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Por Liliana González de Benítez

Cada 31 de octubre los cristianos protestantes miramos hacia atrás —año 1517—para recordar la hora providencial cuando Martín Lutero empapó la pluma en tinta indeleble, redactó sus 95 tesis en contra de los abusos e indulgencias de la Iglesia Católica Romana y las clavó en la puerta de la capilla en Wittenberg, Alemania. Este acontecimiento fue la chispa que encendió la flama inextinguible de la Reforma Protestante. 

Es significativo que los creyentes conmemoremos la Reforma, porque la memoria es singularmente frágil. Olvidar no es un acto a voluntad, la gente no olvida adrede; olvida por descuido, pereza o desinterés. Dios lo sabe. Por eso instauró fiestas y rituales, para ayudar a Su pueblo a recordar lo que era importante. Durante esas celebraciones los padres narraban a sus hijos las obras portentosas que el Señor había hecho a su favor.  

Hoy ocurre exactamente igual, evocamos la Reforma, porque no queremos olvidar que después de cinco siglos de oscuridad, Dios hizo brillar de nuevo la luz del evangelio en Su Iglesia y en el mundo. La heroica valentía de Lutero cambió la cosmovisión de su época y sigue transformando la manera de pensar de hombres y mujeres en la actualidad.  

Es responsabilidad de cada creyente pasar la antorcha que Lutero encendió a las próximas generaciones. Los cristianos tenemos el llamado a «luchar ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos» (Jud. 1:3). El fuego que el monje agustino prendió fue avivado por Ulrico Zuinglio, William Tyndale, John Knox y Juan Calvino entre otros. Estos hombres se arraigaron en la viva y poderosa Palabra de Dios para volver al verdadero mensaje del evangelio y reformar la iglesia que había sido deformada por enseñanzas falsas y corruptas.   

Los reformadores enseñaron cinco principios fundamentales que los creyentes debemos defender y traspasar como un legado.   

He aquí las cinco Solas de la Reforma: 

Sola scriptura: Solo por medio de la Escritura 

En el siglo XVI, la Iglesia Católica Romana enseñaba, y aún hoy testifica, que el Papa es el Sumo Pontífice de la Iglesia Universal y vicario de Cristo en la tierra. Asegura que sus preceptos y tradiciones están por encima de la autoridad de la Escritura. De esta manera, anula la Palabra divinamente inspirada. El Señor Jesucristo reprendió a los fariseos que hacían estas cosas: «Astutamente ustedes violan el mandamiento de Dios para guardar su tradición […], invalidando así la palabra de Dios por la tradición de ustedes, la cual han transmitido, y hacen muchas cosas semejantes a estas» (Mar. 7:9;13).   

Los reformadores se enfrentaron a Roma y predicaron que la Biblia es la autoridad final del creyente. Sin el conocimiento de la Palabra inspirada, inerrante, infalible y suficiente seguiríamos atrapados en un torbellino de tradiciones y esquemas de hombres. La iglesia como columna y baluarte de la verdad debe enseñar, proclamar y defender que la Biblia es la revelación especial de Dios para salvación, y esa revelación es Cristo. Aunque Dios usó a hombres comunes y corrientes en diferentes períodos de la historia para dar a conocer Su mensaje, cada palabra de la Escritura fue exhalada por Él (2 Tim. 3:16). Por lo tanto, ninguna norma, regla o tradición humana remplazará la iluminación del Espíritu Santo (2 Ped. 1:20-21).  

Sola fide: Solo por la fe Dios salva 

La Iglesia Católica Romana enseña que además de la fe en Cristo, las obras religiosas son necesarias para que el hombre se reconcilie con Dios. Por medio del cumplimiento de los sacramentos, peregrinaciones, penitencias, plegarias, obras de misericordia y buen comportamiento, las personas pueden obtener el perdón de sus pecados y la vida eterna. Los reformadores se opusieron rotundamente a la condenable doctrina de la salvación por obras y enseñaron que el hombre es salvo solo por la fe en Cristo. La fe es un regalo maravilloso que se nos ha concedido sin mérito propio. No hay nada que el hombre pecador pueda hacer para alcanzar la redención. «Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá» (Rom. 1:17).  

Sola gratia: Solo por la gracia 

Hoy se enseña en algunos púlpitos que la salvación es una decisión personal. Cada individuo decide abrir la puerta de su corazón a Jesús y dejarlo entrar.  Gracia sola fue el estandarte que levantaron los reformadores. Esto significa que Dios de manera libre y soberana derrama Su gracia sobre quien Él quiere. «Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Rom. 9:16). Solo por la inmerecida gracia de Dios se alcanza la salvación. «Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Ef. 2:8-9).  

Solus Christus: Solo Cristo 

La Iglesia Católica Romana enseña que, además de Cristo, los santos y María fungen como mediadores entre Dios y los hombres. Los reformadores rechazaron esta abominable invención y enseñaron la verdad: «Porque hay un solo Dios, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre» (1 Tim. 2:5). Solo Cristo, el Cordero de Dios inmolado, soportó la ira de Dios y salvó a los indignos pecadores de la condenación eterna. Por lo tanto, Jesús es el único camino al Padre (Juan 14:6). 

Soli Deo gloria: La gloria solo para Dios 

La iglesia de Roma enseña que Dios comparte Su gloria con los santos, el Papa y el hombre —quien busca crédito por sus buenas obras. Los reformadores rechazaron esta blasfemia y enseñaron que la salvación de principio a fin es del Señor. Todo el honor y gloria le pertenece solamente a Cristo. «Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén» (Rom. 11:36). 


Liliana González de Benítez es escritora y columnista cristiana. Su mayor gozo es proclamar la Palabra de Dios. Dirige el estudio bíblico de las mujeres en su iglesia y es autora del libro Dolorosa Bendición. Nacida en Venezuela. Vive en los Estados Unidos con su esposo y su hija. Puedes seguirla en sus redes sociales: FacebookInstagram y en su blog.

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