Pacientemente esperé a Jehová, y se
inclinó a mí, y oyó mi clamor.
S A L M O S 4 0 : 1
Una de las cosas más difíciles para el ser humano es esperar. En un mundo donde todo se obtiene de manera casi inmediata, esperar es una acción que no tiene mucho sentido para nosotros… Y ¿por qué debería tenerlo? Podemos comprar comida a domicilio de casi cualquier restaurante en cuestión de minutos. Podemos comprar en línea y recibir nuestros pedidos en dos días. Seamos honestos: nuestro mundo no fomenta la virtud de la paciencia.
Así que cuando pensamos en salas de espera, típicamente chocan con todo a lo que estamos acostumbrados. La paciencia no es exactamente un atributo que queremos tener ni es una virtud que ha sido promovida en nuestra era post-Amazon. Entendemos su valor, pero eso no significa que queremos lidiar con situaciones que requieran paciencia.
No hay nada que típicamente requiera más paciencia que sentarse en una sala de espera, aguardando noticias positivas a cambio de la paciencia que requiere estar ahí. Hay algo interesante sobre las salas de espera. Su ubicación dentro del hospital comunica el propósito de la espera. Si están cerca de la sala de emergencias, entonces se puede sentir en el ambiente la esperanza de que todo saldrá bien con los seres queridos. Hay salas de espera que son muy tristes y comunican la esperanza de tener paz, al saber que el dolor de un ser querido ha cesado. Pero en cada hospital hay una sala en la que hay esperanza de gozo.
Familiares y amigos se reúnen en las salas de espera cada día para celebrar el nacimiento de un niño. Las personas se sientan en sillas incómodas por horas mientras esperan esa nueva incorporación a la familia. Algo que todos los que esperan tienen en común es que no parecen quejarse de la espera. No mencionan que la espera ha sido demasiado larga o que las comodidades no fueron suficientes. Es casi como si vieran el propósito de ese tiempo de paciencia.
Muchos de nosotros vivimos con una actitud de inconveniencia cuando no obtenemos ciertas cosas cuando las queremos o de la forma que las queremos, pero nunca pensamos en el objeto de nuestra espera. Siempre tendemos a enfocarnos en la frustración de la espera en sí. Habrá momentos que inevitablemente requerirán de nuestra paciencia. En lugar de enfocarnos en la espera en sí misma, tal vez debamos darnos cuenta de que las cosas por las que estamos esperando son cosas que tienen un propósito detrás de ese tiempo de paciencia.
SEÑOR, PERMÍTEME PODER DEMOSTRAR MÁS
PACIENCIA EN MI VIDA. RECUÉRDAME QUE
HAY PROPÓSITO EN LA PACIENCIA. PERMÍTEME
PODER ENFOCARME EN LAS COSAS QUE
ESTOY ESPERANDO Y ENTENDER EL GOZO
QUE VIENE DE ESA PACIENCIA. AMÉN.
Un devocional de 100 días de gozo (B&H en Español)