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Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Lucas 1:28-30

Wendy Bello, Cuba

Jesús fue escogido por Dios para venir a este mundo. Su obediencia no tuvo límites, y respondió al llamado de Dios para cumplir con el propósito. Tal obediencia también fue el camino de María su madre. Como cualquier otra mujer, María anhelaba casarse y formar una familia. Estaba a punto de tener la suya cuando Dios la sorprendió con un anuncio que cambiaría para siempre la historia, ¡y su propia vida! El encuentro de María con el ángel fue, en cierto modo, una aventura de fe y desafío. Apenas tenía detalles, solo que aquel niño vendría de parte de Dios.

Aunque asombrada, creyó y dijo “sí”. Muchas veces Dios no nos dará detalles, pero igual que María tenemos que creerle, aunque no sepamos cómo, cuándo o dónde. Ella decidió no dejar que sus preguntas interfirieran con el plan divino.

La obediencia de María nos hace un llamado a vivir nuestro propio camino de obediencia. María aceptó el desafío que el ángel le presentaba, y enfrentó las consecuencias. Tal vez José, su prometido, no entendería el repentino embarazo; la familia podía repudiarla… ¿Qué desafío presenta la Navidad hoy para nosotros? Quizá decidir que vamos a enfocarnos en el verdadero motivo de la celebración: Jesús. Hay muchas cosas que podemos hacer para no dejar que el ajetreo, las compras o los compromisos sociales y familiares se roben el escenario de nuestra vida.

Al igual que María, decidamos ser parte del plan de Dios.

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