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Sean gratos los dichos de mi boca y la
meditación de mi corazón delante de ti,
oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
S A L M O S 1 9 : 1 4

Hay una iglesia en Tennessee que se ha vuelto famosa en su vecindario por su fiesta anual. Un miembro que tiene un restaurante provee hamburguesas y salchichas. Otro miembro tiene acceso a casitas inflables y las lleva también. La iglesia aparta dinero y provee juegos y refrigerios para todos los que decidan ir. Es su propio festival de otoño que se ofrece a todo el que quiera asistir. Las personas de todo el vecindario van a la iglesia y participan en el evento.

Los niños disfrutan de los juegos y los inflables por horas. Los padres disfrutan la comida y las conversaciones con familiares y amigos, pero el pastor disfruta el evento por sus propias razones. Él ama cada momento del evento desde su vista de la tienda de «conexión». En la tienda de conexión, puedes inscribirte en rifas para ganar regalos, se curan las heridas que los niños pueden hacerse al caerse en el pavimento del estacionamiento o incluso puedes ver la lista de asistentes y revisar si alguien en específico está en el evento o no. Cualquiera que sea el caso, el pastor lo disfruta porque francamente es lo que tiene que suceder para tener un evento de estos.

Él usa el tiempo para saludar a las personas, pero ese no es su propósito al estar ahí. No está buscando reclutar nuevos miembros o visitantes para el evento (aunque esa sería una ventaja). Al contrario, puedes encontrar al pastor junto a una mesa diciendo: «¿Puedo orar por ti?».

Sorprendentemente, algunos se acercan cada año a la mesa del pastor a buscar su consejo. Algunos son miembros de su congregación, pero el propósito de esta mesa en específico es para los que no necesariamente asisten a la iglesia. Él siempre está cerca, buscando a ovejas perdidas en necesidad de una palabra de aliento, un consejo sabio o simplemente una oración. Cualquiera que sea el caso, el propósito de la mesa es recordar a aquellos que se acercan sobre el amor y el gozo que viene de conocer quién es Dios.

En la vida, algunas veces no son los tiempos buenos los que nos recuerdan del gozo. Algunas veces no importa qué tanta diversión hay a nuestro alrededor. De vez en cuando necesitamos una palabra de aliento y un rostro amable que nos recuerde sobre el gozo en la vida y el gozo que viene de un Dios amoroso.

SEÑOR DIOS, ALGUNAS VECES BUSCO GOZO EN LO
ATRACTIVO, Y MUCHAS VECES NO ES SUFICIENTE.
QUÉDATE CONMIGO DURANTE EL DÍA Y RECUÉRDAME
SOBRE EL GOZO QUE VIENE DE CONOCERTE. AMÉN.


Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)

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