Por Mirna Espinoza
Para nosotros también existe el “Día del padre”, también pensamos en regalos, en subir fotos a redes sociales, en los momentos vividos del pasado o en los cuales no estuvo y por lo tanto su ausencia se hacía más latente. Nosotros que carecemos de un papá de carne y hueso al cual correr a abrazar, preguntar algún consejo o ver crecer sus canas o caer su cabello, también pensamos mucho en esa figura que tanta falta hace.
Pueden existir diferentes razones por las cuales no tenemos un par de ojos humanos a los cuales ver directamente y llamar “papi”. Puede ser porque murió y lo perdimos en el camino, de repente sin decir nada se fue o decidió que nunca estaría presente. Ninguno de los escenarios anteriores es ideal para el día de hoy, por lo tanto, es probable que para ti, así como lo es para mí, hoy no sea un día de tanta celebración.
Para algunos esta figura los lastimó en el cuerpo o en el corazón por lo tanto sigue siendo un día complejo de vivir. Para otros, existen los recuerdos atesorados de cada aventura juntos, pero solo son eso, memorias que cada vez se hacen borrosas, aunque quisieran que permanezcan frescas para siempre.
Tal vez, haya estado durante 15 años o ni un minuto de tu vida, pero esa figura paterna es fundamental para cada día, ya que los padres tienen la tarea de reflejar a nuestro PADRE ETERNO. A pesar del dolor por la ausencia, hay una maravillosa verdad en medio del sufrimiento: La paternidad de Dios es suficiente. Es un padre eterno, fiel y amoroso. Nunca nos abandonará, nos aconseja, nos corrige, nos escucha, nos habla, nos sostiene, nos protege, NOS AMA.
El Papá perfecto que nos llama suyos. La causa de recibir este nombre no es a consecuencia de nuestro buen comportamiento, buenas notas, demostraciones de afecto o enorgullecerlo de alguna manera. Nos adopta porque así es Él, algo lo define y es una palabra que envuelve muchas cosas, pero solo con decirla se sabe que se trata de Él y esta es: AMOR.
Huimos lejos, fuimos a perseguir todo lo que nos había enseñado que Él odiaba, buscamos satisfacernos en cosas vacías y olvidamos que el único lugar seguro era con nuestro Papá. Pero Él al vernos no esperó a que nosotros corriéramos, sino que Él lo hizo, corrió a nuestro encuentro y con Sus brazos rodeándonos nos vistió, nos calzó y nos recibió otra vez.
Hoy es un día difícil, hoy quisieras que él estuviera contigo, pero te invito a que veas a los ojos de tu Padre eterno. Él conoce tu dolor, Él dispuso un plan para que Jesús pagara lo que tú debías. Su voz nos indicó como acercarnos a Dios “Padre nuestro que estás en el cielo”. Cristo mismo nos invita a llamar a Dios: Padre nuestro. Gracias a Su vida perfecta, muerte sufriente y resurrección gloriosa JAMÁS podré decir que soy huérfana, porque por gracia soy llamada hija.
“Porque Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.” Efesios 1:4-6 NBLA
Mirna Espinoza, guatemalteca con un corazón rebelde que es constantemente corregido por Dios. Salvada por gracia y sin merecerlo. Siempre estudiante y nunca maestra. Sirve al Señor siendo colaboradora para Lifeway Mujeres, en su iglesia local y escribiendo en su blog personal Eufonía, IG: @eufoni.a