Por Cathy Sheraldi de Núñez
2ª Pedro 1:3 “Pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”
Obviamente hay muchas razones que pudiéramos dar por las cuales agradecer a Dios por la Reforma protestante. Sin embargo, el logro principal de la Reforma fue la recuperación del Evangelio que se había perdido. Recordemos que donde no existe el Evangelio, tampoco existe la salvación.
La segunda razón por la que debiéramos estar agradecidas de este movimiento fue porque contribuyó a establecer las Escrituras como la máxima autoridad en materia de fe y práctica.
Una tercera razón es el hecho de que los reformadores nos dejaron como legado una cosmovisión centrada en Dios a través de la cual veríamos toda la vida. Esto último resultó en una transformación de toda la sociedad porque cada actividad del quehacer humano debería ser hecha para la gloria de Dios. De esa manera Dios es visto como el centro de la historia. Debido a esto último, Martin Lutero planteó el sacerdocio de todos los creyentes, lo cual implicaba no solo que la Biblia podía y debía ser leída por todo el mundo, sino también implicó que todo trabajo hecho por cada persona representaba la vocación a la cual Dios le había llamado. En lo adelante ya no serían solamente los sacerdotes quienes tendrían una vocación o llamado de parte de Dios, sino cada uno de los hijos de Dios.
Una cuarta razón por la que damos gracias a Dios es por la traducción de la Biblia al lenguaje común a los ciudadanos. Fue la Reforma protestante que impulsó el hecho de que todo el mundo pudiera tener una Biblia y leerla.
En quinto lugar, la Reforma protestante elevó la dignidad de la vida al considerar a los seres humanos como portadores de la imagen de Dios. En el transcurrir del tiempo esto llevaría a un aumento del respeto por las mujeres y la abolición de la esclavitud, entre otras cosas.
Todas sus enseñanzas se pueden resumir en estas “Cinco (5) Solas”:
1. Sola Escritura: “Solamente la Escritura”.
2. Sola fide: “Solamente por fe”.
3. Sola gratia: “Solamente por gracia”.
4. Solo Cristo: “Solamente Cristo”.
5. Soli Deo gloria: “Solamente para glorificar a Dios”
Observando panorámicamente, lo primero que resalta es que la vida cambió de un enfoque centrado en las personas -lo que ellos podían o debían hacer- a un enfoque en Dios, donde por gracia Él es el centro de la vida y El es Quien hace la obra.
1. Sola Escritura
Esta es la doctrina que define las Escrituras mismas como inspiradas por el Espíritu Santo, por lo que prueba su propia veracidad (auto-autenticación), por su excelencia (infalible e inerrante), su claridad (perspicuidad) y donde el mismo Espíritu Santo trae luz al corazón y mente no solo a los autores sino también a los creyentes cuando la leen. – Hebreos 4:12
Es la autoridad final, por lo que es suficiente en sí misma. Ya no se entendía que solo era el papa o los sacerdotes quienes podían interpretarlas sino el Espíritu Santo que traía la luz a todas las personas (2ª Timoteo 3:16-17)
2. Sola fide
Esta es la doctrina que afirma que la salvación es un don de Dios y es solamente por fe en Jesucristo. Cada persona nace condenada por heredar el pecado cometido por Adán y Eva (Romanos 3:10) y es incapaz de salvarse a sí mismo (Romanos 6:23 y Efesios 2:8), y por ende necesita un Salvador quien paga el precio de nuestra maldad (Efesios 2:8-9). Las obras son necesarias como una evidencia de la salvación y para demostrar el amor de Cristo a otras personas, pero no para ganar la salvación. No hay nada que podamos hacer para ganarnos el cielo sino creer en Jesucristo y entregar nuestra vida a Él por amor y en obediencia.
3. Sola gratia
Esta doctrina está relacionada con la de solo por fe. Sin embargo, enfatiza que no hay otra cosa que podamos hacer para ser salvas sino aceptar el don de Dios a través de Jesucristo (Efesios 1:7). Para nosotras, el perdón es gratis pero no lo fue para Cristo. La misericordia, gracia, bondad, compasión y amor de Dios fueron tan grandes que Él voluntariamente vino a pagar nuestra inalcanzable deuda, la muerte eterna (Romanos 6:23) para que pudiéramos disfrutar de una vida en abundancia y vida eterna con Él.
4. Solo Cristo
La cosmovisión popular asume que todos los caminos conducen a Dios, y en un sentido esto es verdad porque Filipenses 2:10-11 nos explica “para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.”
Sin embargo, la reacción de Jesús hacia nosotras será diferente. Para quienes han entregado su vida a ÉL, les dirá “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” mientras que, aquellos que no la entregaron, les dirá “Jamás os conocí; APARTAOS DE MI, LOS QUE PRACTICAIS LA INIQUIDAD.” Jesucristo es el centro de nuestra salvación y por ende de nuestra vida porque “Porque en El fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de El y para El.” Colosenses 1:16.
5. Soli Deo gloria
Nuestra razón de vivir no es para nuestra gloria ni para edificar nuestro reino sino para la gloria de Dios (1ª Corintios 10:31). Dios es Soberano sobre todo incluyendo nuestras vidas; por tanto, todo lo que hacemos es para glorificar Su nombre, el nombre sobre todo nombre (Filipenses 2:9). Él es nuestro Rey de reyes y Señor de señores y en gratitud por lo que Él hizo por nosotras, debemos vivir para que Su luz brille en las tinieblas.
Para recapitular, los reformadores nos enseñaron que Jesucristo es el Principio y Fin, el Alfa y Omega y todo lo que existe entre esos extremos. Él es el centro del universo entero y el centro de cada una de nuestras vidas y Él es el poder y fuerza en todo lo que hacemos (Juan 15:5). También nos enseñaron que ser cristiana es una transformación total de nuestra mente y vida (Romanos 12:2) y como resultado hemos experimentado y disfrutamos de una vida plena caminando en el Espíritu Santo (Gálatas 5:25) y en Su paz (Gálatas 6:16).
Los reformadores nos enseñaron a valorar aún mas Su amor incondicional en nuestra salvación y que Él espera obediencia incondicional de Sus hijos. Finalmente, a través de los reformadores, Dios dejó un ejemplo de lo que nos espera pues ellos fueron un ejemplo de Sus enseñanzas no solamente con sus palabras sino cómo lo demostraron en sus vidas.
Cathy Scheraldi es parte del ministerio para mujeres “Ezer” de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo, Directora Programa Radial Mujer Para La Gloria de Dios y co-escritora del libro “Revolución Sexual” junto con su esposo el pastor Miguel Nuñez. Puedes seguirla en Facebook y Twitter.