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Por Mirna Espinoza

Las manos que crearon todo y Sus ojos vieron que todo era bueno. Porque no podía ser de otra manera si estaba siendo creado por la bondad misma. Bueno es el Señor, en todo lo que hace, porque la perfección no puede equivocarse ni crear maldad. Dios es la definición de bondad.

Un pueblo rebelde que vez tras vez dudaba, cuestionaba, huía y se quejaba a pesar de ser testigo  de primera mano de la bondad de su Dios que los dirigía con una nube y una columna de fuego, mostrando su presencia permanente. Proveyendo alimento, recordando las verdades, regresando al redil y gritando acerca de la necesidad de arrepentimiento. Paciente eternamente.

1 Corintios 13:4 define en pocas palabras qué es el amor, una pregunta que al día de hoy muchos se hacen. ¿Cómo definir el amor? esa emoción tan inmensa que se siente hasta lo más profundo del alma, definida en dos simples palabras. Paciencia y bondad.

Pero es tan simple que se vuelve complejo. Habla acerca del único corazón que ha cumplido a cabalidad ambas cualidades. Desde el principio estaba la bondad y la paciencia misma orquestando la creación. Siendo paciente desde el inicio de todo porque sabía las decisiones ilógicas que sus criaturas hechas a su semejanza tomarían. Dudarían y se esconderían de Él ¿pero qué hizo? tuvo paciencia y les mostró bondad teniendo un plan de rescate para cuando fallaran, no si en caso sucediera porque Él sabía que lo harían.

No hay manera que nosotros, como Israel, un pueblo malvado e impaciente, podamos amar bien.

¿Cómo poder amar entonces? Siguiendo al único que ha amado bien.

El amor tiene un nombre y Su mismo libro nos lo revela, no solo en el versículo “Dios es amor” sino en cada una de las páginas de la voz activa que nos dejó para contarnos Su historia.

Dios es paciente con Su pueblo al recordarles quien es Él y quienes son ellos. Es paciente cuando Tomás no creyó que Cristo había resucitado. Es paciente con la sordera de los eruditos mientras veían las señales del Mesías que había venido a restaurar todo. Es paciente cuando no lo creemos digno de confianza y levantamos estatuas hechas con los mismos materiales que Él ha creado. Es BENDITAMENTE paciente cuando en la cruz del Calvario le dieron vinagre, le escupieron, se burlaron y Él en lugar de destruirlos los amó profundamente, mostrando una paciencia divina diciendo perdónalos porque no saben lo que hacen.

Dios es bondadoso al contemplar todo lo que había hecho  y decir que era bueno. Es bondadoso al asumir en Su espalda el peso de hacer un pacto con Él mismo y no dejarlo en manos de un hombre como Abraham. Es bondadoso al prometer que nacería la salvación a través de la misma mujer que trajo perdición para sí misma y la humanidad. Es bondadoso cuando llamó al pueblo a arrepentirse una vez más a pesar que sabía que no harían caso. Es infinitamente bondadoso al ser el único Dios que se ofrece como voluntario para ser azotado por Sus propias criaturas para que sean llamados hijos amados.

Paciencia y bondad van de la mano, porque ambas narran perfectamente la historia de la creación, la caída, la venida, la vida, la muerte, la resurrección y la ascensión de Cristo. Y estas mismas verdades nos cuentan que esta bondad y paciencia son dadas a nosotros hoy. Es el mismo ayer, hoy y siempre. Nada ha cambiado porque Él es inmutable.

Ahora nosotros, en ningún sentido podemos mostrar bondad y paciencia a los que nos rodean. Por nuestro corazón egoísta tendemos a hacer lo opuesto. Jamás desplegaremos estos atributos como nuestro Dios, pero al conocerlo esto puede cambiar, porque cuando nuestras acciones se sujetan a la vid verdadera pueden ser espejos constantes del único amor paciente y bueno.

Podemos confiar siempre en el actuar de este Dios, porque, así como ha cumplido en cada parte de la historia lo seguirá haciendo. A pesar de las circunstancias podemos esperar pacientemente en Su obra en nuestros corazones porque confiamos en Su bondad. Y podemos esperar pacientemente cuando venga por nosotros y restaure nuestros corazones y este mundo caído, porque Él es digno de confianza y siempre lo será.El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado… Éxodo 34:6-7 – NBLA

Mirna Espinoza, guatemalteca con un corazón rebelde que es constantemente corregido por Dios. Salvada por gracia y sin merecerlo. Siempre estudiante y nunca maestra. Sirve al Señor siendo colaboradora para Lifeway Mujeres, en su iglesia local y escribiendo en su blog personal Eufonía, IG: @eufoni.a (para visitarlos solo da clic sobre el nombre del blog y/o sobre nombre de usuario de Instagram)

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