Pasaje devocional: Marcos 11:15-19
Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Marcos 11:17
Existe un gran contraste entre los capítulos anteriores del evangelio de Marcos y el pasaje devocional de hoy. En los primeros capítulos Jesús muestra su compasión, amor y misericordia por todos los enfermos y endemoniados que llevaban a Él para que los curara. Sin embargo, en esta ocasión, habla con autoridad y poder cuando limpia el templo y les hace saber a todos que su casa es un lugar de oración y no un nido de ladrones.
Si Cristo abriera la puerta de su corazón ¿encontraría un corazón dispuesto a la oración y a la adoración o tendría que hacer una limpieza profunda para sacar a todos los ladrones que han robado el lugar que pertenece a la oración?
Muchas veces se guardan sentimientos y actitudes en el corazón que van apoderándose de su pasión por la santidad y la pureza. Destruyen su deseo de adoración a Dios y lo alejan de una vida de oración constante.
Otro ladrón que puede robarle el lugar de la oración es el éxito. Usted puede estar tan preocupado por alcanzarlo que no tenga lugar para ir al Señor en oración para buscar su voluntad y ayuda.
El dolor también puede robarle el lugar de la oración. Cuando llega el momento de la prueba usted corre el riesgo de enfocarse tanto en su problema o tristeza que no tenga un lugar para orar y escuchar la voz de Dios y reconocer que Él está en control de todo.
Puede comparar el corazón con una casa que tiene muchas habitaciones y una de ellas es para guardar lo que no sirve. En esa casa nunca se limpia esa habitación y se siguen acumulando cosas que no sirven ni para usted ni para otras personas. Cristo puede entrar y limpiar su corazón, pero permita que entre también en esa habitación donde usted guarda el rencor, el odio, la indiferencia, los malos pensamientos y los resentimientos. Cristo tiene poder para entrar y sacar de su corazón a todos esos ladrones que le roban la oportunidad de tener un corazón dócil y puro.
Examine su corazón y pida perdón a Dios por cualquier cosa que le impida tener una relación verdadera con Él.
Un devocional deRevista Quietud