de adaptar himnos para que tengan un sonido más contemporáneo. Una noche, sin embargo, Caleb sintió que debía interpretar un canto viejo a los oídos, pero nuevo para este evento. Los guio y decidió entonar este canto familiar que los adolescentes en el auditorio habían aprendido cuando eran pequeños.

Para ser sincera, la mayoría de nosotros hubiera pensado que esta no era una decisión sabia. ¿Por qué que querría un grupo de adolescentes cantar tal canción? Ese canto, después de todo, es para niños, pero esa no fue la actitud que se reflejó. En lugar de burlarse o ignorar el canto, los adolescentes lo recibieron con gusto. Elevaron sus voces y cantaron junto con Caleb.

Al cantar la última línea, observó una audiencia conmovida. Había silencio. Muchos adolescentes limpiaban sus lágrimas, admitiendo la incomodidad que sentían por tener una respuesta tan emocional a un canto para niños. Para eliminar esta incomodidad, Caleb les dijo las siguientes palabras con una voz quebrantada: «Nunca somos demasiado grandes para las verdades sencillas».

En un mundo donde queremos convertir los mensajes cristianos en mensajes académicos y teológicos, pareciera que es malo volver a los mensajes sencillos, pero ese no es el caso. Al hablar de teología y filosofías que vienen del estudio intencional profundo de la Escritura, muchos de nosotros pasamos por alto el mensaje más poderoso que hemos conocido: Jesús nos ama.

Hay un gozo especial que viene de la sencillez. Sí, el mensaje puede ser uno que todos conocemos, pero eso no cambia el hecho de que nunca estaremos demasiado grandes para escucharlo. Después de todo, no importa nuestra edad, no importa qué tan educados y capacitados estemos: nunca perderemos el título de «hijo de Dios».

PADRE, SÉ QUE ALGUNAS VECES MI ENFOQUE
ESTÁ SOLAMENTE EN EL CRECIMIENTO DE MI
CONOCIMIENTO Y MI MADUREZ COMO CRISTIANO.
RECUÉRDAME SIEMPRE QUE NO IMPORTA QUÉ
EDAD TENGA, SEGUIRÉ SIENDO TU HIJA. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)

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