Por Mirna Espinoza
En todas partes del mundo tiene presentaciones diferentes, puede ser visto en papel, en metal o en plástico. A pesar del material con el que está hecho no es tan valioso, se puede decir que es el mayor gobernante de las naciones y de los corazones. Quien tiene más es aparentemente más feliz.
Dinero, dinero, dinero.
Lo necesitamos, no necesariamente como un lujo sino como medio para obtener bienes y servicios. El dinero ha estado en nuestra historia en diferentes versiones de sí mismo y siempre ha resultado ser un problema para la humanidad. Y como siempre la Biblia es clara: “la raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10).
¿Entonces es el dinero malo?
Nuestros corazones viven de sueño en sueño, creyendo que a la vuelta de la esquina encontrará lo que le hace falta para ser feliz. Y algunas veces se sueña en la plenitud del dinero.
Si no tenemos queremos, si tenemos lo suficiente queremos más, aún si tenemos más de lo necesario queremos más y más. Parece difícil encontrar satisfacción y esto es por nuestros corazones deshidratados que buscan ser saciados con las cosas incorrectas siempre. El dinero no es malo, pero el amor al dinero es una cosa completamente distinta.
Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Mateo 6:21
Nuestro corazón es quien gobierna nuestras acciones y decisiones, lo que esté en el trono de nuestros palpitares definirá qué reinará nuestras vidas. Y aquí está la clave de ser buenas administradoras de nuestros recursos, que quien reine en nuestro corazón no sea un billete, sino un Rey Santo que pone todo en orden.
Necesitamos mantenernos alertas porque podemos dejar que sea el dinero el que manda en nuestras vidas y no Dios, y por lo tanto nuestros ingresos, gastos y ahorros hablarán de nuestro amor por algo que no es nuestro Salvador.
Entonces cómo administrar bien el dinero, amando más a Dios que a los bienes que Él nos ha regalado. Que nuestro corazón encuentre el tesoro más grande, no en cuanto tenemos en la cuenta del banco sino cuánto amor fue depositado en la cuenta de nuestros corazones.
Al tener claras nuestras prioridades podremos hacer un buen uso de los recursos que tenemos a nuestro cargo.
- Ahorraremos para nuestro futuro, sin poner nuestra seguridad allí.
- Gastaremos para lo necesario, sin poner nuestra identidad en los bienes adquiridos.
- Daremos a otros, sin buscar justificación por nuestra generosidad.
Cristo es la mira y al fijar nuestros ojos en Su perfección todo lo que hacemos, todo lo que gastamos, todo lo que guardamos, se alinea a Él. Recordaremos que este mundo es pasajero, que todo lo que poseemos son regalos por gracia y estemos contentos con lo que tenemos sin estar esperando el día cuando por fin tengamos todo porque la verdad es que ya lo tenemos todo en Cristo.
Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. 1 Timoteo 6:7-8
Mirna Espinoza, guatemalteca con un corazón rebelde que es constantemente corregido por Dios. Salvada por gracia y sin merecerlo. Siempre estudiante y nunca maestra. Sirve al Señor siendo colaboradora para Lifeway Mujeres, en su iglesia local y escribiendo en su blog personal Eufonía, IG: @eufoni.a (para visitarlos solo da clic sobre el nombre del blog y/o sobre nombre de usuario de Instagram)