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Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y
juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él.
E C L E S I A S T É S 8:6

No muchas personas tienen el tipo de paciencia que se requiere para armar un rompecabezas. Todos podemos lidiar con el típico rompecabezas de 100 piezas sin mucho problema, pero hay algunos que tienen miles de piezas. Muchas familias tienen al menos un rompecabezas en su casa. Algunos tienen varios. Unos escogen armar una escena de la naturaleza, y otros escogen armar una obra de arte famosa. Cualquiera que sea el caso, poder terminar un rompecabezas requiere paciencia y perseverancia. Algo interesante que ha comenzado a ocurrir en EE. UU. es la implementación de competencias de rompecabezas. Se juntan equipos para armar el mismo rompecabezas con la esperanza de terminarlo primero.

Esta es una idea interesante porque las competencias parecieran quitar el punto de armar rompecabezas y después destruirlos. ¿Cómo pueden esperar tener paciencia cuando se les está tomando el tiempo? ¿No se supone que el propósito de un rompecabezas es ser algo relajante? Aun cuando este no pareciera ser el caso, esa es la estrategia número uno para ganar una competencia de rompecabezas: permanecer calmado y ser paciente. Aquellos que arman el rompecabezas frenéticamente terminan estresados cuando la pieza que están buscando no aparece cuando quieren que aparezca.

Cualquier competidor experimentado te dirá que la mejor forma de ganar es simplemente relajarse y reconocer que la pieza aparecerá cuando esté lista para aparecer. En lugar de preocuparse porque una pieza en específico llene tu perspectiva del rompecabezas, enfócate en el panorama más amplio y ayuda a los de tu equipo a llenar sus partes del rompecabezas.

Cuando vamos al meollo del asunto, la vida puede parecer un rompecabezas gigante que estamos compitiendo por terminar. Queremos saber cómo irán nuestros días y nos frustramos cuando nuestros planes fallan. ¿Cómo manejamos estas situaciones? Muy seguido buscamos con frenesí un plan para hacer que todo funcione como suponemos que debe funcionar. No hay lugar para el gozo en esta forma de pensar. No te enfoques en asegurarte de que cada pequeño detalle funcione como tú quieres que funcione. En lugar de eso, ten fe en saber que servimos a un Dios que conoce el rompecabezas completo y sabe cuándo y dónde caerá cada pieza.

SEÑOR, ADMITO QUE MUCHAS VECES ME ENFOCO EN
ASEGURARME DE QUE HAYA UN PLAN. PERMÍTEME
DEJAR IR LA IDEA DE QUE CADA DETALLE NECESITA
CAER EN SU LUGAR. RECUÉRDA ME QUE TÚ ERES
DIOS, QUE HAY UN PLAN Y QUE NO TENGO QUE
CONOCER CADA PIEZA DEL ROMPECABEZAS. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H Español)

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