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El sufrimiento suele sacar a la luz preguntas difíciles que ya estaban nuestro corazón: 

¿Por qué estoy pasando por esto? ¿Qué hice mal? ¿Y si esto nunca mejora? ¿Realmente le importo a Dios? Es fácil sentirse sola y caer en la desesperación, desilusionada con Dios, sin esperanza acerca del futuro y dudando de tu fe.  

Sedientas de Esperanza en un estudio bíblico de 7 sesiones donde la autora, Vaneetha Risner aborda estas preguntas difíciles y nos ofrece un marco bíblico para ayudarte a encontrar esperanza en medio de tu dolor. Ella te guiará cuidadosamente al considerar este tema tan difícil, caminando a tu lado mientras estudias sobre la vida de mujeres en la Biblia que sufrieron pérdidas, compartiendo también algunas de sus propias experiencias dolorosas de duelo y anhelos insatisfechos. Al final, descubrirás que la respuesta a tus preguntas difíciles se encuentra en el carácter, la bondad y la soberanía de Dios.   

Y aún podrás caminar sobre preguntas de: «Si Dios me ama, ¿cómo pudo permitir que esto pasara?» «¿Cómo reconocer la presencia de Dios cuando lo siento tan distante?» «¿Y si ocurre lo peor?» «¿Por qué Dios permite que sufra?» «¿Cómo puede Dios utilizar mi sufrimiento si me siento tan inútil?» «¿Y si esto nunca mejora?». 

Una forma en que tu pensamiento será transformado es por ejemplo la verdad detrás de la pregunta de «Si Dios me ama, ¿por qué dejó que esto pasara» que es que podemos estar seguras de que Dios nos ama y no cambia debido a nuestras circunstancias. Se convierte en: «Dado que Dios me ama, ¿por qué dejo que esto pasara». Esta pregunta nos lleva en la dirección opuesta a la anterior. Nos lleva a buscar un propósito, creyendo que Dios ha traído estas situaciones difíciles a nuestras vidas para nuestro bien y santificación, por Su amor a Su nombre y hacia nosotras.  

Dios se deleita en ti, Dios se regocija sobre ti con cánticos (Sofonías 3:17). No podría amarte más o ser más para ti de lo que es ahora mismo. Pero es posible que en este momento no te sientas amada por Dios. Si bien los sentimientos no definen la realidad, sí enmarcan cómo vemos nuestras vidas, nuestro sufrimiento y nuestra relación con Dios. Si no nos sentimos vistas, conocidas y amadas, llegaremos a conclusiones muy diferentes sobre lo que nos ha sucedido.  

A lo largo de siete sesiones, la autora irá contestando estas preguntas. Entonces, si el sufrimiento ha tocado a tu puerta o la de alguien a quien amas, seguramente junto con ella te has encontrado haciendo estas mismas preguntas. Estas preguntas varian entre saber sobre Dios, Su amor y Sus propósitos en nuestro sufrimiento. Al hacernos estas preguntas, podemos estar seguras de que Dios nos lleva a una vida más abundante con Él, una vida que no podrías haber imaginado. En lugar de sacudir nuestra fe, hacer preguntas y sumergirnos en la verdad bíblica va a confirmar y profundizar nuestra confianza en Dios aprendiendo a vivir con fielmente en medio de la incertidumbre. Cuanto más inciertas sean nuestras circunstancias, más seguras estaremos de que Dios nunca nos abandonará, nunca tendremos que enfrentar la vida sin Él. No tengas miedo de hacerle preguntas a Dios, Él te invita a hacerlas. 

A través de las páginas de este estudio, la autora nos invita a entrar a su vida. Ella se muestra de manera real, sin pretensiones espirituales y bonitas. Incluyendo extractos de su diario personal. A lo largo de estas semanas podrás estudiar con la autora las tres «P» a las que aferrarnos en el dolor. De manera que puedas tener un marco de ayuda para dar sentido al sufrimiento cuando la vida se desmorona. Estas anclas son: 

1. La presencia de Dios 

2. El propósito de Dios en el sufrimiento 

3. La promesa del cielo. 

Recordemos como Job fue un hombre justo que experimentó una perdida indescriptible. Exigió que Dios le respondiera, lanzando preguntas como: «¿Por qué dar vida a los que no tienen futuro, a quienes Dios ha rodeado de dificultades?». «¿En qué nos beneficiará orar?». «¿Por qué los justos deben esperar en vano?» (Job 3:23; 21:15; 24:1, NTV). Esas preguntas se sienten demasiado familiares. Podríamos haberlas hecho nosotras. Dios no respondió directamente a ninguna de las preguntas de Job, pero sí le habló a Job sobre Su poder y Sus propósitos. Fue el ver a Dios y entender Su poder ilimitado, lo que finalmente satisfizo a Job (Job 42:2, 5-6).  

Como Job, encontrarnos con Dios en el sufrimiento cambia nuestras preguntas, cambia nuestra fe y cambia nuestra vida. Somos más capacitadas para confiar en Dios en las incertidumbres de la vida, porque sabemos que Él ha estado en el mañana y nos está preparando para ello hoy. La presencia de Dios se vuelve casi tangible en el dolor, mientras Su consuelo nos envuelve. No necesitamos respuestas tanto como necesitamos a Jesús, por lo que las preguntas se vuelven menos urgentes, los miedos menos consumidores, la necesidad de entender es menos importante. Podemos vivir con incertidumbre sabiendo que somos vistas, conocidas y amadas por Dios, quien no nos negará nada que sea bueno para nosotras. 

Todo descansa en la bondad y la fidelidad de Dios.  

La promesa del cielo es la presencia misma de Dios con nosotros. Saber que nuestro sufrimiento terminará en gloria puede sostenernos a través de un dolor indescriptible. Anhelamos a Aquel que nos deleita interminablemente y en ese cielo donde experimentaremos la comunión ininterrumpida con Dios, contemplaremos Su gloria y nos perderemos en Su presencia. La noticia más increíble es que puedes acceder a todo esto ahora mismo; solo necesitas reconocer la invitación de Dios.  

**Extractos del libro Sedientas de esperanza, Preguntas que le hacemos a Dios en nuestros anhelos, pérdidas y sufrimiento

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