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PASAJE DEVOCIONAL: ÉXODO 3:4-8

… y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra
buena y ancha, a tierra que fl uye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del
ferezeo, del heveo y del jebuseo. (EX. 3:8)

Yo me identifico con el pueblo de Dios. No es muy fácil abandonar la zona de comodidad en la que una se ha desenvuelto durante muchos años. Si hubiera estado en el desierto, probablemente también me hubiera revelado contra Moisés y Aarón. Es que no tenemos la capacidad de ver el cuadro completo. Muchas veces creemos que el «Egipto» donde vivimos es el mejor lugar del mundo.

Nos resistimos a arriesgarnos por muchas razones, una de ellas es que no creemos que estamos esclavizadas. La peor condición del hombre es no darse cuenta de que necesita librarse del peso del pecado. Se siente cómodo como está y desconoce que alguien puede romper sus cadenas. La única forma de salir de la esclavitud es rindiéndose al señorío de Cristo.

Nos parece que va a costar mucho trabajo llegar a otro destino. A veces vemos la entrega a Jesús como un cambio de religión, no como un cambio de vida. Jesucristo es el único que tiene el poder y la autoridad para transformarnos en criaturas nuevas, completamente regeneradas. No conocemos que exista algo mucho mejor. Como al principio, el camino nos parece difícil de transitar, creemos que cualquier tiempo pasado fue mejor, hasta que comprobamos que lo que Dios nos ha prometido se va haciendo realidad en nuestra vida diaria.

No nos damos cuenta que Dios está preparando nuestro camino, acostumbradas a andar por nuestra cuenta, tenemos miedo de equivocarnos. Luego percibimos que la dirección que estamos tomando se dirige por un camino que Dios ha preparado para nosotras.

Nadie ha dicho que la vida cristiana es fácil y sin tropiezos. Pero sí hay algo que todos los hijos de Dios comprobamos diariamente: servir a Dios, entregarnos a Jesús, confiar en las promesas del Señor y buscar Su dirección es la bendición más grande que podemos disfrutar, y no la cambiamos por nada.

Señor, gracias por ocuparte de mí y darme tantas cosas buenas.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H Español)

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