Catherine Scheraldi de Núñez

La razón detrás de esta serie de artículos sobre cómo comenzar un ministerio para las
mujeres es porque, mientras viajo por América Latina e inclusive Estados Unidos, escucho esta pregunta que repiten las latinas: ‘¿Cómo comenzar un ministerio para las mujeres?’

En la iglesia angloamericana existen muchos modelos de cómo hacerlo, pero las latinas no son anglosajonas. Aunque todas somos una familia en Cristo y, por ende, tenemos algunas necesidades comunes, hay diferencias culturales que le dan un sabor diferente al ministerio de aquellas que son de habla hispana.

Y lo que hace esto aún más difícil es que existen muchas distintas culturas en América
Latina, por lo que no podemos hablar de un tipo de ministerio, sino que cada iglesia necesita evaluar sus necesidades y adaptar el ministerio a su propia iglesia. En este sentido, no se trata de “copiar y pegar”. Lo que necesita hacer cada iglesia es estudiar lo que otras han hecho y luego adecuarlo a sus necesidades.

Efesios 2:10 nos asegura que Dios tiene un plan para cada creyente y, por ende, para cada iglesia, por lo que nuestro rol es descubrirlo. Como Cristo es la cabeza de la iglesia (Efesios 5:23), y Él ha colocado a cada miembro en la iglesia como Él quiere (1ª Corintios 12:18), entonces es Él quien está orquestando la obra en tu iglesia local, trayendo a quien Él quiere, porque Él conoce las necesidades y Él es fiel en enviar a nuestra iglesia los obreros que necesitamos. Nuestro deber es buscar Su dirección y la única forma para comenzar a hacerlo es en oración. El fundamento de cualquier ministerio es Cristo y antes de hacer cualquier cosa debemos orar y dejar que Él nos guíe.

Si sientes el llamado de comenzar un ministerio de mujeres y lo has confirmado en oración, ve donde tu pastor y pide su autorización. Una de las formas de entender lo que Dios quiere es trabajar con el pastor y la visión que el Señor le dio para tu iglesia. Todas las iglesias tienen la misma misión: glorificar a Cristo a través de evangelizar, discipular, ayudar a santificar y animar o estimular a los creyentes para “pelear la buena batalla” y ser fieles hasta el final; sin embargo, la forma en que cada iglesia la implementa es diferente y eso lo determina la visión de esa iglesia. Nosotras debemos trabajar debajo y junto con el pastor para completar esta misión según la visión de nuestra iglesia.

Cuando ya se tiene una idea de lo que el Señor quiere, entonces debe comenzarse evaluando los dones y habilidades que encuentras en las mujeres de tu iglesia. Esta es una forma simple de buscar la voluntad del Señor. Obviamente cada iglesia tiene una misión distinta y además hay muchos factores que se deben considerar: el tamaño de la iglesia puede determinar cuántas líderes requieres, las necesidades y dones que encuentras, cuántas mujeres tienen don de liderazgo, cuántas tienen conocimiento bíblico, madurez espiritual y sabiduría bíblica – si es una iglesia de primera generación es posible que tengas que formar las líderes -, el presupuesto disponible, las edades de las mujeres, las situaciones que predominan en la iglesia, etc.

El Señor ha bendecido nuestra iglesia, la Iglesia Bautista Internacional (La IBI), con muchas mujeres talentosas, con don de liderazgo, con sabiduría y con un amor por nuestro Señor y por Su gente, dispuestas a glorificar a Cristo en sus vidas y pasar este legado a otras. Nuestro deseo con esta serie de artículos no es presentarnos como las expertas, porque realmente no lo somos, sino como mujeres que quieren honrar a Cristo y usar nuestros dones de una forma que Él sea glorificado en toda la tierra.

Salmo 66:4-5 “Toda la tierra te adorará, y cantará alabanzas a ti, cantará alabanzas a tu nombre. Venid y ved las obras de Dios, admirable en sus hechos a favor de los hijos de los hombres”.
Catherine Scheraldi de Núñez, es la esposa del pastor Miguel Núñez, pastor de la Iglesia Bautista Internacional. Es la encargada del ministerio de mujeres Ezer de su iglesia. Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios en Radio Eternidad.