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Por Karla de Fernández

Leer la Palabra de Dios sabiendo que fue Él quien la inspiró cambia por completo nuestra forma de leerla y vivirla (2 Tim. 3:16). Leerla es como si escucháramos Su voz dándonos ánimo, aliento, instrucción; es Él diciéndonos lo que debemos hacer a la luz de quienes somos en Él por medio de Cristo. 

Para nosotros puede ser más sencillo seguir Su Palabra porque en ella vemos que tiene poder para cambiar y transformar corazones (Sal. 19). Es a través de sus letras que conocemos al Dios trino, Sus planes y el cumplimiento de Sus promesas. Es a través de Su Palabra que conocemos lo que Dios quiere de nosotros y que todo ayuda a nuestro bien. Si Dios lo dijo, entonces es algo bueno; si Dios lo dijo, entonces así es o así será. No obstante, no todos los que escuchan la voz de Dios creen en ella.  

Pide señal 

Hace mucho, mucho tiempo hubo un rey malvado en Judá llamado Acaz, este rey adoraba a otros dioses y había sacrificado a su hijo al dios Moloc (2 Rey. 16:1-4). Fue un rey que guiaba al pueblo de Judá basado en su propia sabiduría y sin tomar en cuenta a Dios, un rey que estaba atemorizado porque enemigos vendrían a buscar terminar con él y con el pueblo. A este rey malvado Dios le habló por medio del profeta Isaías lo siguiente:  

El Señor habló de nuevo a Acaz: «Pide para ti una señal del Señor tu Dios que sea tan profunda como el Seol o tan alta como el cielo». Pero Acaz respondió: «No pediré, ni tentaré al Señor» (Isa. 7:10-12) 

Imagina a Acaz atemorizado, sin fe, sin confianza en Dios, quizá con la seguridad de que nada podría cambiar su situación y sin ayuda de nadie más por ser malvado. Y de pronto, el Dios de los ejércitos le habla por medio del profeta de ese tiempo para animar su corazón y sembrar confianza en Dios al demandar una señal para él, y Acaz se niega a obedecer. 

¿Por qué negarse a pedir una señal a Dios? Quizá tenía en mente las palabras de Dios cuando Él dijo: «No pondrán a prueba al Señor su Dios» (Deut. 6:16). ¡Pero era Dios quien le estaba hablando! Dios le estaba dando la oportunidad de pedir una señal para saber si triunfaría, si Él actuaría a su favor. Pero no respondió a las palabras de Dios. 

Al parecer estaba desconfiando de lo que Dios dijo, como si Dios estuviera tendiéndole una trampa. Esto me hace pensar en las veces que solemos actuar de la misma manera que Acaz, escuchamos a Dios a través de Su Palabra y dudamos en responder de la manera que Él nos está diciendo.  

¿Por qué razón? ¿Por qué dudaríamos de Dios? Si sabemos que Dios es santo, sabemos que Él no puede pecar, y si no puede pecar, entonces Sus palabras son confiables. Dios no nos ha dejado Su Palabra llena de trucos o artimañas que si no damos la respuesta correcta entonces estaremos reprobados y nos fulminará con un rayo al instante. Dios nos ha dejado Su Palabra para que, entre otras tantas cosas, estemos seguros de que Él habla verdad.  

Acaz se negó a pedir la señal que el mismo Dios le permitía tener, pero Dios entonces habló al pueblo, a los que podrían perecer también. Él les dijo por medio del profeta:  

«Oigan ahora, casa de David: ¿Les parece poco cansar a los hombres, que también cansarán a mi Dios? Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Isa. 7:13-14). 

Esta profecía, esta señal, tendría lugar mucho más allá del tiempo y reinado de Acaz. ¡Algo maravilloso estaba anunciando! Esta profecía estaba anticipando el nacimiento del Mesías (Mat. 1:23), estaba afirmando la promesa que se hizo en el Edén (Gén. 3:15). Dios les estaba anunciando que un Salvador vendría a rescatarlos, mas no de sus enemigos terrenales, sino del pecado.  

Dios estaba anunciando la libertad de Su pueblo, del remanente que volvería. Dios estaba diciendo: «¡Cumplo mis promesas, no temas, ten calma, no desmayes! Hay alguien mayor quien vendrá y te rescatará, confía». 

Una promesa de salvación llena de amor que parecía que solo podría hacerse a aquellos que aman, sirven y siguen a Dios perfectamente; de ser así, Acaz y el pueblo no tenían oportunidad de salvación. Malas noticias para todos los que han vivido lejos de Dios durante mucho tiempo. Malas noticias para los pecadores infieles a Dios. 

Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (Ef. 2:4-5); Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16). 

Las buenas noticias de salvación se dan a aquellos que saben que no merecen el perdón. Las buenas noticias de salvación se dieron desde la eternidad y hasta la eternidad para todos aquellos que saben que no son capaces de salvarse a sí mismos. Para aquellos que temen, los que no confían, los que dudan, los que fallan, los que pecan … para aquellos que están rotos y vagan sin rumbo en esta tierra. Para ellos es que la promesa de salvación en Cristo se anunció. 

Aquella profecía, esa promesa de que una virgen concebiría al Salvador trajo la mayor esperanza para un mundo manchado con el pecado. Esa profecía cumplida nos ha alcanzado a nosotros, ¡somos libres! Hemos recibido gracia abundante, gracia de un Padre que cuida a Sus hijos, que cumple Sus promesas. Un padre que nos ama a pesar de lo que somos. Un Padre que envió a Su Hijo unigénito a morir por los pecados de un mundo que le ha dado la espalda. Un Padre que cumplió Su promesa de estar todos los días con nosotros por medio de Cristo.  

Dios lo dijo, Su Palabra es fiel, segura y digna de confianza porque así es Él. Dios lo dijo y lo cumplió. ¡Hosanna al Salvador!

Karla de Fernández nacida en México, es hija y sierva de Dios por gracia, esposa y madre como privilegio. Tiene su blog desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios. Es la coordinadora de Iniciativas para mujeres Soldados de Jesucristo y dirige el podcast “Mujeres en Su Palabra.” Es la autora del libro “Hogar bajo Su gracia.” Puedes seguirla en BlogFacebook y Twitter.

One Comment

  • Sayo dice:

    Gracias Señor porque tus buenas nuevas son eternas y hoy nos recuerdan que tenemos salvación y vida eterna a través de Ti ¿ Cómo no celebrar, agradecer y proclamar a otros Quien eres y lo que has hecho en quienes hemos recibido tan grande regalo? Gracias porque hoy y siempre eres tu Amado Señor Jesús nuestra Navidad! Aleluya! Gracias por tan bello mensaje de reflexión.

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