En todo os he enseñado que, trabajando así,
se debe ayudar a los necesitados, y recordar
las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más
bienaventurado es dar que recibir.
H EC H O S 2 0 : 3 5
Al acercarse el cumpleaños número siete de Emma, su padre se le acercó y le preguntó qué quería para su cumpleaños. Él tenía una idea bastante buena de lo que ella podría querer. Su hija había estado viendo una película casi a diario. Incluso él ya se había memorizado las canciones de tanto que las cantaba. Él supuso que ella querría un juguete que estuviera relacionado de alguna manera con esta película. La película era popular entre muchos niños, así que era muy probable que este juguete fuera un poco caro. Él no ganaba mucho en su trabajo actual, pero eso no lo detuvo de ahorrar un poco aquí y allá en los meses previos. Financieramente, estaba preparado para esta compra.
El personaje principal en la película tenía la habilidad de hacer burbujas que podían llevar a los personajes a diferentes partes de la tierra mágica. En la juguetería había una varita de burbujas específica que podía hacer burbujas enormes como el personaje principal. Y aunque era un concepto sencillo, como se parecía al de la película, este juguete era caro. Cuando su padre le preguntó qué era lo que quería al caminar por la tienda, Emma pasó de largo el lugar donde estaba el juguete que él creía que ella escogería. En lugar de ese juguete, ella escogió un paquete de 20 varitas de burbujas regulares que costaba una fracción del precio del otro.
Esto tomó por sorpresa al padre, pero cuando le preguntó a su hija por qué no escogió la versión más bonita del juguete, ella simplemente dijo: «Bueno, mis amigos van a venir y quiero que ellos también tengan un regalo». Él no podía estar más orgulloso de su hija en ese momento.
No hay duda del gozo que viene de un corazón generoso. No hay necesidad de saber el resto de la historia simplemente porque sabemos que un espíritu de generosidad aprecia y ama sin importar lo que se le dé. Las personas raramente son exigentes cuando reciben un regalo inesperado y saben que se les dio por generosidad y no por obligación. Para la pequeña Emma, una fiesta de burbujas era todo lo que ella quería. No porque estuviera interesada en ser el centro de atención, sino porque quería compartir su día especial con otros. Los invitados pudieran haber asistido y observado a una niña abrir regalos y disfrutar su día. En lugar de eso, vieron a una niña que no estaba interesada en retener el gozo para ella misma, sino que intencionalmente se aseguraba de que su gozo fuera compartido.
SEÑOR, AYÚDAME A SIEMPRE SER GENEROSO.
INCLUSO CUANDO LOS MOMENTOS DE GOZO
PODRÍAN SER ESPECÍFICAMENTE PARA MÍ,
PERMÍTEME COMPARTIR CONSTANTEMENTE
ESE GOZO CON OTROS. AMÉN.
Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)