Skip to main content

por Salime Weatherford

¿Sabías que hay toda una industria detrás de las compras compulsivas? Estudian tu comportamiento, tus gustos, tus necesidades, tu nivel socioeconómico con el fin de hacer que compres.

Es probable que muchas de esas cosas no las necesites, pero al verlas, crees que saciarán necesidades profundas de tu alma. Las redes sociales pueden volverse vitrinas que muestran momentos y circunstancias no del todo reales. Podemos estar atrapadas por un sinnúmero de productos o situaciones que deseamos y al no tenerlas caemos en la trampa de la falta de contentamiento.

Nuestro corazón engañoso tiende a compararnos, no encuentra esa quietud de saber que teniendo a Cristo lo tenemos todo, y todo aquello material que poseemos es bueno y es suficiente.  Tú y yo simplemente no le creemos a Dios. “Quiero este trabajo, ya no quiero este trabajo. Quiero esposo, ya no quiero esposo.  Quiero hijos, ya no quiero hijos. Quiero más dinero, ya no quiero más dinero. Quiero este carro, esta casa, esta escuela, esta oportunidad, salud, dinero y amor.”  Mientras no encuentres total satisfacción en Dios siempre correrás tras ídolos y al final te dejarán más vacía.

Pablo escribe esto; 

He aprendido a estar satisfecho (tener contentamiento) en cualquier situación en que me encuentre.  Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez.  
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. 
Filipenses 4:11b-13

Estando en la cárcel, custodiado por guardias pretorianos, sin dinero y sintiendo que está a punto de morir, Pablo le escribe a la iglesia en Filipos agradeciendo y regocijándose en su salvador. Los exhorta a estar gozosos dependiendo de Cristo y no en las circunstancias. 

Pablo dice que ha aprendido a estar contento. Nosotros tenemos esperanza de aprender a tener ese contentamiento independiente de la situación en lamque nos encontremos. 

 ¿Cómo aprendemos?  Estando arraigadas en Cristo. Pablo no condiciona su gozo y contentamiento, él está firme en Jesús sabiendo que lo que Dios le ha dado en ese momento es bueno. Es tal el grado de confianza que tiene en su salvador que dice:

Hermanos, quiero que sepan que, en realidad, lo que me ha pasado ha contribuido al avance del evangelio. Es más, se ha hecho evidente a toda la guardia del palacio y a todos los demás que estoy encadenado por causa de Cristo. Gracias a mis cadenas, ahora más que nunca la mayoría de los hermanos, confiados en el Señor, se han atrevido a anunciar sin temor la palabra de Dios. 
Filipenses. 1:12-14  

Es sorprendente que en esas circunstancias, denigrantes y difíciles que pocas de nosotras hemos vivido Pablo se regocija en el hecho de que en ellas Dios tiene un plan bueno y suficiente para su vida y para la gloria de Dios.  

Me imagino a Pablo orando con paz, gozo y contentamiento apacible e interno.

Cierra los ojos y pausa por un momento, piensa en ese contentamiento total, aquel que es independiente de tus situaciones. El miedo nos persigue cuando buscamos cambiar nuestras circunstancias a toda costa. El endeudamiento, la crisis existencial, las ansias que la codicia crea en tu vida, ese cuento de nunca acabar, todo eso desaparece cuando aprendemos a estar satisfechas, a tener contentamiento en cualquier situación en la que nos encontremos porque entendemos que Dios está usando nuestras circunstancias para Su gloria, para nuestra santificación y para nuestro gozo.

No quiero pretender que tus circunstancias no sean difíciles. Las enfermedades, la incertidumbre, los problemas que consumen nuestros pensamientos, el sufrimiento, la tristeza y depresión, la muerte, el dolor en tus circunstancias es real y válido. Pero el entender que Dios está obrando en esas terribles circunstancias con un propósito bueno, bueno, muy bueno, porque es un Dios plenamente sabio e infinitamente amoroso.

Así que te exhorto hoy a que leas y medites en las palabras de Pablo, que incorpores disciplinas espirituales en tu rutina personal diaria y que aprendas que hay propósitos divinos que tal vez desconozcas pero que solo pueden ser expresados a través de esas circunstancias que buscas cambiar. Descansa en el hecho de que esas circunstancias no son para siempre, pero hay un Dios todopoderoso que te ama con amor eterno que “dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con Su propósito.” (Romanos 8:28) Y este es un propósito bueno y suficiente para ti hoy.  

Tu, Señor, eres mi porción y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte. Bellos lugares me han tocado en suerte; ¡preciosa herencia me ha correspondido!  Por eso mi corazón se alegra y se regocijan mis entrañas; todo mi ser se llena de confianza.  No dejarás que mi vida termine en el sepulcro; no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.  Me has dado a conocer la senda de la vida, me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.
Salmos 16:5, 9-11

Salime Weatherford, seguidora de Cristo. Apasionada por la Biblia.  Fundadora de Reformadas. Crea Estudios Bíblicos gratuitos para que aprendas quien es Cristo, vivas una vida plena en Él, lideres a otras a encontrar esa vida llena y revoluciones al mundo con el Evangelio.  Puedes seguirla en www.reformadas.com o en instagram: @reformadashoy

Leave a Reply

Hit enter to search or ESC to close