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Por Verónica Rodas

Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde. 

Proverbios 31:27

“Considera”      

Considerar: vigilar, proteger, salvar y atender en forma activa, sin descanso. Esta palabra se usa en referencia a los atalayas que miraban a la distancia desde una torre para vigilar y alertar de la presencia del enemigo o cualquier cosa que pusiera en peligro la seguridad de los habitantes de la ciudad. 

Esta mujer es observadora; vive pendiente de todos los detalles; observa y evalúa todo lo que la rodea. Tiene una mirada atenta a lo que pasa a su alrededor, mira, considera, analiza,  vigila de tal manera que nada pasa desapercibido; tiene todo bajo control; es guarda de su hogar y está alerta a cada circunstancia. 

Dios te confió a ti también la responsabilidad de velar, supervisar, analizar y vigilar tu hogar. Debes saber lo que sucede en tu hogar, con tus hijos, esposo, etc. Ese es tu trabajo.  

Tus hijos necesitan que “consideres.”  

Si tienes niños pequeños sin duda ellos necesitan de ti. Pero, ¿cómo hacerlo? Necesitan  límites, saber que tú estás para controlar sus acciones, que estás pendiente de sus conductas, (aun dentro de tu casa). Debe ser algo bien determinado, límites bien marcados. Tus hijos necesitan saber que eres un medio de gracia que Dios les otorga por amor a ellos. Y así, cada madre es un instrumento en la vida de cada  niño.  

Esto será para ellos muestra de cuánto los amas, de la responsabilidad que tienes para con ellos y lo muy en serio que tomas su cuidado. Observarán cómo son guardados y librados de muchos males gracias a tu capacidad de considerar cada detalle en tu hogar.  

Importante aclarar  

De ninguna manera este pasaje nos quiere enseñar que ser “controladoras enfermizas” está bien. No, eso es un error y falta de confianza en Dios; aquí la enseñanza es otra. Hablo de  mujeres que velan por sus hijos, que saben qué es lo que le pasa a su familia, que conocen las debilidades de cada uno de ellos, que oran, y esperan en Dios; luchan y guían incesantemente a los suyos; madres que se responsabilizan de sus tareas y de lo que Dios les ha confiado y que siempre en el momento oportuno tienen un consejo justo que dar. Mujeres que desarrollando esto, al corregir a sus hijos, por ejemplo, lo hacen guiadas por el Señor y no por lo que sus emociones les dictan. 

Puede que no tengas hijos aún pero estás casada. En ese caso tú eres la encargada de cuidar a tu esposo, de ser un atalaya fiel que cuida que el enemigo no entre en tu hogar. Y por supuesto si tienes hijos más responsabilidad aún. Debes guardar tu casa del enemigo y de que nadie entre a contaminar; alertarles a ellos, enseñarles la Palabra e instruirles por el buen camino.  

Como dijimos, ella era “atalaya” de su hogar y protegía a su familia de malas influencias. 
“Considera los caminos de su casa”, conoce por dónde anda su familia. 

El término “atalaya”, se usa para un centinela. Un centinela observa al enemigo o cualquier cosa que pueda amenazar a la ciudad. La mujer piadosa vigila atentamente su casa para que ningún mal cause daño a su familia.  

Tal como el espía reúne información sobre el enemigo, así la mujer averigua en lo que andan sus hijos. Debe cuidarles y velar por su bien.  

Es lamentable ver a padres que no saben ni lo que ven sus hijos en las redes, televisión o qué hacen con sus aparatos electrónicos. No prestan atención a eso. Hablamos de una falta de carga, de interés y responsabilidad, es un terrible peligro. Sus hijos están bajo amenaza continua.  

“Considera los caminos de su casa”  
Al hablar de considerar aquí, también se refiere a las cosas que no son tan visibles, como la comida de sus hijos en el horario correspondiente, la ropa limpia, tener en orden toda su casa, etc.  

Ella tiene control de cada uno de los movimientos de su hogar y quiere que todo se haga  guiado por Dios. También se encarga de cualquier enfermedad que puedan estar pasando. Ser lo que necesitan en las diferentes circunstancias que atraviesan; ser  consuelo en momentos difíciles, escuchar y darles un consejo sabio. Es una buena administradora de las cosas que Dios le ha confiado y lo hace siendo prudente en todos sus asuntos. Valora cada uno de ellos, no menosprecia los momentos  que vive.  

“Y no come el pan de balde”  
Aprendemos aquí que la mujer de Proverbios no era descuidada. Comía el pan de su mismo trabajo, de sus mismas manos. Todo lo que tenía era por su esfuerzo, trabajo y diligencia. Ella no se entrega a la pereza ni al ocio, usa su tiempo con prudencia y responsabilidad. No sufre las consecuencias de la pereza. El fruto que tiene no proviene del ocio, vanidad, o  inestabilidad, sino más bien de su esfuerzo y búsqueda de Dios.  

¡Qué ejemplo de mujer y cuánto por aprender de ella!  
Hermana, deja de perder el tiempo en actividades momentáneas, superficiales y sin valor y empieza a conectarte con el ambiente de tu casa; conoce lo que sucede y guíalos a Dios. Sé consciente de que tu trabajo es importante no sólo para ti, sino que tu esfuerzo por considerar cada aspecto de tu vida te ayuda a tener un buen fruto en tus hijos, esposo y familia.  ¡Considera!

Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.

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