PASAJE DEVOCIONAL: 1 CORINTIOS 10:31-33

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. (1 COR. 10:31)

Al vivir en una ciudad en la que conviven personas con diversas nacionalidades, el choque cultural
entre las costumbres y los modos de hablar no es algo nuevo para mí. En ocasiones una palabra o frase muy natural para mí, es una ofensa para alguien de otro país y viceversa. Es fácil que ocurran malos entendidos. Otras veces me encuentro con personas a las cuales les incomoda la música que escucho o la comida que como.

En ambas situaciones se crea un conflicto dentro de mi mente, pues sé que debo aprender a ceder, pero algo dentro de mí me dice lo contrario. Por un lado, me hago la misma pregunta que Pablo: «¿Por qué se ha de juzgar mi libertad por la consciencia de otro?». Por otro lado, la simple, pero
firme exhortación del mismo apóstol, me deja en silencio: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios». Ponernos como meta que Dios siempre sea glorificado, es un desafío bien grande.

Sobre todo, cuando tratamos de cumplir esa meta en las cosas pequeñas del diario vivir, las que la mayoría de las veces nos parecen insignificantes. Sin embargo, es en esos conflictos que se nos presentan una y otra vez, donde debemos tratar de buscar el bien de los demás y tener presente que sea lo que sea que sintamos o hagamos, Dios tiene que ser honrado en todo.

Necesitamos ser moldeadas en amor. Nuestra naturaleza humana siempre querrá salir ganando. Quizá nos toque callarnos algunas cosas que nos gustaría decir en ciertos momentos, algunas pensarán que es una señal de debilidad, pero en nuestro corazón sabremos que nuestro deseo es agradar a Dios y no a los demás, buscando no servir de tropiezo. No es una tarea fácil, pero el Señor
nos dará fortaleza para ir realizándola. Por fe podremos hablar y vivir para la gloria de Dios.

Un devocional de Devoción para el corazón (B&H en Español)